jueves, 25 de junio de 2015

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Cine

24/06/15

"Réimon": Una historia de vida

Crítica: Buena.Rodrigo Moreno acompaña con su cámara el desempeño de una empleada doméstica, y la relación con sus empleadores, debatiendo sobre las diferencias de clases y la explotación.

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Marcela Dias es Ramona, o Réimon, la empleada doméstica del filme.

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Crítica de cine,

Reimon,

Rodrigo Moreno

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Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Cuando arranca la proyección de Réimon, el espectador se encuentra con unos carteles sobreimpresos en los que el director, Rodrigo Moreno, cuenta la manera en que financió éste, su nuevo largometraje. Sin plata del INCAA, con aportes extranjeros y la cesión de las cámaras de la Universidad del Cine, de donde se graduó y es docente, parece una toma de posición sobre cómo realizar cine independiente en nuestro país. Y el estreno de su película, en la Sala Lugones, cierra bastante bien el ciclo.

Réimon es como llaman a Ramona, la empleada doméstica que trabaja por horas en distintas casas. La diferencia de clases es evidente.

Ramona realiza todos los días un viaje desgastador. Se la pasa consustanciada con su trabajo. No se queja. Limpia en casas de gente adinerada, y algunos dueños de casa leen, discuten y debaten El capital, de Carlos Marx.

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Si lo del inicio era una toma de posiciones, la contraposición entre lo que leen los jóvenes y el trabajo de Ramona es más que una simple anécdota dentro del contexto de la película.

Moreno, que codirigió Mala época y El descanso, y se largó a la realización en solitario con ese gran filme que fue El custodio y siguió con Un mundo misterioso, más que analizar cómo es la vida y las relaciones que va trabando Ramona con su entorno, elige acompañarla.

El origen del filme es sencillamente ése: Moreno desechó la idea de hacer una ficción sobre una empleada doméstica hace unos años, y cuando empezó a entrevistar a otras, conoció a Marcela Dias. Y se largó a filmar, él sólo con dos ayudantes. Ese fue el equipo técnico de Réimon.

La conciencia de la burguesía y la explotación social es también, decíamos, uno de los temas que aborda el filme. Lo hace sin subrayados, ni tono declamatorio. Acá el Alí está.

Moreno acompaña a Marcela, pero no se entromete en su vida. La película, que demandó más de un año entre rodajes acotados y la posproducción, tiene esa combinación de aspecto documental con algo de ficción (las lecturas de Marx). Podría denominarse como un documental de observación, en el sentido en que plantea los encuentros entre las clases sociales, en las que una mirada, un gesto, hacen la diferencia.

"Réimon"

Buena

Drama. Argentina/Alemania, 2014 72'. De Rodrigo Moerno. Con Marcela Dias, Esteban Bigliardi. Sala: Leopoldo Lugones

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Cine

24/06/15

"Un castillo en Italia": Recuerdos de familia

Crítica: Muy buena.La directora y protagonista del filme encara a los personajes con sapiencia y hasta amabilidad, aún en los momentos más dramáticos de la trama.

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Una película de contrastes. Con Louis Garrel y Valeria Bruni-Tedeschi.

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Un castillo en Italia,

Un chateau in Italie,

Valeria Bruni-Tedeschi. Louis Garrel

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Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Como una película de contrastes, de encuentros y desencuentros, de choques ha planteado, elaborado y realizado la actriz Valeria Bruni-Tedeschi su tercer largometraje como realizadora. Y así como en su opera prima, "Es más fácil para un camello..." (2003), el tinte autobiográfico está omnipresente.

Si bien ignora aquí a su hermana menor, Carla Bruni la cantante y modelo que se casó con el ex presidente francés Nicolás Sarkozy-, sí está la familia de un gran industrial que se ve obligada a vender el castillo del título, y el hermano enfermo de sida. Y su ex pareja en la vida real hace de su pareja, y su madre interpreta a su madre.

Freud y una larga corte de entendidos se harían un banquete, es probable, pero el espectador no tendría por qué saber los motivos que llevaron a la actriz de "Actrices" y "Nada que hacer" a realizar la película, y la disfrutarían igual.

Por empezar, Louise (Bruni-Tedeschi) tiene ese extraño encanto de las mujeres que saben lo que quieren, pero lo disimulan, y si no saben qué hacer dan piruetas hasta desconcertar a cualquiera. No a Nathan (Louis Garrel), un actor joven que se enamora de ella y la persigue sin respiro.

Hablábamos de contrastes. A los propios de las desavenencias entre Louise y Nathan, y los internos de la protagonista, se suman los externos, como esa metáfora de la venta del castillo, con todos lo que eso implica -recuerdos, amores- como el fin de una época. Como la necesidad, a la vez, de dar vuelta la hoja y emprender un camino nuevo, hacia lo desconocido.

En eso está, y en eso se debate todo el tiempo Louise, entre su incapacidad para resolver las cosas, pareciera que hasta para lanzarse al amor, y su necesidad de ser madre.

