jueves, 30 de julio de 2015

Música y Cine

Delfina Oliver regresa a las fuentes con su “Buenos Aires Bebop”

por admin en jul 27, 201518:51

http://www.argentjazz.com.ar/delfina-oliver-regresa-a-las-fuentes-con-su-buenos-aires-bebop/

La música que hizo bailar a más de una generación vuelve años después a Buenos Aires con una impronta renovada. Delfina Oliver, al frente de una banda notable, recrea con acierto en su tercer disco, “Buenos Aires Bebop” un repertorio que no merece ser olvidado.  El 30, Delfina y su quinteto abren el fuego en  Café Vinilo.  “Buenos Aires Bebop” sale a escena y el swing se adueña de la noche.

clip_image001

Fotografías: Verónica Ruiz

A  lo largo de diez temas, “Buenos Aires Bebop” fluye con la misma naturalidad con la que se mueven los pies de quien lo escucha. En este, su tercer disco, Delfina Oliver deja de lado las formas contemporáneas que caracterizaron los dos primeros, para abrevar a puro disfrute en las melodías del swing. Un logrado trabajo que, con la dirección musical de Mariano Loiácono, recrea con singular mirada aquellos clásicos entrañables, entre los que destacan las personales versiones

de “Body and Soul” o clip_image003“I´ll remember april”, la querida “Waltz for Debby” de Bill Evans, la singular relectura del “In walked bud” de Thelonious Monk o el rescate emotivo de “When sunny gets blue”, grabada en los 60s por Anita O´Day.

¿Cómo elegiste el repertorio para este disco?

Elegí éstos 10 standards porque son aquellos que más disfruté de cantar entre Tokio y Buenos Aires en estos últimos años en distintos clubes de jazz. Y además porque fueron muy transitados en la época del bebop y el swing por los músicos y cantantes de los que más me nutrí en esta etapa de búsqueda artística. Es una etapa relacionada con un regreso a las raíces del jazz que más me gusta, y por lo que devine en cantante de jazz: Ella, Sarah, Anita O’Day, Carmen McRae, Betty Carter, Charlie Parker, Thelonious Monk, Bill Evans, etc.. Quise dejar plasmado en un disco mi faceta más “swinguera”, ya que mis primeros dos discos tuvieron arreglos de jazz contemporáneo.

¿Habiendo tanto material disponible, qué aspectos son los que más cuentan para vos en el momento de definir cuáles son los diez temas que quedan?

Unos me gustan por su contenido armónico y melódico. Otros por las posibilidades rítmicas y de improvisación. Las baladas por las historias que cuentan, que me permiten una interpretación más profunda. Cada una contiene un desafío para mí en alguno de estos aspectos, y a mí no me gusta estar “cómoda” cuando canto. Siempre tiene que haber “algo más”. Un desafío. Que es lo mantiene viva mi pasión por el jazz.

A ver, dame ejemplos con algunos de los temas del disco…

“l’lI remember april”, por ejemplo, me permite improvisar. Es un tema rápido, hay una armonía y unos cambios que son desafiantes para un cantante. “Waltz for Debby” lo elegí porque siempre se lo canté a mi sobrinita Sofi y además es un tema que Bill Evans se lo compuso a su sobrina, Debby. Me encanta, es una canción casi infantil, que después pasa a un swing más “picadito” y se hace muy interesante.  “That old black magic” es un tema que me mata.clip_image005 También porque me permite improvisar. Acá quiero aclararte algo. Improvisar no es sólo hacer scat. Si no también frasear de la forma que a uno le guste hacerlo. O buscarle otra vuelta a la melodía. Es0 mismo me sucede por ejemplo con “A nightingale sang in Berkeley Square” que es una balada y yo la canto como un médium. Son temas que te dejan mostrar un fraseo swingero.

También hay un par de baladas..

Si, baladas que tienen melodías que me encantan. Son baladas no tan cantadas, no tan conocidas. Quizás “But beatiful” un poco más, pero “When sunny gets blue” es poco conocida. Y son dos temas que me encantan.

De ”But beatiful” recuerdo versiones de Nat King Cole o Billie Holliday, incluso  Tony Bennett la grabó en su reciente disco con Lady Gaga. Pero “When sunny…” no la recordaba.

Si, es un tema poco transitado, a pesar que tiene una melodía bellísima. La cantó Anita O´Day y también Betty Carter. La grabó Tony Bennett y Frank Sinatra también tiene su versión. Pero decididamente no es un hit dentro de la historia del jazz. Por eso también me interesaba rescatarla.

A pesar de que el swing tiñe de alguna manera todo el disco, hay también un Monk dando vueltas por allí y una versión despojada de “Body and soul”…

Sí, claro. A mí me encanta Monk y siempre me gusta cantar sus temas. Hicimos “In walked bud”, pero a Loiácono se le ocurrió hacer un arreglo funk del tema. Y quedó genial. Y “Body and soul” está porque me lo había pedido una de las personas que colaboró con el disco. Vos sabés que hice el disco con el sistema de crowdfunding y una de las recompensas era grabar un tema en un estudio profesional clip_image007a pedido de la persona que colabore con el financiamiento. Un aportante pidió “Body and soul” y lo grabamos sólo con Mariano y Fran y solo para él. Pero nos gustó tanto como quedó, que decidimos incluirlo en el disco.

Y como bonus track “La Pomeña” de Castilla y Leguizamón…

Sí. Está dedicada a Freddy, mi marido, que es salteño. Él siempre me dice que nunca canto en español. Entonces pensé que una zamba del Cuchi Leguizamón era una buena oportunidad para cantar algo en español y homenajear también así a mi esposo.

Vos llegaste no hace mucho de Japón, donde venís actuando por tres años consecutivos con una estadía de varios meses. ¿En qué medida crees que contribuyó esa experiencia para dar forma a este trabajo”. 

Yo creo que tocar en Japón, me sacó del formato contemporáneo. Al público japonés le gusta un jazz más tradicional, si con una impronta moderna, pero sin caer en el jazz contemporáneo. Tocar esta música todas las noches durante casi cuatro meses y con unos músicos tremendos, me hizo volver a enamorarme de mis raíces. Lo mismo me pasó acá cuando canté con la Artristy Band. Volvés a enamorarte de todas esas canciones que te formaron. De las canciones que cantaban las grandes. Por eso tenía ganas de hacer un disco así y por suerte pudimos concretarlo.

