jueves, 1 de octubre de 2015

Música y Cine

Un debut conmovedor

El niño salteño que contó en Clarín cómo trabajaba para comprar su instrumento, debutó ayer en el Teatro Provincial.

Clarín 1 Oct 2015

Jesús Rodríguez Especial para Clarín. Salta.

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N.RUIZUn niño. Con 11 años, Francisco conmovió al público con su sikus.

Así como el sol se levantó por el Cerro San Bernardo ante los ojos de Francisco Calpanchay, por la noche, la platea, en el Teatro Provincial de Salta, se levantó para aplaudir a este niño colla de tan solo 11 años, que conmovió a los lectores de Clarín con su inocente historia publicada el 16 de agosto, en la que contó que “ahorraba moneditas tocando un sikus de plástico, para poder comprarse uno de caña, regalo que no le pudieron hacer sus padres para el Día del Niño”.

Y ahí está. Duro como una piedra con su poncho de barracán, de esos que tejen las artesanas en San Antonio de los Cobres a 3.775 metros del altura (de donde es oriundo Francisco), acompañado por César Isella (ver Francisco es un pequeño genio), ante una platea que quedó tan sorprendida como los músicos Daniel Homer, y los hermanos David y Hugo Miranda, que lo acompañaron como si hubiesen ensayado varias horas. Tan solo ellos e Isella se vieron por la mañana, no más de quince minutos.

A los 9 años, Francisco vendía piedritas de la suerte (ónix) a los turistas que llegaban en el Tren de las Nubes a la estación ferroviaria de su pueblo. “Me di cuenta de que los chicos que cantaban coplas o tocaban un instrumento recibían más propinas y le pedí a mis padres que me compren un sikus. Me compraron uno de caña, pero que era como de juguete”, dice.

A este pequeño sikus, Francisco comenzó a sacarle sonidos que luego, con la enseñanza del profesor Sandro Martínez (fundador del grupo infantil Pukuna, en San Antonio de los Cobres), se convirtieron en notas musicales, y luego en melodías que “endulzan los oídos”, como diría Patricia Sosa. “Leí la nota que publicó Clarín de Francisco. Mis colegas profesores, aquí en Río Negro, no lo podían creer. Les dije que el diario reflejó la realidad de los niños en San Antonio de los Cobres”, cuenta Martínez, y recordó que “Francisco es un niño que tiene mucho amor por el sikus”.

“El profe Sandro ahora enseña allá”, asegura Francisco. “El me enseñó canciones. Con El tren del cielo esperaba a los turistas, y comenzaron a darme propina. Así dejé de vender piedritas de la suerte, y ahorré $200 para comprar algún día mi propio sikus de caña”.

Esa última parte de su relato enterneció a miles de lectores de Clarín de todo el país. “Me regalaron diez sikus, calzados, y dinero en efectivo. Agradezco (da los apellidos) a Depretis, Chanampa, Sabando, Herrero, Cruz Solís, Ferrauti, Miño, Soraires, al Sr. Luis, y a las señoras Meyer, Visciglia, Marelli, Felisa, Zucchía, Bruno y Mussoni. Don Jesús –le pide Francisco a este cronista-, no se olvide de agradecer a estas personas de gran corazón.”

Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15

"Hombre irracional": La moral bien entendida empieza por casa

Crítica: Muy buena.Otro guiño de Woody Allen: vuelve sobre sus obsesiones, como cuestionar la ética de su protagonista.

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La clave. Los personajes de Joaquin Phoenix y Emma Stone escuchan una conversación ajena.

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Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Hay cineastas que escriben a lo largo de su filmografía una sola película. Stanley Kubrick se preocupaba por narrar y describir -y podía saltar de un género a otro- sus obsesiones existenciales. Woody Allen también. Muchos de sus filmes se preocupan por precisar el sinsentido de la vida, y, en fin, el nihilismo que embebe sus producciones tiene otro mojón en Hombre irracional.

Su protagonista esta vez es un profesor de filosofía, lo cual no hace más que zanjar diferencias con otros personajes de Allen que suelen filosofar sin título habilitante. Abe Lucas -la elección de Joaquin Phoenix no pudo ser más acertada- llega a una universidad pueblerina y despierta allí tanta pasión como rechazo.

El hombre no está pasando por su mejor momento, como también le suele suceder a la mayoría de las creaturas de Allen. Abe lo dice muy claro: “No puedo escribir. No puedo respirar, no podía recordar las razones para vivir, y cuando lo hacía, no eran convincentes”.