Contra lo que pueda creerse a primera vista, no es "Un castillo en Italia" un filme de tinte feminista, sencillamente es que la protagonista es mujer, y Bruni-Tedeschi reflexiona y hace reflexionar sobre el paso del tiempo, lo que el amor va dejando de arrastre y las relaciones familiares desde su punto de vista.

En el plano de las actuaciones el nivel es óptimo, incluida la propia directora, aunque a veces parezca como pasada de rosca.

"Un castillo en Italia"

Comedia dramática Francia, 2013. 104 , SAM 16. De Valeria Bruni-Tedeschi. Con V. Bruni-Tedeschi, Louis Garrel. Salas: Patio Bullrich, Showcase Norcenter

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Cine

24/06/15

"Stockholm": Cuando él conoció a ella...

Crítica: Buena.Como una versión española de "Antes del amanecer", la película comienza como comedia romántica y desemboca en el drama.

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Chico conoce chica en una fiesta. Javier Pereira y Aura Garrido.

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Aura Garrido,

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Javier Pereira,

Rodrigo Sorogoyen,

Stockholm

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Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Salvando las distancias, es como un Antes del amanecer de Richard Linklater, pero a la española.

Chico conoce a chica en una fiesta, salen a la calle, es de noche y él empieza a seguirla. "Me he enamorado de ti", le suelta él, y ella no le hace caso. Pero le escucha. Y siguen caminando por las calles y dialogando. ¿De qué hablan? De todo y de nada, que es como se conocen las personas, o al menos los jóvenes hipsters que retrata Rodrigo Sorogoyen en este filme inclasificable, porque si arranca como comedia romántica irá desenvolviéndose hasta conventirse en un drama.

La historia puede parecer la de un amor de una noche. ¿Eso es lo que quiere él? No es lo que quiere ella. Aquí las relaciones humanas son como pinten. El se desvive en su seducción, y el ritual sigue, y sigue. Hasta que ambos parecen ponerse de acuerdo en algo. Son anónimos, nunca se habían visto, pero desnudarán su alma bien entrada la proyección.

Como Jessie y Celine, él y ella saben dialogar. Tal vez no son tan filosos, pero se las arreglan. El director los va situando en distntas locaciones -la calle, el hall de entrada de un edificio, un living, dormitorio, terraza- como estructurando las bases de la relación. No es como el chateo, donde no se ve al otro y puede haber malas interpretaciones. Aquí él observa a ella y ella a él, y si no se da cuenta de algunas señales... pues bien, será demasiado tarde.

Demasiado tarde, tal vez, pasan algunas cosas en Stockholm. El interés va de un personaje al otro, y sin la sintonía y lo disonante que resultan los seres interpretados por Javier Pereira y Aura Garrido -deben arribar al realismo, atravesando capas de espontaneidad- otro sería el resultado.

Un encuentro de una noche bien puede ser un amor para toda la vida, pero no tiene por qué serlo. El filme de Sorogoyen hace un planteo que va modificando -que no es lo mismo que enriqueciendo- a medida que pasan los minutos y las miradas se transforman en caricias. De ahí que el final pueda -o no- parecer traído de los pelos.

"Stockholm"

Buena

Drama. España, 2013. 88', SAM 13 R De Rodrigo Sorogoyen Con Javier Pereira, Aura Garrido

viernes, 19 de junio de 2015

Teatro y Cine

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Teatro

17/06/15

Quartett, en el Teatro Colón: Una ópera de alto voltaje

Quartett, en el Teatro Colón.La obra de Luca Francesconi subió con una magistral puesta de Alex Ollé y deslumbrantes actuaciones

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Merteuil y Valmont en "Quartett". Allison Cook y Robin Adams. / M. Parpagnoli - T. Colon

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Alisson Cook,

Luca Francesconi,

Quartett,

Robin Adams

         

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Federico Monjeau

Crítico musical

@fmonjeau

fmonjeau@clarin.com

Quartett, la ópera de Luca Francesconi que acaba de subir en el Colón, asume un considerable desafío, pero no por lo que el autor ha venido declarando en todas partes acerca de que esta “no es una ópera para cobardes”. El desafío no radica en su temática sexual y perversa (aunque hay que decir que esto ahuyentó a más de uno: ver aparte), sino en su perspectiva dramática.

La ópera se basa en la pieza de homónima de Heiner Müller, a su vez inspirada en la novela Las relaciones peligrosas de Pierre Chordelos de Laclos. Sin pretender que la ópera de Francesconi conserve la poderosa intriga y la compleja perspectiva de esa novela epistolar, su dramaturgia transcurre sobre la base de un texto que, más allá de su aspecto agonístico, no posee mayor tensión ni suspenso dramático: un texto exactamente igual a sí mismo, que termina por convertirse en un friso invariante. Es cierto que a la ópera le viene bien la idea teatral de un cuarteto representado por dos actores, con el consiguiente intercambio de identidades y voces, pero esto no alcanza a oxigenar la dramaturgia general. Por momentos la ópera pareciera querer salir a tomar aire y ejercer su propia crítica, como cuando en la cuarta escena Valmont exclama: “La bestialidad de nuestra conversación me aburre”.