¿La elección de los músicos para el disco es enteramente tuya?

Si, totalmente.  Acá ya sabemos, hay músicos muy dotados, muy talentosos. Pero yo quería gente que pudiera acompañarme desde la afinidad con el estilo. No es fácil tocar swing. Por eso los elegí uno por uno y logré armar un quinteto que se toca todo.clip_image009

Hagamos un repaso…

Bueno,  Mariano (Loíacono) es el director artístico del disco. Él siente esta música, la hace en sus grupos, la disfruta y además venimos tocando juntos hace mucho. Con Jero (Carmona) y Fran (Lo Vuolo) también. Cuando grabé mi primer disco, “Mirada”  en 2004, ya estaba allí Fran, que tenía 20 o 21 años. Lo mismo te puedo decir de Eloy Michelini y de Gustavo Musso, músicos tremendos, como todos saben.

Siempre se dice que el jazz es un tema de agendas. ¿Van a poder estar todos en los shows?

Mariano y Fran, si. Gustavo Musso se va de gira con Escalandrum y lo va a reemplazar Sebastian Loíacono.  Jerónimo se va a Colombia. Le pedí a Ezequiel Dutil que venga, un contrabajista con quien he tocado muchas veces. Tampoco va a estar esta vez Eloy Michelini, asi que en el show del 30 va a estar otro grande, Oscar Giunta.

clip_image010

Tags: argentina, bebop, buenos aires, cantante, Delfina Oliver, disco, jazz, mariano loiacono, musica

Clarin.com Extra Show Cine 29/07/15

"Misión: Imposible, Nación secreta": Acción al por mayor, y al estilo clásico

Crítica: Muy buena.Tom Cruise vuelve como el agente Ethan Hunt, hacuendo sus propias escenas de riesgo, en un filme sumamente entretenido, con escenas de acción vertiginosa y humor

clip_image011

Sin dobles. A los 53, Tom Cruise hizo las escenas de mayor acción.

Tags

Christopher McQuarrie,

Crítica de cine,

Misión: Imposible,

Nación secreta,

Mission: Impossible Rogue Nation,

Tom Cruise

         

clip_image013

Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Es él. Se sabe que es Tom Cruise el que está agarrado de la manija de una puerta externa sobre el ala de un avión, tanto en el carreteo, despegue y en pleno vuelo. No es un doble. Es él.

Eso ocurre apenas abre "Misión: Imposible, Nación secreta", y no es un dato menor, ya que así Ethan Hunt/Tom Cruise se gana algo de la empatía del espectador.

El resto será durante 131 minutos a la manera del cine de acción clásico. Ese en el que no se notan (tanto) las cosidas que unen las secuencias de acción, que trabajan de manera individual, con su propio estructura, que permiten sacarlas de contexto, verlas individualmente y tienen su propia coherencia. Ese tipo de armadura, de esqueleto de guión al que el cine de Hollywood viene echando mano desde que los blockbusters se transformaron en una necesidad de la industria.

La de "Misión: Imposible" es, tal vez, de las pocas sagas de acción que no decae. Tiene un pie en el estilo Bond y, como las nuevas del 007 con Daniel Craig, las películas con Cruise tienen mucho del cine de acción más tradicional y menos rimbombante por no decir ridículo- de las nuevas franquicias.

Hay apertura de escena con una misión que después no tiene que ver con el resto del filme (como en todas las películas de Bond, y de Indiana Jones), Hay persecuciones aéreas. Persecuciones de autos y motos. Hay vidrios que estallan alguna vez se dijo que el de los vidrios rotos es el efecto más cinematográfico que existe-. Y, como en todo filme de espionaje (y recontraespionaje) vueltas de tuerca, malos que simulan ser buenos, y no lo son, y viceversa.

El hilo de la trama tiene de nuevo a la Fuerza Misión Imposible (imposible no esbozar una sonrisa con la sigla FMI) al borde de la desaparición. Hunt está tras la caza de El Sindicato, una organización terrorista que atenta contra las naciones con simpatías en Occidente. Pronto se sabe quién está detrás de ella (Sean Harris, con cara de Topo Gigio), pero la CIA, dirigida por Hangley (Alec Baldwin), cree que FMI tiene métodos pocos convencionales, así que la cierran y Hunt se queda solito y solo para descubrir la trama secreta de El Sindicato. Mentira.

Brandt (Jeremy Renner), Benji (Simon Pegg) y Luther (Ving Rhames) estarán allí para ayudarlo. Y una espía británica infiltrada (Rebecca Ferguson) creará más confusión, mientras la cámara va de Londres a Washington, pasando por Viena y Marruecos.

Aún sin una escena de acción excluyente (como la batalla final de la "MI 2", de John Woo, o la escena en el edificio de Dubai de "MI 4"), el director Christopher McQuarrie se las arregla para mantener la tensión y la atención en todo el metraje. Que decae algo en los últimos 20 minutos es igual de cierto.

En "Nación secreta" Cruise, que vuelve a ser productor, está menos secundado por Benjamin, Brandt y Luther. Algo se especuló con que "Nación secreta" podía ser la quinta y última de las "Misión", pero el final -sin adelantar nada, pero al estilo "Skyfall"- indica que la rueda bien puede haber tenido un nuevo empuje para que haya lugar para más aventuras.

"Misión: Imposible, Nación secreta"

Muy buena

Acción. EE.UU., 2015. 131', Sam 13 De: Christopher McQuarrie. Con: Tom Cruise, Rebecca Ferguson, Jeremy Renner, Alec Baldwin, Simon Pegg. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano.

Clarin.com Extra Show Cine 29/07/15

"Vacaciones": En el auto feo de papá

Calificación: Mala.Es un mal remedo de la primera entrega de la saga, de 1983, que tampoco era muy brillante.

clip_image014

Vacaciones: Road movie. Por todo EE.UU.

Tags

Crítica de cine,

Gaspar Zimerman,

vacaciones

clip_image016

Gaspar Zimerman

@gasparzimerman

gzimerman@clarin.com

En 1983, con la road movie Vacaciones, de Harold Ramis, se inició una saga cómica que abarcó cuatro películas, un telefilme y un cortometraje, siempre con la misma temática: los "disparatados" viajes de una familia tipo estadounidense, los Griswold, cuyo patriarca, Clark, era Chevy Chase. Ahora se estrena la séptima aventura, que emula a la primera: Rusty Griswold (que en la de 1983 era un preadolescente) decide acarrear a su mujer e hijos a Walley World, el mismo parque de diversiones al que su padre había intentado llevarlos en la película original (y que, al final, estaba cerrado). Esto implica repetir, también, el mismo trayecto en auto desde Chicago a San Francisco (unos tres mil kilómetros).