Vuelta de tuerca mediante -aunque retorcida, porque la posición de Abe es distinta a la que desea Dostoievski en Crimen y castigo, libro de cabacera de Allen en más de una oportunidad a la hora de sentarse ante su máquina de escribir-, Abe encontrará la manera de “mejorar” su existencia interviniendo en la vida de un tercero. No ya la de Jill (Emma Stone), la estudiante que no queda muy en claro por qué se babea tanto ante el nuevo profesor, ni la de Rita (Parker Posey), una mujer que ansía salir de la abrumadora rutina de su vida marital. Abe cometerá un acto, para muchos aberrante, para él, sencillamente eficaz, y del que no renegará porque cree hacer lo correcto.

Acto irracional o no, lo que hace Abe provoca que la película pegue un giro de casi 180 grados. Y a partir de allí aparece el Allen que gusta a muchos, el que cuestiona la moral -y la suerte- de los personajes, el que intenta meterse al público en el bolsillo, porque crea un trío de cómplices. Sólo él, el protagonista y el espectador saben lo que Abe hizo.

Es una (su) manera de comprometernos, tomar posición. Molestarnos. No dejarnos la comedia servida.

Ya hemos dicho que la elección de Phoenix fue acertada. Da el personaje perfecto, entre alcohólico, romántico, que se cree superior, y capaz de hacer cualquier cosa... irracional.
Como en Match Point, donde un anillo decide la suerte, aquí hay otro elemento que interviene para poner las cosas, tal vez, en su lugar. Allen nos guiña otra vez. Con o sin citas filosóficas, vale la pena mirarlo.

"Hombre irracional"

Muy buena

Drama. EE.UU., 2015. 94’, SAM 13. De Woody Allen. Con Joaquin Phoenix, Emma Stone, Parker Posey. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano

Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15

"Misión rescate": Mi marciano favorito

Crítica: Muy buena.Un filme de ciencia ficción mucho más cotidiano, con un astronauta (Matt Damon) abandonado a su suerte en Marte.

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Matt Damon. Solito y solo, sobre suelo marciano. FOTO: FOX

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Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Un punto, cada uno sabrá si a favor, es que dentro de la ciencia ficción Misión rescate es más cotidiana, y hasta realista, que Alien, Blade Runner o Prometeo, otros filmes futuristas de Ridley Scott. Nunca se precisa el año en que a Mark lo dejan abandonado a su suerte en suelo marciano, y el espectador siente que podría pasar hoy, o mañana. O que fue ayer.

No mucho más atrás, porque si bien coincide el estreno con el anuncio de la NASA de que en Marte hay agua -bonita coincidencia, ¿no?-, el hecho de que Mark “fabrique agua” ya viene haciendo ruido desde hace un par de días.

Si bien no existe un género de película de Marte, lo cierto es que ninguna fue más cercana que ésta. Seis astronautas están en una misión en el planeta rojo, cuando una tormenta de viento los sorprende, y camino al módulo que los trasladará a la nave, Mark es golpeado por un pedazo de antena. Sin sensores activados, la comandante (Jessica Chastain) lo da por muerto. Los cinco se van, rumbo a la Tierra, pero Mark no ha muerto sino que, malherido, se pasará el resto de la película tratando de sobrevivir casi sin agua, casi sin oxígeno, casi sin comida, pero con mucha esperanza, humor y cerebro.

Bien podría ser Misión rescate una película de autoayuda, de visión obligatoria para depresivos. Porque si algo le puede salir mal a Mark, le saldrá. Como si al margen de la ley de gravedad lo persiguiera otra, la de Murphy.

La película no transcurre solamente en Marte. Están en la Tierra los de la NASA, y de otras agencias internacionales espaciales que, al descubrir -no diremos cómo- que el astronauta que daban por muerto está vivito y put..., harán lo imposible por traerlo de vuelta. Y están sus cinco compañeros de viaje, a mitad de camino de regreso.

Mark piensa en voz alta: si la próxima misión a Marte llegará, hora más, hora menos, dentro de cuatro años, me queda comida para un mes, no tengo agua (¡ja!), mejor que me las arregle. Botánico, cosechará papa, racionará los sustentos, fabricará H2O y Scott contará más una historia de supervivencia, sencilla, sin aliens acechando, ni buenos ni malos.