Su debilidad está en el texto; su fuerza, en la música. La parte musical se desarrolla en dos planos, una orquesta de cámara en el foso, que dirige Brad Lubman con gran riqueza de matices, y una cinta grabada con orquesta grande, coro, ruidos y sonidos electrónicos. La escritura orquestal es expresiva y sutil. La idea de algo que transcurre en dos espacios, uno más focalizado y otro más envolvente, domina también las dos voces solistas, que eventualmente también se proyectan por medio de procesamiento electrónico previo o en tiempo real. Las voces transcurren entre el arioso y una declamación más bien ríspida, aunque por momentos se suspenden en un expresivo lirismo, como en el bello dúo de la penúltima escena.

El barítono Robin Adams y la mezzo Allison Cook son cantantes y actores formidables. Cook es además la mujer más atractiva que se haya visto en un escenario de ópera en mucho tiempo, al punto que resulta inevitable la pregunta sobre cómo sería posible la representación de esta ópera sin ella; también sobre cómo esta ópera sería posible sin la magistral puesta de Alex Ollé.

Uno se extasía frente a la escena de Ollé, no sólo por su milagro técnico, sino además por la belleza de sus líneas y su funcionalidad. Todo transcurre dentro de un cubo suspendido (escenografía de Alfons Flores). De pronto el cubo se transforma en un cuadro; de pronto, en un escenario con volumen, luego en una especie de nave que en los interludios musicales avanza sobre el mar o el desierto pedregoso. La suspensión a varios metros del escenario lo vuelve más irreal y sorprendente, como algo que hubiese llegado hasta nosotros desde otro mundo y permaneciese altivo y enigmático, sin aterrizar del todo.

El dato: orificios de salida

En la sexta escena la marquesa de Merteuil actúa como si fuese Valmont seduciendo a otro personaje (la madame Trouvel de la novela) y prodigando alabanzas algo brutales a los distintos orificios del cuerpo femenino. Fue en ese momento que la discreta deserción del público del Gran Abono alcanzó su mayor pico y una veintena de personas se encaminó casi al mismo tiempo hacia la puerta de salida.

Quartett

Autor Luca Francesconi Director Brad Lubman Régie Alez Ollé Reparto Allison Cook y Robin Adams Sala Teatro Colón, martes 16, Gran abono, repite días 19, 21 y 23.

Calificación Muy bueno

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Cine

17/06/15

"Intensa-mente": Las emociones bien adentro

Crítica: Muy buena.La nueva película del director de “Up” tiene a cinco emociones pugnando en la cabeza de una niña.

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Chocá las cinco. Furia, Desagrado, Alegría, Temor y Tristeza. FOTO: DISNEY

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Crítica de cine,

Inside Out,

Intensa-mente,

Pete Docter

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Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Hace rato que el cine infantil cuenta historias para padres e hijos, ofreciendo explicaciones y puntos de base para la reflexión, que a veces rozan el manual de autoayuda. El gran logro de Intensa-mente, la nueva apuesta de Disney Pixar es ser principalmente una película, e interpelar con herramientas ligadas a la ciencia sobre el proceso de construcción de las emociones.

Digamos que el filme dirigido en doble comando por Pete Docter (Up) y Ronaldo Del Carmen se enfoca en un momento crucial de la vida de Riley, una niña de once años que vive feliz con sus padres. Pero la historia está contada desde sus coloridas y simpáticas emociones, desde su mente, timoneada desde un cuartel general inserto en el cerebro de Riley, donde Alegría parece haber tomado el mando hace rato frente a la ninguneada Tristeza. Ellas, junto a Desagrado, Temor y Furia se combinan para obtener resultados según los impulsos externos y según sus propias discusiones, que serían las nuestras con nosotros mismos y con los demás. Vive una cotidianeidad sin sobresaltos Riley, amparada en las bases que la sostienen: familia, amigos, deportes (en este caso el hockey) y bobadas.

Pero la familia de Riley se muda a San Francisco. Cambio de casa, de amigos, de escuela, un sacudón para sus emociones que deberán trabajar a destajo para encausar la nueva situación. El atemorizante nuevo mundo de afuera repercute adentro. Y no sólo le pasa a Riley. Vemos cómo trabajan las mentes del padre y la madre con sus emociones mucho más sedentarias y acostumbradas a ellas mismas, casi en piloto automático. En ese sentido es una película para Riley, que crece y construye, pero también para cualquiera que sufra o busque algún cambio.