La primera no se cuenta entre lo mejor de la filmografía de Ramis (director de Hechizo del tiempo, guionista y actor de Los cazafantasmas), pero funcionó en taquilla y eso explica todo lo que vino después. Incluida esta nueva Vacaciones, dirigida y escrita por Jonathan Goldstein y John Francis Daley, que debutan como directores pero ya habían trabajado juntos como guionistas en, por ejemplo, Cómo acabar con tu jefe 1 y 2 (antecedentes poco alentadores).

Uno de los escasos motivos para ir a verla es ser fanático de la saga (si es que semejante ser humano existe), porque hay varios guiños a los primeros Griswold (incluso aparecen, en sus viejos papeles, Chevy Chase y Beverly D'Angelo, que hacía de su mujer). El resto es prescindible y es mejor abstenerse, salvo que a uno lo seduzcan los chistes escatológicos, bobos o de consumo interno yanqui, y la moralina profamilia.

"Vacaciones"
Comedia. EE.UU, 2015. SAM 13 R, 98’. De: J. Goldstein y J. F. Daley. Con: Ed Helms, Christina Applegate.

jueves, 23 de julio de 2015

Música y Cine

La ópera, en las aguas de Saer

Basada en la novela del gran autor santafesino, la obra de Ezequiel Menalled se estrena hoy en el CETC.

Clarín

23 Jul 2015

clip_image001

Limonero. La impronta de Saer.

El Centro de Experimentación del Teatro Colón presentará hoy una nueva ópera de cámara inspirada en una de las grandes novelas de la literatura argentina moderna, El limonero real (1974) de Juan José Saer. La ópera del mismo nombre tiene música de Ezequiel Menalled y libreto de Fernando Regueira; la puesta en escena será de Maricel Alvarez; la escenografía, de Julieta Potenze; la iluminación, de Agnese Lozupone; el video, de Natalia Labaké y la ingeniería de sonido, de Fernando Taverna.

La dirección musical estará a cargo del autor. Ezequiel Menalled nació en Buenos Aires en 1980 y completó sus estudios en el Conservatorio de La Haya, donde vive desde 2002. En 2003 fundó el Ensamble Modelo62, la agrupación de cámara con sede en los Países Bajos dedicada a la promoción y difusión de la creación contemporánea, que presentará este nuevo estreno del CETC.

Integran el reparto el tenor Esteban Manzano (Narrador), el barítono Alejandro Spies (Wenceslao, padre de Wenceslao), la mezzo Virginia Correa Dupuy (Ella), Luca Zubieta (Ladeado), la soprano Virginia Majorel (Rosa), el tenor Juan Francisco Ramírez (Rogelio) y Tomás Catania (Hijo).

El libretista Fernando Regueira (Quilmes, 1972) es autor de varios guiones para el cine. Como libretista de ópera, además de El limonero real ha escrito La amante, con música de Santiago Saitta, y actualmente trabaja en una obra lírica sobre cuentos de Bioy Casares.

El limonero real tendrá cinco funciones: hoy, viernes 24, sábado 25 y martes 28 a las 20, y domingo 26 a las 17. Localidades: $100 (estudiantes y jubilados: $50).

Clarin.com

Extra Show

Cine

23/07/15

"El gran pequeño": Papá es un ídolo

Crítica: Buena.La relación de un hijo con su padre, la fe y el afecto, en un filme emotivo, con algunos golpes bajos.

clip_image002

Jakob Salvati. Es el gran pequeño.

Tags

Alejandro Monteverde,

Ben Chaplin,

Crítica de cine,

El gran pequeño,

Jakob Salvati,

Little Boy,

Michael Rapaport

clip_image004

Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Abordar en un filme temas como el amor a un padre, la esperanza, la fe y la religión suena a combo sentimentalista. Y si algo de eso hay en El gran pequeño, por suerte Alejandro Monteverde (el realizador de Bella, premiada en Toronto) pone más énfasis en el protagonismo de Pepper, el niño, sus dudas y deseos que en levantar el dedito y hablar como desde un púlpito.

Hecho con las mejores intenciones, el filme del director mexicano tiene igualmente algunos golpes bajos, como que retuerce a Little Boy lo suficiente como para hacer llorar al personaje y al público sensible. Se entiende: bajito de estatura, humillado por casi todos en O'Hare, el pueblo costero en California donde vive, encuentra en su padre (Michael Rapaport) un único amigo y compañero. Y cuando a su hermano mayor (David Henrie) le impiden alistarse para la Segunda Guerra Mundial por tener pie plano, el que debe marchar a combatir a Filipinas contra los japoneses es su padre.

A partir de allí comienza una historia de creencia, de cuasi milagros, de un proceso de fe. Pepper, que tiene como héroe antes que a su padre, a un mago itinerante (Ben Chaplin) al que sigue en sus cómics, apoyado por el cura del pueblo (Tom Wilkinson) creerá que con su fe y siguiendo algunos mandamientos logrará que papá regrese sano y salvo del frente de combate. Para ello hará lo que sea. Y si debe entablar amistad con un adulto japonés (Cary-Hiroyuki Tagawa), tragará saliva, y lo hará.

Es que la película habla de un tema muy poco frecuentado -por no decir, escondido- por el cine hollywoodense, como el de los campos de concentración para nipones en suelo estadounidense durante la Segunda Guerra. No es central, pero sí lo es el tema de la xenofobia. El hecho de ser diferente -por el color de piel, por la estatura- y el cariño hacia su padre hace que El gran pequeño por momentos tenga momentos del aliento de El karate kid y por otros de El gran pez.

Es esta una superproducción, evidenciada en el elenco -sumen a Emily Watson como la madre, a Kevin James, a Ted Levine, el asesino de El silencio de los inocentes-, en el diseño de producción, en los efectos. Jakob Salvati tiene suficiente inocencia para generar la empatía necesaria y así acompañarlo en esta travesía emotiva.