Estando solo, Matt Damon tiene sí o sí que empatizar con el público. Su humor sardónico es el que alivia los momentos más dramáticos, porque Scott logra que nos preocupemos cada vez que algo le sale no mal, peor, al astronauta dejado a su suerte.

En un elenco, ejem, estelar, que integran Jeff Daniels, Michael Peña, Kristen Wiig, Sean Bean, Kate Mara y Chiwetel Ejiofor, Jessica Chastain, viene a cumplir el rol que tanto le gusta al director de Alien: el papel femenino que protagoniza sus historias. Por más que escuche música disco, la comandante tiene rango, demanda respeto y la actriz de La noche más oscura demuestra, por si hiciera falta, que ningún papel le queda grande. Ni siquiera dentro del traje de astronauta.

El guionista Drew Goddard (Guerra Mundial Z) manejó todos los elementos de la novela original, los aspectos técnicos y científicos a un nivel de Resumen Lerú, Manual del alumno bonaerense o Física aplicada para novatos. Todo es entendible, no hay (mucho) patrioterismo, sino que priva el sentido de que con calma e inteligencia, a lo mejor, se logran los objetivos. El contrapeso entre Damon en soledad y lo que pasa fuera de Marte es preciso.

Gran tarea la del director de fotografía Dariusz Wolski, que logró un tono casi documental cuando se filma, digamos, en la Tierra.

"Misión rescate"

Muy buena

Ciencia ficción. EE.UU., 2015. 141’, SAM 13. De Ridley Scott. Con Matt Damon, Jessica Chastain, Jeff Daniels. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Dot

Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15

"Salgán & Salgán": De tango... y de mucho más

Crítica: Muy buena.Es un retrato conmovedor de la relación entre el genial Horacio Salgán y su hijo César, también pianista.

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Padre e hijo. Adelante, Horacio, detrás, César.

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Gaspar Zimerman,

Salgán & Salgán

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Gaspar Zimerman

@gasparzimerman

gzimerman@clarin.com

Horacio Salgán es, a sus 99 años, el máximo exponente vivo -junto a Mariano Mores- del tango. Un prócer tímido, renuente a las entrevistas, que cultivó el bajo perfil a lo largo de toda su carrera. Su retrato en la intimidad ya haría de Salgán & Salgán todo un hallazgo. Pero este documental va mucho más allá de lo anecdótico, de lo biográfico y hasta de lo musical: habla del amor padre-hijo, del peso de un legado. Y presenta a otro personaje notable, César Salgán, el heredero del piano en el legendario Quinteto Real.

El tango no es ajeno a la estadounidense Caroline Neal: aficionada a las milongas, estuvo casada con Ignacio Varchausky, fundador de la orquesta El Arranque, y en 2006 dirigió otro documental vinculado al género, Si sos brujo, sobre la creación de la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce. Filmó a los Salgán durante más de cuatro años, y logró con ellos un grado de intimidad y confianza que consiguió plasmar en una película hecha de detalles -los chistes que Horacio lleva anotados para contar en público, el plato de comida que César le prepara amorosamente- y palabras tan profundas como los silencios.

Coautora del guión junto a Alberto Muñoz, Neal también es la narradora de la película, con una voz en off que no elude la primera persona: una decisión que, sumada al acento de Neal, podría incomodar, pero que, al contrario, agrega calidez a una historia conmovedora. Sus lúcidas reflexiones, sumadas a las sinceras confesiones de César, son el hilo conductor de una película que privilegia los sentimientos por sobre lo enciclopédico, y que va ganando en emoción e intensidad casi sin que nos demos cuenta.

César cuenta que la primera vez que vio a su padre fue en la televisión. La relación entre ambos siempre fue particular, e incluyó un distanciamiento de 18 años. Horacio dice que olvidó todo, porque vive en otro mundo: el de la música. César asume con naturalidad y sin renegar el karma de ser “hijo de”. Bajista antes que pianista, también fue piloto de autos de carrera, y en una frase resume todo: “Me costaba menos correr en un día de lluvia que tocar A fuego lento”.

"Salgán & Salgán"

Muy buena

Documental. Argentina, 2015. 86’, ATP. De: Caroline Neal. Salas: Arte Multiplex, Malba, Cinema San Martín.

Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15

"Victoria": Una noche extrema en Berlín

Crítica: Muy buena.El título de la película es aplicable al experimento del director, cuya historia sobrevive en (y por) la técnica.

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Pareja casual. Sonne y Victoria, en un encuentro vertiginoso.