Alegría y Tristeza se pierden en sus discusiones, parecen haber tomado caminos opuestos: una quiere funcionar como un padre sobreprotector, la otra es una realidad inexorable. Así van a parar a las profundidades de la mente de la niña en una aventura por sus memorias, imaginaciones y pensamientos, en un momento en el que sus soportes parecen derrumbarse. Deberán entenderse.

Asistimos a una explicación emocional y neuronal del primer drama de Riley, una aventura, la de sus emociones, herramientas que se van construyendo con alegrías, tristezas, debates y aprendizajes. ¿Pero quién domina nuestras emociones? ¿Qué hacer para ayudarlas?

"Intensa-mente"

Muy buena

Animación. EE.UU. 2015, ATP, 86’. De Pete Docter, Ronaldo Del Carmen. Salas: Hoyts Abasto, Village Recoleta, Atlas Flores

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Cine

17/06/15

"La dama de oro": Mirren, adorada

Crítica: Buena.Helen Mirren es un imán. Como Meryl Streep, puede simplemente servir un té y lo hace sublime.

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Helen Mirren. Es Altmann, quien busca justicia, no dinero. FOTO: DIAMOND FILMS

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Helen Mirren,

La dama de oro,

Ryan Reynolds,

Simon Curtis,

woman in gold

         

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Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Todo hecho histórico tiene coletazos en los individuos, y esas consecuencias suelen servir como ejemplos, o al menos como tramas de ficciones basadas, entonces, en hechos reales. Maria Altmann era una ciudadana austríaca que logró escapar de la ocupación nazi -y del exterminio nazi que no pudo evadir su familia judía- y se afincó en California, EE.UU. Tras la muerte de su hermana, en 1998, Maria encuentra una carta que desencadena una investigación, y con ella el sufrimiento de una familia y el pedido de restitución de unas obras de arte -entre ellas, un retrato de su tía realizado por Gustav Klimt, el que da título al filme- de la que se apropiaron en su momento los jerarcas de Hitler.

Como Austria a fines del siglo pasado hacía esfuerzos para mejorar sus relaciones internacionales, y uno de ellos consistía en crear un comité que decidiera si esas propiedades debían ser devueltas a sus dueños originales, Maria se conecta con un joven abogado, Randol Schoenberg (que era nieto del compositor Arnold Schoenberg) y, juntos, se embarcan en una epopeya. Porque la galería vienesa donde está colgado el cuadro no quiere desprenderse de su tesoro.

Así se encuentran la señora que le convida strudel y le limpia los anteojos, y que es dueña de una simpatía inigualable, al leguleyo que se aventura y compromete en el litigio con el gobierno austríaco, primero porque observa que las pinturas a recuperar tienen un valor que supera los 100 millones de dólares. Ningún vuelto.

El director Simon Curtis, el mismo de aquella maravilla ficción sobre la relación entre Marilyn Monroe y un joven Colin Clark que se llamó Mi semana con Marilyn, se centra en Maria. Y lo bien que hace, no sólo porque es el personaje más atractivo, sino porque Helen Mirren lo construye de adentro hacia afuera, que parece ser el camino inverso al que hizo Ryan Reynolds. Y porque a Maria no le interesa el dinero, sino la justicia -algo que, como toda película con metáfora que de eso también se trata La dama de oro-, le deja de consejo a Schoenberg, que bien pronto lo aprende.

La película va y viene con flashbacks para mostrar el horror de la ocupación, y también cómo Klimt realizó la pintura. Pero, de nuevo, la atención está en esa señora que puede ser tan desafiante como dulce, amarga como gentil, darse por derrotada como ser sencilla en la victoria que todos suponemos que tendrá. En el cine, recuerden, los buenos casi siempre ganan.

"La dama de oro"

Buena

Drama. EE.UU./Reino Unido, 1015. 103’, SAM 16. De Simon Curtis. Con: Helen Mirren, Ryan Reynolds. Salas: Cinemark Palermo, Showcase Belgrano, Hoyts Dot

jueves, 11 de junio de 2015

CINE . . .

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Cine

10/06/15

"El otro lado del éxito": Parada en el medio de la vida

Crítica: Muy buena.Binoche interpreta una actriz que ya no cuenta con los privilegios de la juventud. El deber ser, en magnífica alegoría.

El desdoblamiento. Binoche y Stewart: madurez, inocencia, sabiduría. FOTO: ALFA FILMS

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Clouds of Sils Maria,

Crítica de cine,

El otro lado del éxito,

Juliette Binoche,

Kristen Stewart,

Olivier Assayas

por Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

¿Se puede recuperar la inocencia? ¿La juventud es mejor que la madurez?

Es gratificante ver cómo la vida y el arte se entrecruzan y enlazan en El otro lado del éxito. Como un drama dentro de otro, con una actriz adulta parada en el medio de la vida, es de esas películas que crecen a medida que la trama se desarrolla, hasta arribar a una conclusión que cierra a la perfección.

