jueves, 4 de junio de 2015

Música y Cine







03/06/15

Evgueni Kissin, en el Teatro Colón: Ejecución superlativa

Evgueni Kissin, en el Teatro Colón.El pianista ruso se lució con Beethoven y Brahms, además de una exquisita selección de música española.

Evgueni Kissin. Talento, maestría y sobriedad. (Foto: Arnaldo Colombaroli)

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Crítico musical

@fmonjeau


Evgueni Kissin abrió su presentación en el Colón (concierto único para el ciclo Quinto aniversario) con la Sonata en Do mayor K. 330 de Mozart. La apertura volvió inevitable una comparación con las todavía frescas interpretaciones mozartianas en el Colón de otros dos pianistas eminentes, Mitsuko Uchida y Lang-Lang.

Kissin se ubica a distancia de ambos. No posee el preciosismo milagroso de la pianista japonesa, quien todavía es capaz de descubrir nuevas luces en el archiconocido repertorio mozartiano; pero tampoco tiene ninguno de los defectos de Lang-Lang, cuyo virtuosismo meloso y sentimental nos devuelve un Mozart espectacular e inverosímil.

Kissin no es preciosista en exceso, pero tiene una sobriedad incorruptible. Su Mozart estuvo bien enfocado, aunque en el tercer movimiento no faltó alguna nota un poquito golpeada; y tras los tres acordes conclusivos de ese movimiento el público irrumpió con los aplausos de rigor, aunque Kissin en realidad no había terminado de tocarlo ya que se aprestaba a obedecer el signo de repetición y retomar desde la doble barra (lo que en cierta forma es facultativo, pero que actualmente casi ningún intérprete deja de hacer). Esos aplausos no fueron tanto un error del público como un falla en la graduación del énfasis cadencial por parte del intérprete. Tal vez Mozart no sea lo más interesante que Kissin tiene para mostrar en un recital, pero lo que vino después fue superlativo. La Sonata Appasionata de Beethoven se oyó en una grandiosa progresión de nervioso dramatismo (Allegro assai)-serena consolación (Andante con moto)-afirmación titánica (Allegro ma non troppo) cuyas ráfagas Kissin encaró con velocidad temeraria e increíble precisión.

Brahms fue todavía más interesante. Kissin seleccionó los Tres intermezzi op. 117 y los desgranó en una interpretación totalmente íntima, un poco rallentada, como si quisiese tomarse el tiempo suficiente para revelar las distintas capas del entretejido brahmsiano (mi compañera de butaca y colega Laura Novoa me hizo notar un precioso detalle: antes de ejecutar los Intermezzi Kissin bajó la banqueta como si quisiese estar más cerca o más metido en el teclado, acaso más metido en el sonido mismo; efectivamente, tras la ejecución de Brahms volvió a subirla).

El programa continuó con una exquisita selección española. Kissin armó una suite propia con dos series de Albéniz: Granada, Cádiz, Córdoba (composición sublime en ejecución sublime) y Asturia, para rematar con ¡Viva Navarra! de Joaquín Larregla. Su prodigiosa interpretación fue largamente ovacionada, y se extendió con bises de Granados y Chopin.

 




03/06/15

"Abzurdah": Quiero que me trates suavemente

Crítica: Buena.Basada en un caso real, con buen protagónico de la China Suárez, cuenta un enfermizo amor no correspondido.

¿Amores que matan? Suárez y Lamothe, marcados por la obsesión.

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@cordobe


Entre la lógica comercial y el drama real, Abzurdah encaja a la perfección en el andarivel de las películas YA (young adults) apuntadas a un público entre los 14 y 21 años. Películas que, últimamente, se destacan por tocar temas duros. Crudeza, más no cuento de hadas. Basada en un caso real, el de Cielo Latini, que contó su drama de anoréxica en un blog, que luego fue libro, best seller y ahora película homónima, Abzurdah bucea en la (ir)realidad de una enfermedad social, tal vez en sus causas.