Fuente www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/5-36141-2015-07-23.html

Jueves, 23 de julio de 2015

FELIX Y MEIRA, DEL CANADIENSE MAXIME GIROUX

Una película tan ortodoxa como sus personajes

Final del formulario

Por Horacio Bernades

Como sucede con los partidos del fútbol argentino, este film de origen canadiense se presenta dividido en dos partes que, en términos de juego –de espíritu y de puesta en escena, para el caso–, tienen poco y nada que ver entre sí. La primera mitad es una variante “para adultos” del típico “chico conoce chica”. Siendo el chico un cuarentón poco menos que descastado por su padre y la chica una mujer jasídica, harta de su rol y de su mundo, todo se encamina al tropo no menos típico de la segunda oportunidad, que permitirá a ambos dar nuevo sentido a sus vidas. Sin embargo y como si se tratara de una bienvenida enfermedad, hacia la mitad a la película “le sobreviene” un abrupto cambio de punto de vista, abriéndose una grieta que el rumbo prefijado no había permitido aflorar hasta entonces y que la vuelve mucho más interesante.

Ya en la primera escena queda claro que Meira (a quien los suyos llaman Marka) está hasta la peluca de rituales, tabúes y ortodoxias (una de cuyas imposiciones consiste, justamente, en el uso de peluca por parte de las mujeres). Sentado su marido Shulem a una cabecera de la mesa, ella en la de enfrente y parientes y amigos a ambos lados, Meira no sigue los rezos que los demás elevan en hebreo. “Estoy harta de esta luz”, se dice en voz alta cuando la bombilla del comedor se apaga automáticamente, a la hora que el shabbat prescribe. El espectador puede preguntarse a qué viene que Meira prepare con tanto esmero tantas trampas para ratones, hasta que cuando uno de esos roedores queda atrapado se comprende que son metafóricas: el ratoncito es ella y el que vela que la trampa funcione, Shulem. Si de velar se trata, eso es lo que Félix hace con su padre, que si no lo reconoce en su lecho de enfermo es un poco por chochera y otro poco en sentido metafórico también.

Como tanto cine contemporáneo, esa primera parte funciona como un Rasti. Se diseña una pieza llamada Meira, que ansía una vida más heterodoxa, y otra llamada Félix, que necesita algo que dé alguna orientación a su vida, y se hace encajar a una con otra. Aunque haya que hacer fuerza para ello, proporcionando a ambos una osadía que no parece muy coherente con el espíritu de sus personajes. Que la película ingresa en una fase de mutación se percibe en una escena en la que Shulem va a casa de Félix, a pedirle que no se lleve a su esposa. La escena va en contra de la lógica que regía hasta entonces. De la lógica dramática, haciendo del guardián fundamentalista un personaje inesperadamente vulnerable, y de la lógica de puesta en escena: si hasta ese momento ésta había sido meramente funcional, toda esa escena está narrada en un meditativo plano fijo, que pone en inesperado pie de igualdad (visual) a Félix y Shulem.

De allí en más la película entera mantiene su carácter meditativo, mediante una estética de largos planos fijos, poniendo además en duda la posibilidad de concretar sus sueños por parte del héroe y la heroína. “¿Qué vamos a hacer?”, (se) pregunta Meira con su niña de un año en brazos (a la que de hecho secuestró), y Félix no sabe qué responder. En ese momento consuman su viraje, de parejita romántica ad hoc a pareja en fuga. De esas a las que el cine negro de los años ’30 y ’40 convertía en víctimas de la fatalidad.

6-FELIX Y MEIRA

Felix et Meira,

Canadá, 2014

Dirección: Maxime Giroux.

Guión: M. Giroux y Alexandre Laferrière.

Duración: 105 minutos.

Intérpretes: Hadas Yaron, Martin Dubreuil, Luzer Twersky.

jueves, 16 de julio de 2015

Música Teatro Cine

Clarin.com

Extra Show

Cine 16/07/15

Un clásico del teatro latinoamericano en Buenos Aires

Teatro: La visita de Malayerba al Celcit.El grupo dirigido por Arístides Vargas presentará mañana "Donde el viento hace buñuelos".

clip_image001

"Donde el viento hace buñuelos". Un clásico de Malayerba, con Charo Frances y Rosa Luisa Márquez.

Tags

arístides vargas,

Celcit,

Charo Frances,

Donde el viento hace buñuelos,

Rosa Luisa Márquez

clip_image003

Juan José Santillán

Arístides Vargas regresará a Buenos Aires para presentar Donde el viento hace buñuelos, un clásico del teatro latinoamericano contemporáneo, que se verá desde mañana en el Celcit.

Vargas es mendocino, se formó como y director en Cuyo, pero se exilió en el 75´ debido a su militancia en el peronismo revolucionario. De hecho su hermano estuvo preso en el penal Trelew, experiencia que dio forma a la obra La razón blindada.

Luego de varias idas y vueltas Arístides Vargas recaló en Quito, donde fundó el grupo Malayerba en 1980 junto a la actriz española Charo Francés. Malayerba no solo continúa en actividad con obras presentadas en distintos festivales internacionales, sino que junto a Yuyachkani (Perú), La Candelaria (Colombia), forman parte de la tradición del teatro grupo latinoamericano de mayor relevancia y duración en el continente.

Donde el viento... es una obra con resonancias al exilio y la memoria, eje de casi toda la producción dramática de Vargas. También es el resultado del encuentro de dos actrices: Charo Francés, y la directora y actriz puertorriqueña Rosa Luisa Márquez, una de las colegas destacadas que tuvo el argentino Osvaldo Dragún cuando fundó en los 80´, en La Habana, la Escuela Internacional de Teatro de América Latina y el Caribe (EITALC).

Francés y Márquez convocaron en el año 2000 a Vargas para que escriba esta obra. El resultado fue una historia de dos hermanas que se preparan para dos viajes distintos. Un texto de 45 escenas gestado a partir de improvisaciones que fue variando, pese a mantener su núcleo principal, de función a función desde su estreno.