Olivier Assayas escribió el papel de María pensando en Juliette Binoche, a quien conoce desde hace veinte años y mantiene una amistad con ella. Cuánto hay de la actriz de Bleu es una incógnita, pero mucho más atractivo es sumergirse en la psiquis de María, sus contratiempos, las dudas de un personaje femenino que se debate entre el deber ser y el hacer, como mujer, y como actriz, que no es precisamente lo mismo.

Allí está María, en estos tiempos modernos en los que los preadolescentes, los escándalos e Internet gobiernan lo que debe ser, o al menos debe ser visto. Pero “los gustos se gastan como los deseos”...

Básicamente María está haciendo papeles para los que su edad no sería la correcta. Ya no cuenta con los privilegios que da la juventud.

La punta del ovillo es la oferta para interpretar en teatro, en Londres, una adaptación del filme que, cuando joven, la volvió famosa. Pero ya no como Sigrid, la joven asistente de una empresaria a la que seduce y manipula, sino ser Helena. El reflejo de María es Val (Kristen Stewart), su asistente personal, la que la atiza para aceptar el rol de Helena, pero dándole a entender las diferencias entre su pasado y el presente. ¿La crueldad es genial, y el sufrimiento “no da”?

Los momentos que comparten ambas actrices, son, lejos, lo mejor de esta gran película de Assayas, que como Francois Ozon sabe dilucidar qué es el alma femenina y se dedica a escudriñar a María sin temores.

El director de Los destinos sentimentales invita de manera constante a la reflexión. “El texto es un objeto, varía según el punto de vista”, dice sabiamente Valentine, la joven... madura. Cuando ambas discuten sobre la actuación, el cine y las maneras de comprender, primero, e interpretar un personaje y un texto no tienen desperdicio, además de una cuota de humor. Cómo los jóvenes pueden encontrar en el cine de masas una vertiente filosófica, es una sabia manera de hacer converger y contraponer nuevas y antiguas maneras de ver el fenómeno que es el cine, y también el teatro.

Porque ¿no es irónico que Val sea Stewart, y salgan de su boca diatribas contra el Hollywood que ella misma interpreta? Sí, lo es, y está muy bien que haya sido la elegida. El desdoblamiento, la metáfora con las nubes que recorren un valle en los Alpes suizos en forma de serpiente, todo, alegóricamente o no, está allí para disfrutar.

"El otro lado del éxito"

Muy buena

Drama. Francia, 2014. 123’, SAM 13. De Olivier Assayas. Con Juliette Binoche, Kristen Stewart. Salas: Cinemark Palermo, Belgrano

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Cine

10/06/15

"La calle de los pianistas": Madres e hijas de la música

Crítica: Muy buena.Retrato humano de la pasión familiar por la música, el piano, sacrificio y goce de generación en generación.

Natasha Binder. En el Bafici, brilló junto a su madre en el Colón.

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Crítica de cine,

Karin Lechner,

La calle de los pianistas,

Mariano Nante

por Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Es cine en código musical accesible para todo el mundo. Madre e hija crecieron atravesadas por la naturalidad, la tensión y la pasión por un instrumento: el piano. Karin Lechner, la madre, y Nastasha Binder, su hija, grandes protagonistas de La calle de los pianistas, parecen actrices en el documental de Mariano Nante que, a través de una atmósfera íntima y agradable, borra rastros de su factura técnica bajo la poderosa imagen de una familia naturalmente musical.

Es una historia de pianistas, rodeados de pianistas, con anclaje en Bruselas, en la calle que desde 1982 cobija a la familia Tiempo-Lechner, “notable dinastía de pianistas argentinos”. La historia cuenta que cinco años después se mudó a la casa contigua Martha Argerich, pero el dato es casi anecdótico, ya que Martha aparece poco en el filme, sirve más como gran evocación.

La película avanza sobre la educación musical de Natasha. Con 14 años, es el piano joven de la calle, aunque luego veamos a Lyl Tiempo y a la misma Natasha transmitir su herencia a la más pequeñita de la casa. Es un mandato en estas casas con muchos pianos, diálogos cotidianos, reuniones familiares y de amigos en las que el tema es la música. “¿Son o no los pianistas los más excéntricos de los instrumentistas?”, se preguntarán. Hay ensayos, viajes, búsqueda permanente de una personalidad musical, recuerdos y conciertos. ¿Por qué quieren ser pianistas? ¿Cuándo saben que lo serán? Y un proceso de maduración musical y humana que crece en paralelo. Con los problemas de madres e hijas, con el reclamo de afecto. “Mamá, quiero que vuelvas, quiero abrazarte”, implora Natasha desde el Skype durante un viaje de su madre.