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Sebastian Schipper,

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Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Si usted quiere saber cuáles son los pro y los contra de un plano secuencia llevado al extremo, Victoria, la película del alemán Sebastian Schipper es el experimento que tiene que ver. Una sola toma de dos horas y veinte minutos que no corta nunca, que tiene ritmo, una historia, intriga y personajes desarrollados. Todo esto, claro está, con las limitaciones del recurso elegido por el director. ¿Sólo un alemán lo puede hacer? ¿Era necesario? ¿Qué suma y qué resta?

La película arranca a puro ritmo, en un boliche subterráneo de Berlín, con la protagonista buscando compañía, un vodka pedido en inglés, miradas, insinuaciones leves y mucho cuerpo agitado. Victoria (Laia Costa) es española, y cuando está por abandonar la juerga solita y en su bicicleta, entabla un vínculo con Sonne y sus tres amigos (endeble y misterioso por la naturaleza de la construcción narrativa) , un grupo simpático pero oscuro, la punta de un relato que veremos desovillar hasta sus últimas consecuencias.

Obra de arte, experimento, ¿pero también buena película? La noche, el suburbio berlinés, la historia del flirteo entre dos cuerpos ansiosos no se queda quieta nunca, apenas para un solo de piano diabólico, o un cerveza en la terraza. Intrigantes, bebedores, adictos, los protagonistas visitan y activan una veintena de locaciones en un thriller alucinador. Amparado en el vértigo de la filmación, Schipper transmite en tiempo real una sucesión de hechos que llaman a compartir una experiencia surrealista, enganchados todos a esa toma interminable, como los planos de la película.

Las limitaciones de la historia están en la dificultad para armonizar diálogos, construir personajes sólidos y acciones reales, igualmente hay pasión, amor, pasado, sangre, robos y muerte. Exacerbación de medios para justificar un fin.

"Victoria"

Muy buena

Drama. Alemania, 2015. 138’, SAM 16. De Sebastian Schipper. Con Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski. Salas:Lorca, Village Recoleta, Bama, Cinema City

Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15

"Vergüenza y respeto": Ser gitano en el conurbano

Crítica: Buena.Curiosa e intima se apoya en una interpeladora virtud, ir de lo particular a lo general, de una familia al mundo gitano.

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Qué muestra. Disquisiciones sobre sus orígenes, su música, su manera de ser.

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Crítica de cine,

Tomás Lipgot,

Vergüenza y respeto

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Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

El video casero de una boda realizado por una productora de José C. Paz le da un inicio kitsch a una historia curiosa. No es un casamiento más, sino uno en la tribu gitana, y es poco lo que la gran masa de espectadores sabemos sobre los gitanos, protagonistas de Vergüenza y respeto, el documental de Tomás Lipgot, quien de entrada tiene un punto a favor. El tema de su película es pura curiosidad.

Del video casero saltamos al documental, a la intimidad de los Campos, una familia gitana del conurbano bonaerense. Andaluces de origen, con varias generaciones aquí, cuentan que ni bien pisaron esta tierra dejaron de ser nómades. Pero la elección del casamiento no es casual. El director va a centrarse en los mandatos de una cultura que se va aggiornando al siglo XXI, marcando diferencias con el mundo exterior. "Eran más sanos los gitanos de antes", dirá el mayor de los Campos, y ya le retrucarán.

El trato a las mujeres, que deben llegar vírgenes al casamiento, que incluso deben pasar una prueba para conformar a la familia del novio, que son "invitadas" a dejar la escuela, la relación con la tecnología, con los payos (los no gitanos), su costumbre de bañarse vestidos en el mar, son algunas de las marcas identitarias que va contando esta familia, perteneciente al grupo Caló, uno de los cuatro que migraron a nuestro país.

Disquisiciones sobre sus orígenes, su música, su manera de ser, el intenso amor familiar, las notables diferencias entre el hombre y la mujer, son algunos de los temas que el documental aborda con naturalidad, entre música, comidas, guitarras y palmas flamencas.

Como en toda historia íntima, una de las claves está en las revelaciones que entreguen los entrevistados, en la confianza, y en lo que luego haga el director con esa confianza, que puede jugarle a favor o en contra. Lipgot observa y escucha, pero no muestra más de lo que esta familia quiere mostrar. Su cámara intima, desarma prejuicios y descubre personajes queribles con una desenvoltura muy familiar, casi transparente.

Vergüenza y respeto

Buena

Documental Argentina, 2015. 81’, ATP. De Tomás Lipgot Sala: Bama Cine Arte

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