En Buenos Aires estarán durante dos semanas: viernes a las 20; sábados, a las 22 y domingos, a las 18. En Moreno 431. Entradas: $ 150

Clarin.com

Extra Show

Cine 15/07/15

"Ant-Man": La hormiga atómica

Crítica: Muy buena.Es más liviano y menos pirotécnico que otros productos Marvel, y uno de los más simpáticos y entretenidos.

clip_image004

Héroe chiquitito. Paul Rudd, a caballito de una de sus “compañeras”, luchando por el Bien. FOTO: DISNEY

Tags

Ant-Man,

Crítica de cine,

Michael Douglas,

Paul Rudd,

Peyton Reed,

review

clip_image006

Gaspar Zimerman

@gasparzimerman

gzimerman@clarin.com

Vistos con frialdad, todos los superhéroes tienen intrínsecamente algo de absurdo. Si en las viejas cartas de tope y quartet de superhéroes hubiera existido, además de “fuerza”, “velocidad” y demás, el rubro “ridículo”, Ant-Man -o sea, el Hombre Hormiga- les habría ganado a todos los demás. ¿Cómo hacer para que ese bichito doméstico pisoteado sin problemas por niños y ancianos fuera creíble como salvador del mundo? Esta aparente flaqueza termina siendo la fortaleza de la película: el resultado es más liviano y menos pirotécnico que otros productos Marvel, pero es uno de los más simpáticos y entretenidos.

Ant-Man tiene a favor que, en general, la primera entrega de estas sagas de superhéroes, en las que se cuenta el origen del personaje y cómo va descubriendo sus habilidades, suelen ser las mejores. Pero al director Peyton Reed (¡Sí señor!) le tocó una tarea difícil: concretar lo que Edgar Wright (Shaun of the Dead) había venido desarrollando durante once años. Wright renunció por “diferencias artísticas” con los ejecutivos de los estudios no mucho después de que Disney comprara Marvel. Nunca sabremos si el proyecto original era mejor que el que se estrena hoy, pero Reed estuvo a la altura del desafío. Por empezar, por el tono de la historia, parecido en su ligereza al de la primera Iron Man y al de Guardianes de la galaxia (aunque Ant-Man parece más dirigida a los niños pequeños). Nunca cae en la solemnidad; siempre hay algún chiste -más inteligente o más pavo- para salvar el momento.

Otro punto a favor es que la aventura es clásica y, en comparación con otras películas del género, chica. Esta es una mezcla de película de superhéroes con una de robos (Reed declaró haberse inspirado mirando El affaire de Thomas Crown o La gran estafa, entre otras), porque Scott Lang (el carismático Paul Rudd) es, antes que Ant-Man, un ladrón. El Dr. Hank Pym (Michael Douglas, gran elección), el Ant-Man original, lo elige para sucederlo. Y su primera misión es robar un traje copiado del de Ant-Man (que reduce el tamaño del portador, pero no su fuerza) que será utilizado para el mal.

De este modo, la historia no está llena de personajes y efectos especiales que aturden y marean en lugar de contribuir al relato, como pasaba en Avengers: Era de Ultrón. Aquí, en cambio, los efectos aportan magia: lejos del ridículo, es fascinante ver el mundo desde el punto de vista de una hormiga.

PD: Hay que quedarse hasta el final de los créditos.

"Ant-Man: El hombre hormiga"

Muy buena
Aventuras. EE.UU., 2015. 116’, ATP L. De Peyton Reed. Con: Paul Rudd. Sala: Hoyts Abasto

Clarin.com

Extra Show

Cine 15/07/15

"Ciudades de papel": Juventud, divino tesoro

Crítica: Buena.La espontaneidad de los jóvenes actores supera la medianía del relato y cierta incredulidad.

clip_image007

Quentin y Margo. Nat Wolff y Cara Delevinge: propuesta decente. FOTO: Fox

Tags

Ciudades de papel,

Crítica de cine,

Jake Schreier,

John Green,

Nat Wolff y Cara Delevinge,

Paper Towns,

review

clip_image009

Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

“Esta va a ser la mejor noche de tu vida”. Con semejante enunciado, salido de la boca de la despampanante Margo, de la que Quentin está enamorado desde que la vio de niño al mudarse a la casa de enfrente, el protagonista masculino de Ciudades de papel no tiene mucho margen. Margo entró a su habitación en el primer piso desde la ventana. Y no le dice qué es lo que tiene que hacer, sino que tiene que llevarla en el auto de sus padres.

Un misterio, tras otro.

Ciudades de papel (2008) es la tercera novela de John Green, anterior a Bajo la misma estrella, que es la sexta y fue su gran éxito en las librerías de todo el mundo y se convirtió en película igualmente rendidora el año pasado. Sus protagonistas también son adolescentes, y también los acompañan otros teenagers, que son como la caja de resonancia de, en este caso, Margo y Quentin.

Varios subgéneros se combinan en la trama entrelazada de Margo y Quentin. Es una historia de amor de niños, se cruza con una road movie y también confluye en un baile de egresados de la High School.

Vecinitos de Florida, Margo es mucho más madura que su vecinito de enfrente ya cuando eran chicos. El tiempo pasa, Quentin sigue enamorado de ella, pero en silencio. Hasta que un día, Margo desaparece, y Quentin y dos compañeros -uno negro y algo nerd, el otro, el típico perdedor con las mujeres- parten con un par de chicas más a buscar por la ruta a Margo.

Lo que despierta mejor el interés, si es que usted tiene más de 17 años, es precisamente esa perspectiva del salto de la adolescencia a la adultez, y de cómo las chicas son mucho más despiertas, valientes y decididas que los muchachos a esa misma edad. Ahora, si vos tenés menos de 17, ésta es tu película.

¿Por qué? Porque ayuda muchísimo no haber visto clásicos románticos de niños y/o adolescentes, de Melody a Digan lo que quieran, y porque algunas situaciones están planteadas en el guión y ejecutadas en el set como de comedia inverosímil, para la que hace falta una incredulidad natural.

A diferencia de Bajo la misma estrella, que era un drama con toques de comedia -a veces, negra-, Ciudades de papel es más comedia con toques de romanticismo, fuerte. Margo es un misterio, cierto, pero también Quentin, porque ¿qué lo lleva a seguir, descubrir y revelar pistas para saber el paradero de la chica, mejor que sus padres y hasta que la policía? ¿Se puede ser tan nerd cuando uno se enamora, tenga la edad que tenga?

Si el rostro de Natt Wolf le resulta familiar, es que ya había estado en el universo Green -era el amigo enfermo de Bajo la misma estrella-, y a Cara Delevingne, modelo devenida actriz, la verán hasta en la sopa en los próximo 18 meses en otra media docena de filmes -entre ellos, será Enchantress en Suicide Squad. La banda de sonido no se esfuerza en ayudar mucho, se diría que logra todo lo contrario.