Compartimos con las escenas de Nante la perspectiva de Karin, que espía tras bambalinas los conciertos de su hija, que revela sus momentos de duda, y revisa diarios sopesando el sacrificio y la recompensa del arte. También podemos ser Natasha, viéndose en un video infantil, diciendo que desde la panza de su madre se sabía pianista. Lo es. Pero ahora, cuando se lo preguntan prefiere evadirse. Aunque avance, por inercia familiar, por la historia de sus últimas generaciones, por un camino predestinado. Una familia argentina en Bruselas, grandes conciertos en el Colón, contados con el lenguaje universal de la música, un idioma de emociones, sueños y dudas.

"La calle de los pianistas"

Muy buena

Documental. Argentina, 2015.  ATP, 87’. De Mariano Nante. Salas: Artemultiplex, Village Recoleta, Cinema Paradiso

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Cine

10/06/15

"La Salada": El desconcierto

Crítica: Buena.Retrata a un sector de la población de la Argentina tan vasto como misterioso: los inmigrantes.

Coreana. Obligada a casarse.

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Crítica de cine,

Juan Martín Hsu,

la salada

por Gaspar Zimerman

@gasparzimerman

gzimerman@clarin.com

Por su título, La Salada parece la competencia de Bolishopping, otro de los estrenos de esta semana. Casualidades del destino: si bien transcurren en ambientes emparentados -y hasta comparten un actor, Limbert Ticona- son películas completamente diferentes. A diferencia de la de Pablo Stigliani, la opera prima de Juan Martín Hsu no pretende denunciar mafias. La feria de Lomas de Zamora funciona sólo como marco y nexo vinculante de tres historias entrecruzadas de inmigrantes: un próspero empresario coreano, cerrado culturalmente, empecinado en que su hija se case con un compatriota; un taiwanés que se dedica a piratear películas y mitiga su soledad llamando casi diariamente a su familia en Taiwán; un joven boliviano recién llegado que trata de hacer pie en la Argentina.

Hijo argentino de madre taiwanesa y padre chino, Hsu conoce de primera mano lo que está contando: las nostalgias del inmigrante, esa sensación de sentirse ajeno a un lugar o a una cultura aun años después de haberse ido del propio terruño. En ese sentido, la película -hablada en coreano, chino, quechua y castellano- es una rareza: retrata a un sector de la población de la Argentina tan vasto como misterioso, que no es abordado con mucha frecuencia por el cine o la literatura (hay varias excepciones, como Bolivia, de Adrián Caetano, o las novelas Un chino en bicicleta, de Ariel Magnus, y la controvertida Bolivia construcciones, de Sergio di Nucci, de la que Hsu tomó algunas ideas).

La Salada está lejos de ser una película redonda: le falta vigor narrativo y por momentos cae en el nadismo que afecta a parte del cine argentino (al que Hsu homenajea, desde Juan Moreira a Rapado). Pero transmite la soledad y el desconcierto del extranjero, que es, en definitiva, lo que se propone.

"La Salada"

Buena

Drama. Argentina, 2014. SAM 13, 92’. De Juan Martín Hsu. Con Ignacio Huang, Yunseon Kim. Salas: Artemultiplex, Monumental

jueves, 4 de junio de 2015

Música y Cine







03/06/15

Evgueni Kissin, en el Teatro Colón: Ejecución superlativa

Evgueni Kissin, en el Teatro Colón.El pianista ruso se lució con Beethoven y Brahms, además de una exquisita selección de música española.

Evgueni Kissin. Talento, maestría y sobriedad. (Foto: Arnaldo Colombaroli)

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Crítico musical

@fmonjeau


Evgueni Kissin abrió su presentación en el Colón (concierto único para el ciclo Quinto aniversario) con la Sonata en Do mayor K. 330 de Mozart. La apertura volvió inevitable una comparación con las todavía frescas interpretaciones mozartianas en el Colón de otros dos pianistas eminentes, Mitsuko Uchida y Lang-Lang.

Kissin se ubica a distancia de ambos. No posee el preciosismo milagroso de la pianista japonesa, quien todavía es capaz de descubrir nuevas luces en el archiconocido repertorio mozartiano; pero tampoco tiene ninguno de los defectos de Lang-Lang, cuyo virtuosismo meloso y sentimental nos devuelve un Mozart espectacular e inverosímil.

Kissin no es preciosista en exceso, pero tiene una sobriedad incorruptible. Su Mozart estuvo bien enfocado, aunque en el tercer movimiento no faltó alguna nota un poquito golpeada; y tras los tres acordes conclusivos de ese movimiento el público irrumpió con los aplausos de rigor, aunque Kissin en realidad no había terminado de tocarlo ya que se aprestaba a obedecer el signo de repetición y retomar desde la doble barra (lo que en cierta forma es facultativo, pero que actualmente casi ningún intérprete deja de hacer). Esos aplausos no fueron tanto un error del público como un falla en la graduación del énfasis cadencial por parte del intérprete. Tal vez Mozart no sea lo más interesante que Kissin tiene para mostrar en un recital, pero lo que vino después fue superlativo. La Sonata Appasionata de Beethoven se oyó en una grandiosa progresión de nervioso dramatismo (Allegro assai)-serena consolación (Andante con moto)-afirmación titánica (Allegro ma non troppo) cuyas ráfagas Kissin encaró con velocidad temeraria e increíble precisión.