El promisorio debut protagónico de la China Suárez como Cielo, y la enrarecida historia de amor que acentúa sus crisis, le permiten a Daniela Goggi (fundamental que dirija una mujer) escapar del cálculo marketinero, narrar.

Escenificada a comienzos de la década pasada, la película cuenta el infierno de Cielo, una joven de clase media alta que se enamora de Alejo (Lamothe), un oscuro personaje, 9 años mayor que ella, al que conoce en el chat, donde el sobrenombre de Cielo es Abzurdah.

Tras mantener un romance oculto, ella se obsesiona con Alejo, pero él vive en otro mundo, los une el deseo sexual. Si esta niña linda y sensual de clase acomodada ya mostraba la debilidad de su vínculos con padres y amigos, el desplante de Alejo termina por sumergirla en una realidad paralela. Una anorexia nerviosa empieza a guiar su vida social hacia una ilusión de libertad, delgadez y autoflagelación con la muerte rondando.

No es una historia feliz, y resulta difícil identificarse con alguno de los personajes. Al contrario que en la estadounidense Bajo la misma estrella, cuyos protagonistas aman aunque una enfermedad terminal les ponga plazos. Aquí, en el complejo mundo de Cielo, con la indolencia de Alejo, la frialdad exasperante de sus padres (Carrá y Spregelburd), su enfermedad es la falsa salida. ¿Qué atrae a los adolescentes? Los sucesivos desnudos de Suárez, el galán de conurbano que le toca seguido a Lamothe, esa pareja que pasa del “besito tierno” del chat a las heridas sin cura. Dolorosa historia juvenil, sin héroes, con la pantalla como espejo para la reflexión o el melodrama cruel.

"Abzurdah"

Buena

Drama. Arg., 2015, 90’ SAM 13 R. De Daniela Goggi. Con Eugenia Suárez, Esteban Lamothe. Salas: Hoyts Abasto, Village Pilar

 




03/06/15

"Chappie": Más ficción que ciencia

Crítica: Regular.Del director de “Sector 9”, la desigualdad vuelve a ser el tema dominante. Hugh Jackman, desaprovechado.

Con alma. Chappie (doblado por Sharlto Copley), y su creador. FOTO: SONY

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Un futuro distópico, pero cercano en el tiempo, ya que la ciudad (Johannesburgo) se ve igualita a como es hoy. Bandas callejeras dominan la escena, por lo que una empresa entrega a la policía unos robots policías. Adivinen: los índices de criminalidad descienden.

La desigualdad de clases es un tema que apasiona al director sudafricano Neil Blomkamp. En Sector 9 extraterrestres se posaban en el cielo de Johannesburgo. Luego, en Elysium, con Matt Damon, los pobres se quedaban en la Tierra mientras los ricos y pudientes escapaban hacia el exterior. Aquí intenta en el guión que coescribió con su esposa, Terri Tatchell, confluir ideas aparecidas en sus filmes anteriores. Hombre contra hombre es la amenaza más poderosa.

Hay una rivalidad entre Deon (Dev Patel, de ¿Quién quiere ser millonario?), el cerebro creativo del modelo de robot operante, al que quiere mejorar y hacer sentir y pensar, y el de Vincent (un desaprovechado Hugh Jackman, que no da para el rol), un ingeniero que creó uno propio, pero más costoso y aparatoso, y no consigue que la CEO (Sigourney Weaver) lo apruebe.

Acertaron: el malo querrá desbaratar todo lo que hizo el bueno, por envidia. Se sabe: aquéllos que se saben con menos talento son capaces de cualquier cosa. Y si embaucan, pueden triunfar, al menos en un comienzo.

Lo cierto es que Blomkamp no necesitaba a Patel, ni a Jackman ni a Weaver. Es que esos personajes son los menos atractivos. No tienen profundidad. Ni en la creación ni en sus diálogos. Es bueno advertirlo, porque la atención se centrará, entonces, en quienes realmente deben tenerla. Porque ¿qué es el papel de Weaver, sino el de la empresaria que le pone coto a los avances de la ciencia, porque va en detrimento de sus ganancias económicas?