"Ciudades de papel"

Buena

Drama. EE.UU., 2015. 104’, ATP. De Jake Schreier. Con Cara Delevinge, Nat Wolff. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano

jueves, 9 de julio de 2015

Cine en Feriado

Clarin.com

Extra Show

Cine 08/07/15

"Terminator Génesis": Viejo sí, pero obsoleto, no

Crítica: Buena.Rodeado de jóvenes actores, Arnold Schwarzenegger es el centro en esta nueva vuelta de tuerca.

clip_image001

Arnold modelo 2015. A 31 años de la original, se ríe de sí mismo. FOTO: UIP

Tags

Alan Taylor,

Arnold Schwarzenegger,

Crítica de cine,

Emilia Clarke,

Jai Courtney,

Jason Clarke,

Terminator Génesis

         

clip_image003

Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Para quienes tenemos a la Terminator original (1984) de James Cameron como una de las más logradas películas de acción y ciencia ficción, esta Terminator Génesis no puede más que traernos cierta nostalgia. ¿Está mal? No, para nada. No está mal tener nostalgia, y tampoco está mal la película en la que Arnold Schwarzenegger vuelve a cuidar a Sarah Connor, como en la segunda Terminator, porque en la primera, recuerden, Arnie era malo.

En esta incesante e interminable batalla de los humanos contra las máquinas, Terminator Génesis pega otra vuelta de rosca. John Connor, hijo de Sarah, envía desde el futuro a Kyle Reese a salvaguardar a su madre, por 1984. Pero por entonces Sarah no era la madre del líder de los rebeldes, a la que el Terminator malo quiere eliminar para, precisamente, evitar que nazca el paladín de la justicia humana. Así que Kyle conoce a Sarah enviado por su hijo. ¿Se entiende?

Menos mal, porque luego todo se irá complicando con las implicancias de las coordenadas de espacio y tiempo. Desde que J.J. Abrams presentó Lost (qué hará el director con el universo de Star Wars en el Episodio VII es todo una incógnita) y barajó de nuevo la saga de Star Trek, estos saltos son cosa de todos los días. Aquí por momentos parece Volver al futuro, con Marty conociendo a su mamá. Porque -ya dijimos, los viajes temporales irán sumándose- e iremos por 2029, 1984, 2017...

Lo de las identidades cambiadas, los buenos que se transforman en malos (y viceversa) puede parecer una genialidad o una utilización forzada de un mecanismo agotado. Cada espectador sabrá qué apreciar y qué denostar, si cabe, en Terminator Génesis.

Arnold volvió, como prometía en cada una de las tres películas en las que participó (en la cuarta no estuvo) y se lo toma con buen humor. “Soy viejo, no obsoleto”, repite Terminator, quien cada vez que está en foco parece que no pudiera evitar un gag, un chiste o un guiño.

¿La acción es trepidante? Sí. ¿Los efectos son buenos? También. ¿El 3D tiene sentido dramático? Humm, a veces sí, otras es solamente efectista.

En el elenco, Emilia Clarke (Daenerys Targaryen en Game of Thrones) da muy bien como la “nueva” Sarah Connor, lo mismo que Jai Courtney como Kyle. El que parece no pegar es el nuevo John Connor. Jason Clarke, de gran desempeño en El planeta de los simios: Confrontación, o no da con el rol, o tiene los diálogos más inverosímiles, por lo que el director Alan Taylor (Thor: Un mundo oscuro) desperdicia uno de los papeles más ricos de esta película de ciencia ficción.

Lo mejor, claro, viene por el lado de Arnold. Con su ecosistema destrozado, sus chistes berretas o sus salidas ingeniosas, el Terminator Guardián sale a flote de una trama enmarañada, en la que un toque telenovelesco la vuelve más inverosímil de lo que debería.

"Terminator Génesis"

Buena

Acción. EE.UU., 2015. 119’, SAM 13. De Alan Taylor. Con Arnold Schwarzenegger, Jason Clarke, Emilia Clarke Salas Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Belgrano

Clarin.com

Extra Show

Cine 08/07/15

"8 apellidos vascos": La risa, sin fronteras

Crítica: Buena.El mayor éxito del cine español de la historia juega a las diferencias entre un andaluz y una vasca enamorados.

clip_image004

En la cama, vestiditos. Clara Lago y Dani Rovira, dos a ¿quererse? FOTO: DC

Tags

Clara Lago ,

Crítica de cine,

Emilio Martínez Lázaro,

Dani Rovira

clip_image006

1

clip_image008

1

 

clip_image010

 
 

clip_image012

 
 

clip_image014

 

10751538

Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

El análisis del megaéxito en el que se convirtió 8 apellidos vascos pasa más por un tema sociológico que cinematográfico. Esa comedia fácil, una historia de amor simplísima, permite una risa catártica sobre temas hechos callo en la mente y el imaginario español. Y el vasco.

Se ríen los vascos, se ríe Sevilla y se ríe España. Se ríen de sus ridiculizadas relaciones, estereotipos y prejuicios. Y porque es película.

Dirigida por Emilio Martínez Lázaro, 8 apellidos... cuenta el inaudito romance entre Rafa (Dani Rovira) y Amaia (Clara Lago). El es un andaluz de pura cepa que nunca salió de Sevilla, ella una vasca cuadrada, orgullosa y dura que estuvo a punto de casarse con otro, y que conoció a Rafa en un bar sevillano mientras éste contaba chistes de vascos. Gastadas anti vascos.

Pero pronto Rafa admitirá que Amaia “no tiene la culpa de ser vasca” y se embarcará en un “peligroso” viaje a Euskadi. Peinado a la gomina, con su ropa formalísima, se muda a conquistarla a territorio enemigo, donde tendrá que hacerse pasar por vasco, cambiar su nombre de Rafa a Antxon, y todo para engañar a Koldo, el particular padre de Amaia, un arrantzale (pescador), bebedor empedernido con 8 apellidos vascos, interpretado magistralmente por el actor Karra Elejalde. Vasquísimo.

La vestimenta, las comidas típicas, las costumbres populares y hasta el imaginario político, todo revuelve esta película que encuentra en el tono cómico y en el contexto del siglo XXI, con un nacionalismo vasco más relajado en muchos aspectos y con una España menos temerosa en otros, la explicación de esta risa conjunta.