Brahms fue todavía más interesante. Kissin seleccionó los Tres intermezzi op. 117 y los desgranó en una interpretación totalmente íntima, un poco rallentada, como si quisiese tomarse el tiempo suficiente para revelar las distintas capas del entretejido brahmsiano (mi compañera de butaca y colega Laura Novoa me hizo notar un precioso detalle: antes de ejecutar los Intermezzi Kissin bajó la banqueta como si quisiese estar más cerca o más metido en el teclado, acaso más metido en el sonido mismo; efectivamente, tras la ejecución de Brahms volvió a subirla).

El programa continuó con una exquisita selección española. Kissin armó una suite propia con dos series de Albéniz: Granada, Cádiz, Córdoba (composición sublime en ejecución sublime) y Asturia, para rematar con ¡Viva Navarra! de Joaquín Larregla. Su prodigiosa interpretación fue largamente ovacionada, y se extendió con bises de Granados y Chopin.

 




03/06/15

"Abzurdah": Quiero que me trates suavemente

Crítica: Buena.Basada en un caso real, con buen protagónico de la China Suárez, cuenta un enfermizo amor no correspondido.

¿Amores que matan? Suárez y Lamothe, marcados por la obsesión.

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@cordobe


Entre la lógica comercial y el drama real, Abzurdah encaja a la perfección en el andarivel de las películas YA (young adults) apuntadas a un público entre los 14 y 21 años. Películas que, últimamente, se destacan por tocar temas duros. Crudeza, más no cuento de hadas. Basada en un caso real, el de Cielo Latini, que contó su drama de anoréxica en un blog, que luego fue libro, best seller y ahora película homónima, Abzurdah bucea en la (ir)realidad de una enfermedad social, tal vez en sus causas.

El promisorio debut protagónico de la China Suárez como Cielo, y la enrarecida historia de amor que acentúa sus crisis, le permiten a Daniela Goggi (fundamental que dirija una mujer) escapar del cálculo marketinero, narrar.

Escenificada a comienzos de la década pasada, la película cuenta el infierno de Cielo, una joven de clase media alta que se enamora de Alejo (Lamothe), un oscuro personaje, 9 años mayor que ella, al que conoce en el chat, donde el sobrenombre de Cielo es Abzurdah.

Tras mantener un romance oculto, ella se obsesiona con Alejo, pero él vive en otro mundo, los une el deseo sexual. Si esta niña linda y sensual de clase acomodada ya mostraba la debilidad de su vínculos con padres y amigos, el desplante de Alejo termina por sumergirla en una realidad paralela. Una anorexia nerviosa empieza a guiar su vida social hacia una ilusión de libertad, delgadez y autoflagelación con la muerte rondando.

No es una historia feliz, y resulta difícil identificarse con alguno de los personajes. Al contrario que en la estadounidense Bajo la misma estrella, cuyos protagonistas aman aunque una enfermedad terminal les ponga plazos. Aquí, en el complejo mundo de Cielo, con la indolencia de Alejo, la frialdad exasperante de sus padres (Carrá y Spregelburd), su enfermedad es la falsa salida. ¿Qué atrae a los adolescentes? Los sucesivos desnudos de Suárez, el galán de conurbano que le toca seguido a Lamothe, esa pareja que pasa del “besito tierno” del chat a las heridas sin cura. Dolorosa historia juvenil, sin héroes, con la pantalla como espejo para la reflexión o el melodrama cruel.

"Abzurdah"

Buena

Drama. Arg., 2015, 90’ SAM 13 R. De Daniela Goggi. Con Eugenia Suárez, Esteban Lamothe. Salas: Hoyts Abasto, Village Pilar

 




03/06/15

"Chappie": Más ficción que ciencia

Crítica: Regular.Del director de “Sector 9”, la desigualdad vuelve a ser el tema dominante. Hugh Jackman, desaprovechado.

Con alma. Chappie (doblado por Sharlto Copley), y su creador. FOTO: SONY

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Un futuro distópico, pero cercano en el tiempo, ya que la ciudad (Johannesburgo) se ve igualita a como es hoy. Bandas callejeras dominan la escena, por lo que una empresa entrega a la policía unos robots policías. Adivinen: los índices de criminalidad descienden.

La desigualdad de clases es un tema que apasiona al director sudafricano Neil Blomkamp. En Sector 9 extraterrestres se posaban en el cielo de Johannesburgo. Luego, en Elysium, con Matt Damon, los pobres se quedaban en la Tierra mientras los ricos y pudientes escapaban hacia el exterior. Aquí intenta en el guión que coescribió con su esposa, Terri Tatchell, confluir ideas aparecidas en sus filmes anteriores. Hombre contra hombre es la amenaza más poderosa.

