jueves, 2 de julio de 2015

Lindo Cine

Clarin.com Extra Show Cine 01/07/15

"La vida de alguien": Emotiva música del pasado

Crítica: Muy buena.El cuarto largometraje de Acuña retrata sobre todo un clima interior, el de una amistad, el de un músico y el de un amor.

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Ailín Salas y Santiago Pedrero. Los protagonistas del filme. FOTO: AURA FILMS

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Santiago Pedrero

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Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Con la mirada extraviada en sus recuerdos y en las luces de una ciudad que asoma entre la lluvia, Guille avanza en el asiento del micro hacia un invierno que transcurre en Mar del Plata. Lo acompañan sus fantasmas, símbolos de una tragedia tal vez. Una ruleta, una imagen de él mismo disparando un rifle, tres amigos caminando por las rocas con el sonido de la rompiente. Son los primeros trazos de La vida de alguien, el ingreso a un clima emocional, una cadencia atrapante en la que se desarrolla éste, el cuarto largo de Ezequiel Acuña (Nadar solo, Como un avión estrellado, Excursiones).

Podría ser un ensayo sobre una banda de rock el de Acuña, o la historia de una amistad rota sin querer, la de un disco jamás editado, o de un amor que crece con esa tranquilidad tan propia, a veces exasperante, de sus películas. No tiene importancia. Es todo eso, pero sobre todo es un clima. Un clima interior, donde el reencuentro con amigos vuelve a jugar un papel crucial como en su anterior Excursiones, donde los actores amigos vuelven a ser de la partida, un mundo de jóvenes y no tanto que añoran con melancolía el tiempo que se les escurre en la memoria.

Santiago Pedrero (participó de las cuatro películas de Acuña) es Guille, el músico que vuelve, que intenta rescatar algo de ese pasado, un disco grabado con sus amigos que jamás salió quizás. ¿Es presente o es pasado ese disco? ¿Y la amistad, de qué tiempo es? Lo espera el Gordo (Matías Castelli), la voz de una banda sin tiempo, testigo de aquella ruptura. Y a su vida se asoma Luciana (Ailín Salas), otro enigma para esta historia de invierno, conciencia de la pérdida y la recuperación, de una época, de un sonido que se escapó y vuelve resignificado. Una constante en la obra de Acuña.

La cámara lenta, la banda sonora que pertenece completa al grupo uruguayo La Foca (si ésta es su historia es una linda historia), la estética de videoclip que integra las canciones, letra y música, al relato, son detalles que contextualizan un clima de búsqueda interior. Una búsqueda que Acuña guía entre el presente y el pasado, entre el camino individual y el colectivo, entre la fidelidad a los amigos y las pretensiones de unos productores discográficos sin contemplaciones. El negocio de la música. La música de la vida. La vida de alguien que corre fantasmas guitarra en mano.

El mérito quizá esté en esa amalgama entre el pasado, los personajes, los escenarios, cosido todo con letra y música que acompasan un relato introspectivo, sin estridencias ni exacerbaciones trágicas, naturalmente emotivo.

"La vida de alguien"

Muy buena

Musical. Argentina, 2015, 92’ ATP. De Ezequiel Acuña. Con Santiago Pedrero, Ailín Salas, Matías Castelli. Sala: INCAA Arte Cinema

Clarin.com Extra Show Cine 01/07/15

"Minions": Amarillos y divertidos

Crítica: Buena.Los compinches de Gru en “Mi villano favorito” llegan con película propia. Y tiene un arranque para llorar de risa.

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En la cueva. Con Kevin como líder, deben salir a buscar un villano... FOTO: UIP

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Pierre Coffin

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Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

La apertura es, de lejos, lo mejor de Minions. Es una obertura histórica en la cual se repasa cómo estos personajes amarillentos, pequeños y simpáticos, de uno o dos ojos, corren detrás de quién creen es el mejor villano. Pueden pasar de un tiranosaurio a un hombre de Neanderthal, de un faraón a Drácula y hasta Napoleón Bonaparte.

Es que Minions es divertidísima hasta que se le empiezan a terminar las ideas.

Y cuando se le empiezan a terminar las ideas, se termina la película.