Por eso podemos reírnos de Rafa entonando proclamas ridículas como incipiente líder avertzale (patriota). Un jueguito que políticamente no tiene un mayor alcance, pero que en otro tiempo sería osado. Reírse un poco de la kale borroka, de ETA, de ellos mismos. Y de nosotros. Aunque es cierto, son carcajadas para un tema complicado. Otro tema.

Acá hay grandes diálogos, risa al por mayor, y ya lo dijimos, un ataque y exacerbación de los estereotipos. Desde el linaje puramente vasco (de allí vienen los 8 apellidos que Rafa/Antxon tendrá que recitarle al vasquísimo padre de Amaia) hasta las comilonas inagotables, la fama de terroristas, los juegos de pelota, y las mariconadas sevillanas. En la deconstrucción catártica de ese imaginario está el mayor logro del filme. La historia de amor acompaña, pero hasta allí. En ese sentido, es una comedia del montón, oportuna, que exprime una necesidad. La de la risa de España y Euskadi.

"8 apellidos vascos"

Buena

Comedia. España, 2014. SAM 13, 95’. De Emilio Martínez Lázaro. Con Dani Rovira, Clara Lago. Salas: Lorca, Village Recoleta

Clarin.com

Extra Show

Cine 08/07/15

"Mi vieja y querida dama": Son las cosas del querer

Crítica: Buena.Tiene tres actores enormes al frente del elenco, que disimulan una estructura algo teatral y estática.

clip_image016

Lujo. Kevin Kline y Maggie Smith. FOTO: CDI FILMS

Tags

Crítica de cine,

Israel Horowitz,

Kevin Kline,

Kristin Scott Thomas,

Maggis Smith,

Mi vieja y querida dama,

My Old Lady

clip_image006[1]

3

clip_image008[1]

0

 

clip_image010[1]

 
 

clip_image012[1]

 
 

clip_image014[1]

 

clip_image003[1]

Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Si debutar como director de cine a los 75 no sólo es inusual, hacerlo con una película casi redonda, con humor agridulce, con una historia de secretos familiares, y con tres actores como Maggie Smith, Kevin Kline y Kristin Scott Thomas, es más que llamativo.

Israel Horowitz fue el guionista de Qué buena madre... es mi padre (Author, Author!), una comedia dramática con Al Pacino, de 1982. Se ve que al hombre le gustan los escritores. Kline es Mathias, un neoyorquino que hereda de su padre una propiedad en París. No tiene mucho más, ya que cuenta en la columna del haber (o del deber) tres divorcios por cada una de sus obras no publicadas. Pero hete aquí que en la casona habita desde hace años una señora (Smith), quien por una cuestión legal no puede abandonar el lugar hasta su muerte.

También allí mora su hija (Scott Thomas), y si esto es una comedia entre dramática y romántica, el segundo aspecto lo tiene que unir evidentemente con la actriz de Cuatro bodas y un funeral. Y charla va, discusión viene, miradas que se cruzan, manos que se tocan, los personajes descubrirán qué tienen en común.

Por momentos la película no disimula una especie de estructura teatral. Esto es, por más que se airee la trama con exteriores, lo esencial sucede entre esas paredes que encierran, en Le Marais, nada menos, y el jardín hermoso, lo que se fue cocinando, tal vez, durante años.

Mi vieja y querida dama es del tipo de película en el que si tiene que pasar algo, será porque un personaje lo diga. También es un filme de acción/reacción, porque cada diálogo dispara un recuerdo entumecido.

Kline debe sobreactuar a Mathias, porque ¿era tan necesario que fuera alcohólico?, y entonces entorpece con mohínes lo que debería surgir con más claridad. Maggie Smith da esas clases de actuación que sigue ofreciendo a sus 80 años, y que viene regalándonos desde los años ’70, cuando se convirtió en toda una dama. Scott Thomas como Chloe tiene el papel menos agraciado y tal vez el más dramático, el que saca adelante con su oficio y ese rostro tan bello que ni los años logran afear.

"Mi vieja y querida dama"

Buena

Comedia dramática. Francia/EE.UU./Reino Unido, 2014. 107’, SAM 16. De Israel Horowitz. Con Maggie Smith, Kevin Kline. Salas: Lorca, ArteMultiplex, Showcase Norcenter

jueves, 2 de julio de 2015

Lindo Cine

Clarin.com Extra Show Cine 01/07/15

"La vida de alguien": Emotiva música del pasado

Crítica: Muy buena.El cuarto largometraje de Acuña retrata sobre todo un clima interior, el de una amistad, el de un músico y el de un amor.

clip_image001

Ailín Salas y Santiago Pedrero. Los protagonistas del filme. FOTO: AURA FILMS

Tags

Ailín Salas,

Crítica de cine,

Ezequiel Acuña,

La vida de alguien,

Santiago Pedrero

10751538

Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Con la mirada extraviada en sus recuerdos y en las luces de una ciudad que asoma entre la lluvia, Guille avanza en el asiento del micro hacia un invierno que transcurre en Mar del Plata. Lo acompañan sus fantasmas, símbolos de una tragedia tal vez. Una ruleta, una imagen de él mismo disparando un rifle, tres amigos caminando por las rocas con el sonido de la rompiente. Son los primeros trazos de La vida de alguien, el ingreso a un clima emocional, una cadencia atrapante en la que se desarrolla éste, el cuarto largo de Ezequiel Acuña (Nadar solo, Como un avión estrellado, Excursiones).

Podría ser un ensayo sobre una banda de rock el de Acuña, o la historia de una amistad rota sin querer, la de un disco jamás editado, o de un amor que crece con esa tranquilidad tan propia, a veces exasperante, de sus películas. No tiene importancia. Es todo eso, pero sobre todo es un clima. Un clima interior, donde el reencuentro con amigos vuelve a jugar un papel crucial como en su anterior Excursiones, donde los actores amigos vuelven a ser de la partida, un mundo de jóvenes y no tanto que añoran con melancolía el tiempo que se les escurre en la memoria.

Santiago Pedrero (participó de las cuatro películas de Acuña) es Guille, el músico que vuelve, que intenta rescatar algo de ese pasado, un disco grabado con sus amigos que jamás salió quizás. ¿Es presente o es pasado ese disco? ¿Y la amistad, de qué tiempo es? Lo espera el Gordo (Matías Castelli), la voz de una banda sin tiempo, testigo de aquella ruptura. Y a su vida se asoma Luciana (Ailín Salas), otro enigma para esta historia de invierno, conciencia de la pérdida y la recuperación, de una época, de un sonido que se escapó y vuelve resignificado. Una constante en la obra de Acuña.