Chappie, el robot que siente, explican, es como un niño: ingenuo, fácil de engañar, hay que enseñarle todo y, por eso, es manipulable. Secuestrado por una banda (dos de ellos a los que llama Papi y Mami son Ninja y Yo-Landi Visse, de la banda Die Antwoord, y llevan sus mismos nombres en el filme) aprende a delinquir. Lo engañan, claro: cuando le ordenan castigar a unos policías, le dicen que los ponga a dormir, cuando en realidad casi los mata.

Lo que Blomkamp intenta es borrar las diferencias entre un humano y un humanoide. Es un paso difícil, una frontera tal vez no infranqueable, porque ¿quién es el irracional? ¿Quién el autómata?

Lo que los emparenta es el miedo a la muerte. La conciencia. Y esa suerte de crisis existencial que tiene Chappie cuando advierte que la batería que tiene, irremediablemente, se acabará.

La línea argumental también plantea, entre oraciones de manual o explicativas hasta el hartazgo, si es posible que una inteligencia artificial pueda superar a la humana. Todo esto si usted tiene ganas de filosofar, porque si quiere ver una de acción, le dará lo mismo si Chappie es un robot, se parece al de Cortocircuito o a RoboCop.

Muchos temas, que se ven comprimidos en un filme que termina siendo más de acción que de ciencia ficción.

“Chappie”

Regular

Ciencia ficción/Acción. EE.UU./Sudáfrica, 2015. 120’, SAM 13 R. De Neill Blomkamp. Con: Hugh Jackman, Dev Patel. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo

 




03/06/15

"Invasión alien": Excesos de autor

Crítica: Regular.Un juego discursivo sin peso suficiente como para supeditar un relato sin sostén argumental.

Olga y Horacio. Un curioso encierro en el bosque.

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@cordobe


Olga (Brenda Pignolo) y Horacio (Iñaki Moreno) trabajan en Fantastic Travel, una agencia de viajes en la que discuten técnicas de conquista mientras atienden a los clientes. Lo normal. Pero a Horacio se lo ve raro, además de ser español, abotona su camisa hasta el cuello y sus diálogos desorientan a cualquiera. Así comienza Invasión alien, un filme independiente del prolífico director de filmes independientes Ernesto Aguilar.

Como es ficción, ciencia ficción, el barbado agenciero consigue invitar a Olga a una cita. Fácil cita. Encerrados en el auto, parten hacia el bosque mientras se clavan un vino del pico y hablan de bueyes perdidos. Pero lo único que quieren es tener sexo. “¿Alguna vez tuviste sexo por dinero?”, pregunta él ya sin candidez. Así pasa la noche, y hasta allí la película podría ir hacia cualquier lugar. Pero ya lo dice el título, vendrán los aliens, y junto a ellos, todo lo que vendrá después, parece una mala resaca. Sonidos que aturden, un bosque y una casa de la que no pueden huir sin más argumentos que un supuesto campo electromagnético del que solo habla Horacio y una heladera que hasta tiene cerveza.

Ficción surrealista con grandes dificultades para atrapar, y un encierro que es más libre que claustrofóbico. “Me hace acordar a una película de terror”, dice Olga. Y comienza otra sucesión de desenlaces bizarros. Pasan los días y Olga descubre que está embarazada. Sueña con un alien, con un parto traumático, mientras Horacio le sigue contando historias de aliens. Ella no quiere al bebé, él sí, los aliens también. No sabemos qué harán, pero sí que estos alienígenas, otro exceso de la ciencia ficción, estarán pensando qué hacen en esta película.

"Invasión alien"

Regular

Ciencia ficción. Argentina, 2014. 85’, SAM 13. De Ernesto Aguilar. Con: Iñaki Moreno, Brenda Pignolo. Sala: Espacio INCAA Arte Cinema

 
 

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