Para aquéllos que están familiarizados con el malvado Gru, y con sus ingenuos compañeros Kevin, Stuart y Bob, aquí se los presenta en una misión importantísima. Recluidos en una cueva, deben salir a buscar un villano. Es 1968, terminan en Nueva York -con referencias a Nixon, a Hair, para los adultos- y de ahí a Orlando, en una convención de maléficos, donde conocen a Scarlett Overkill (voz de Sandra Bullock en el original en inglés, Thalía en la versión doblada) y a su marido (Ricky Martin). A partir de allí, serán sus secuaces, cuando la delgada quiera apoderarse de la corona británica.

A veces crueles, como sus hermanos mayores, por una cuestión de color, Los Simpsons, el humor de los Minions es básicamente visual, y gutural. Apenas hablan y cuando lo hacen, lo hacen en su idioma con alguna que otra palabra suelta en castellano. Mantienen, entonces, la base de muchos cartoons, muchos dibujitos de otra buena época, como El Coyote.

De los dos directores de Mi villano favorito, la original y la secuela, aquí sólo está Pierre Coffin, a quien acompaña el debutante en la dirección Kyle Balda. No se nota mucho un cambio de rumbo, pero al menos Minions no es tan zonza y tiene alguna historia por detrás, algo que la segunda de Mi villano por cierto no tenía.

Atención: se recomienda no llegar ni un segundo tarde al cine, porque los gags aparecen ya con el logo de Universal al comienzo, y terminan con los títulos finales bien avanzados. Que los chicos se aguanten para ir al baño.

"Minions"

Buena

Comedia animada. EE.UU., 2014. ATP R, con leyenda, 91’. De Pierre Coffin, Kyle Balda. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano

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Clarin.com Extra Show Cine 01/07/15

"Solo": Uruguayísima

Crítica: Buena.Melancólica, tierna, agridulce, cuenta una historia que va dramáticamente in crescendo.

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Trompetista. Nelson, un buen trabajo de Enrique Bastos. FORO: PRIMER PLANO

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Guillermo Rocamora,

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Gaspar Zimerman

@gasparzimerman

gzimerman@clarin.com

A priori, el título y el país de origen (Uruguay) predisponen a esperar una película melancólica, grisácea, agridulce. El prejuicio se cumple: Solo es uruguayísima. En su opera prima, Guillermo Rocamora cuenta los rutinarios días de un cuarentón en un tono y un estilo similar al de títulos icónicos de la cinematografía oriental reciente, como Whisky, de Pablo Stoll y Juan Pablo Rebella, o Norberto apenas tarde, de Daniel Hendler.

Hay que tener paciencia para disfrutar de esta historia lacónica, tierna, que parece no arrancar pero va creciendo poco a poco, hasta crear un suspenso inesperado. Cuesta asociar la música a la burocracia, pero en Nelson (muy buen trabajo de Enrique Bastos) se conjugan: él es trompetista de la banda de la Fuerza Aérea Uruguaya. Vive en un mundo quedado en el tiempo, analógico, hecho de casetes y viejos teléfonos de línea. Tiene un matrimonio frustrante y, sin hijos ni amigos, no aparecen estímulos en su horizonte: apenas cumplir con la orquesta, ir y venir de los ensayos y los conciertos a horario y con el uniforme en regla. Hasta que aparece una zanahoria para seguir tirando adelante: un concurso de canciones inéditas.

Solo habla de la crisis de los 40, cuando, para bien o para mal, ya gran parte de la vida está hecha y el riesgo del estancamiento es grande. De las segundas oportunidades, de puertas que parecían cerradas y pueden volver a abrirse cuando el destino ya parece trazado e irrevocable. Y también de la eterna lucha entre deseo y deber ser. De la tentación de cobijarse en una estructura o recuperar cierto espíritu aventurero y salir a la intemperie en busca de esas emociones que le dan sentido a la existencia. Una encrucijada a la que, tarde o temprano, la mayoría debe enfrentarse.

"Solo"

Buena

Drama. Uruguay/Argentina/Holanda, 2013. ATP, 87’. De Guillermo Rocamora. Con: Enrique Bastos. Sala: ArteMultiplex

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