Hay una rivalidad entre Deon (Dev Patel, de ¿Quién quiere ser millonario?), el cerebro creativo del modelo de robot operante, al que quiere mejorar y hacer sentir y pensar, y el de Vincent (un desaprovechado Hugh Jackman, que no da para el rol), un ingeniero que creó uno propio, pero más costoso y aparatoso, y no consigue que la CEO (Sigourney Weaver) lo apruebe.

Acertaron: el malo querrá desbaratar todo lo que hizo el bueno, por envidia. Se sabe: aquéllos que se saben con menos talento son capaces de cualquier cosa. Y si embaucan, pueden triunfar, al menos en un comienzo.

Lo cierto es que Blomkamp no necesitaba a Patel, ni a Jackman ni a Weaver. Es que esos personajes son los menos atractivos. No tienen profundidad. Ni en la creación ni en sus diálogos. Es bueno advertirlo, porque la atención se centrará, entonces, en quienes realmente deben tenerla. Porque ¿qué es el papel de Weaver, sino el de la empresaria que le pone coto a los avances de la ciencia, porque va en detrimento de sus ganancias económicas?

Chappie, el robot que siente, explican, es como un niño: ingenuo, fácil de engañar, hay que enseñarle todo y, por eso, es manipulable. Secuestrado por una banda (dos de ellos a los que llama Papi y Mami son Ninja y Yo-Landi Visse, de la banda Die Antwoord, y llevan sus mismos nombres en el filme) aprende a delinquir. Lo engañan, claro: cuando le ordenan castigar a unos policías, le dicen que los ponga a dormir, cuando en realidad casi los mata.

Lo que Blomkamp intenta es borrar las diferencias entre un humano y un humanoide. Es un paso difícil, una frontera tal vez no infranqueable, porque ¿quién es el irracional? ¿Quién el autómata?

Lo que los emparenta es el miedo a la muerte. La conciencia. Y esa suerte de crisis existencial que tiene Chappie cuando advierte que la batería que tiene, irremediablemente, se acabará.

La línea argumental también plantea, entre oraciones de manual o explicativas hasta el hartazgo, si es posible que una inteligencia artificial pueda superar a la humana. Todo esto si usted tiene ganas de filosofar, porque si quiere ver una de acción, le dará lo mismo si Chappie es un robot, se parece al de Cortocircuito o a RoboCop.

Muchos temas, que se ven comprimidos en un filme que termina siendo más de acción que de ciencia ficción.

“Chappie”

Regular

Ciencia ficción/Acción. EE.UU./Sudáfrica, 2015. 120’, SAM 13 R. De Neill Blomkamp. Con: Hugh Jackman, Dev Patel. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo

 




03/06/15

"Invasión alien": Excesos de autor

Crítica: Regular.Un juego discursivo sin peso suficiente como para supeditar un relato sin sostén argumental.

Olga y Horacio. Un curioso encierro en el bosque.

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@cordobe


Olga (Brenda Pignolo) y Horacio (Iñaki Moreno) trabajan en Fantastic Travel, una agencia de viajes en la que discuten técnicas de conquista mientras atienden a los clientes. Lo normal. Pero a Horacio se lo ve raro, además de ser español, abotona su camisa hasta el cuello y sus diálogos desorientan a cualquiera. Así comienza Invasión alien, un filme independiente del prolífico director de filmes independientes Ernesto Aguilar.

Como es ficción, ciencia ficción, el barbado agenciero consigue invitar a Olga a una cita. Fácil cita. Encerrados en el auto, parten hacia el bosque mientras se clavan un vino del pico y hablan de bueyes perdidos. Pero lo único que quieren es tener sexo. “¿Alguna vez tuviste sexo por dinero?”, pregunta él ya sin candidez. Así pasa la noche, y hasta allí la película podría ir hacia cualquier lugar. Pero ya lo dice el título, vendrán los aliens, y junto a ellos, todo lo que vendrá después, parece una mala resaca. Sonidos que aturden, un bosque y una casa de la que no pueden huir sin más argumentos que un supuesto campo electromagnético del que solo habla Horacio y una heladera que hasta tiene cerveza.

Ficción surrealista con grandes dificultades para atrapar, y un encierro que es más libre que claustrofóbico. “Me hace acordar a una película de terror”, dice Olga. Y comienza otra sucesión de desenlaces bizarros. Pasan los días y Olga descubre que está embarazada. Sueña con un alien, con un parto traumático, mientras Horacio le sigue contando historias de aliens. Ella no quiere al bebé, él sí, los aliens también. No sabemos qué harán, pero sí que estos alienígenas, otro exceso de la ciencia ficción, estarán pensando qué hacen en esta película.

"Invasión alien"

Regular

Ciencia ficción. Argentina, 2014. 85’, SAM 13. De Ernesto Aguilar. Con: Iñaki Moreno, Brenda Pignolo. Sala: Espacio INCAA Arte Cinema