La cámara lenta, la banda sonora que pertenece completa al grupo uruguayo La Foca (si ésta es su historia es una linda historia), la estética de videoclip que integra las canciones, letra y música, al relato, son detalles que contextualizan un clima de búsqueda interior. Una búsqueda que Acuña guía entre el presente y el pasado, entre el camino individual y el colectivo, entre la fidelidad a los amigos y las pretensiones de unos productores discográficos sin contemplaciones. El negocio de la música. La música de la vida. La vida de alguien que corre fantasmas guitarra en mano.

El mérito quizá esté en esa amalgama entre el pasado, los personajes, los escenarios, cosido todo con letra y música que acompasan un relato introspectivo, sin estridencias ni exacerbaciones trágicas, naturalmente emotivo.

"La vida de alguien"

Muy buena

Musical. Argentina, 2015, 92’ ATP. De Ezequiel Acuña. Con Santiago Pedrero, Ailín Salas, Matías Castelli. Sala: INCAA Arte Cinema

Clarin.com Extra Show Cine 01/07/15

"Minions": Amarillos y divertidos

Crítica: Buena.Los compinches de Gru en “Mi villano favorito” llegan con película propia. Y tiene un arranque para llorar de risa.

clip_image003

En la cueva. Con Kevin como líder, deben salir a buscar un villano... FOTO: UIP

Tags

Crítica de cine,

Kyle Balda,

Minions,

Pierre Coffin

clip_image005

Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

La apertura es, de lejos, lo mejor de Minions. Es una obertura histórica en la cual se repasa cómo estos personajes amarillentos, pequeños y simpáticos, de uno o dos ojos, corren detrás de quién creen es el mejor villano. Pueden pasar de un tiranosaurio a un hombre de Neanderthal, de un faraón a Drácula y hasta Napoleón Bonaparte.

Es que Minions es divertidísima hasta que se le empiezan a terminar las ideas.

Y cuando se le empiezan a terminar las ideas, se termina la película.

Para aquéllos que están familiarizados con el malvado Gru, y con sus ingenuos compañeros Kevin, Stuart y Bob, aquí se los presenta en una misión importantísima. Recluidos en una cueva, deben salir a buscar un villano. Es 1968, terminan en Nueva York -con referencias a Nixon, a Hair, para los adultos- y de ahí a Orlando, en una convención de maléficos, donde conocen a Scarlett Overkill (voz de Sandra Bullock en el original en inglés, Thalía en la versión doblada) y a su marido (Ricky Martin). A partir de allí, serán sus secuaces, cuando la delgada quiera apoderarse de la corona británica.

A veces crueles, como sus hermanos mayores, por una cuestión de color, Los Simpsons, el humor de los Minions es básicamente visual, y gutural. Apenas hablan y cuando lo hacen, lo hacen en su idioma con alguna que otra palabra suelta en castellano. Mantienen, entonces, la base de muchos cartoons, muchos dibujitos de otra buena época, como El Coyote.

De los dos directores de Mi villano favorito, la original y la secuela, aquí sólo está Pierre Coffin, a quien acompaña el debutante en la dirección Kyle Balda. No se nota mucho un cambio de rumbo, pero al menos Minions no es tan zonza y tiene alguna historia por detrás, algo que la segunda de Mi villano por cierto no tenía.

Atención: se recomienda no llegar ni un segundo tarde al cine, porque los gags aparecen ya con el logo de Universal al comienzo, y terminan con los títulos finales bien avanzados. Que los chicos se aguanten para ir al baño.

"Minions"

Buena

Comedia animada. EE.UU., 2014. ATP R, con leyenda, 91’. De Pierre Coffin, Kyle Balda. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano

RELACIONADAS

Minions y rioplatenses

Los zapatos modelo “Minions” de Sandra Bullock

Clarin.com Extra Show Cine 01/07/15

"Solo": Uruguayísima

Crítica: Buena.Melancólica, tierna, agridulce, cuenta una historia que va dramáticamente in crescendo.

clip_image006

Trompetista. Nelson, un buen trabajo de Enrique Bastos. FORO: PRIMER PLANO

Tags

Crítica de cine,

Enrique Bastos,

Guillermo Rocamora,

solo

clip_image008

Gaspar Zimerman

@gasparzimerman

gzimerman@clarin.com

A priori, el título y el país de origen (Uruguay) predisponen a esperar una película melancólica, grisácea, agridulce. El prejuicio se cumple: Solo es uruguayísima. En su opera prima, Guillermo Rocamora cuenta los rutinarios días de un cuarentón en un tono y un estilo similar al de títulos icónicos de la cinematografía oriental reciente, como Whisky, de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella, o Norberto apenas tarde, de Daniel Hendler.

Hay que tener paciencia para disfrutar de esta historia lacónica, tierna, que parece no arrancar pero va creciendo poco a poco, hasta crear un suspenso inesperado. Cuesta asociar la música a la burocracia, pero en Nelson (muy buen trabajo de Enrique Bastos) se conjugan: él es trompetista de la banda de la Fuerza Aérea Uruguaya. Vive en un mundo quedado en el tiempo, analógico, hecho de casetes y viejos teléfonos de línea. Tiene un matrimonio frustrante y, sin hijos ni amigos, no aparecen estímulos en su horizonte: apenas cumplir con la orquesta, ir y venir de los ensayos y los conciertos a horario y con el uniforme en regla. Hasta que aparece una zanahoria para seguir tirando adelante: un concurso de canciones inéditas.

Solo habla de la crisis de los 40, cuando, para bien o para mal, ya gran parte de la vida está hecha y el riesgo del estancamiento es grande. De las segundas oportunidades, de puertas que parecían cerradas y pueden volver a abrirse cuando el destino ya parece trazado e irrevocable. Y también de la eterna lucha entre deseo y deber ser. De la tentación de cobijarse en una estructura o recuperar cierto espíritu aventurero y salir a la intemperie en busca de esas emociones que le dan sentido a la existencia. Una encrucijada a la que, tarde o temprano, la mayoría debe enfrentarse.

"Solo"

Buena

Drama. Uruguay/Argentina/Holanda, 2013. ATP, 87’. De Guillermo Rocamora. Con: Enrique Bastos. Sala: ArteMultiplex