jueves, 28 de mayo de 2015

Cine de esta semana






27/05/15

"Terremoto: La falla de San Andrés": Un desastre

Crítica: Regular.Todo se derrumba delante de los anteojos 3D: edificios, credibilidad, el guión, las actuaciones.

Dwayne Johnson. Cuando el mundo tira para abajo... FOTO: WARNER

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¿Qué puede haber peor que un terremoto? Dos. ¿Quieren más? Súmenle un tsunami.

Es que en Terremoto: La falla de San Andrés pareciera que todo tiene que ser grandilocuente y a la énesima potencia. Como Ray, el protagonista, encarnado por Dwayne Johnson, cada vez más grande (de físico). 

Ray, que hoy es padre de adolescente linda, próximo a ser ex marido y piloto de helicóptero de bomberos, antes fue rescatista en Afganistán. No se sabe cuál de todos los motivos lo vuelven más heroico.

El asunto es que mientras un sismólogo (Paul Giamatti) está feliz porque está próximo a poder prevenir movimientos sísmicos, la alegría le dura bien poco, porque la falla de San Andrés, en la costa Oeste de los Estados Unidos, se activa y produce un terremoto. Ya dijimos, habrá dos, y un tsunami, por si el espectador desprevenido se perdió algo, o salió a rellenar el balde de pochoclo, o al baño. Siempre una catástrofe habrá en pantalla.

Como la familia de Ray, a quien le llega la carta de pedido de divorcio y en pocos minutos se entera de que su (ex) mujer se mudará con ricachón metido en el negocio de un edificio moderno y alto en San Francisco -los guionistas aprovechan todo- y con ella se mudará su hija Blake.

La Naturaleza es sabia, dicen, pero ocasionar la muerte de centenares de miles para que la familia vuelva a estar junta, tal vez, puede ser demasiado.

Al margen de que los edificios vayan cayendo de a uno en vez, y no todos juntos -la peli dura casi dos horas, hay que amortizar los costos de efectos digitales-, por ejemplo, ¿nadie cuestiona a Ray que, siendo un bombero en actividad, tome un helicóptero por su cuenta y se mande a rescatar en misión personal a su hija, en vez de ponerse a las órdenes de sus superiores en medio de semejante catástrofe?

Ok, Blake (Alexandra Daddario, de True Detective) alegra con su presencia la pantalla.

En una escena el letrero de Hollywood se desarma. ¿Premononición? Nah: la película no hará sucumbir a la Meca del cine occidental. En este cine de realismo cero, con Kylie Minogue en un cameo, como una de las víctimas, tanto del terremoto como de la película, ¿nadie le dijo a Emma -Carla Gugino- que se saque los zapatos de taco para correr entre escombros -y ¡arriba!- de una torre que se viene abajo?

En fin, que nadie es tan literal y previsible, porque cuando el sismólogo dice a cámara “No puedo hacer suficiente énfasis... Tienen que irse. Ahora”, no le hacemos caso y no abandonamos la sala.

"Terremoto: La falla de San Andrés"

Regular

Catástrofe. EE.UU., 2015. 109’, SAM 13R. De Brad Peyton. Con Dwayne Johnson, Carla Gugino, Alexandra Daddario. Salas: Hoyts Abasto, Belgrano

 




27/05/15

"Camino a Estambul": Un debut desde el alma

Crítica: Muy buena.El actor dirige y prota goniza este drama sobre un padre que busca a sus hijos tras la batalla de Gallipoli.

Con los pies en el agua. Crowe se basó en un increible hecho real. FOTO: ALFA FILMS

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Un auspicioso debut detrás de las cámaras ha tenido Russell Crowe con Camino a Estambul. No es estrictamente una película de guerra, aunque incluye escenas de combate. Tampoco un filme romántico, aunque los personajes, el suyo como intérprete, ofrezcan sus momentos románticos contenidos. Mejor digamos que Camino a Estambul es un drama, profundo, en el que la futilidad de la guerra y las razones del corazón están interconectadas, y en muy buen balance.

El actor de Gladiador y El informante es Joshua Connor, un australiano padre de tres hijos que combatieron en la sangrienta batalla de Gallipoli, en tierras turcas, durante la Primera Guerra Mundial. Cuatro años después, en 1919, le jura a su esposa que irá y traerá de regreso los cadáveres de sus hijos, al menos para que descansen bajo tierra en la granja que mantienen.

Basado en hechos reales, el título original (El adivinador de agua) encierra su poesía. Joshua tiene un don para encontrar pozos de agua en la árida Australia, y así cuando llegue adonde se desarrollaron las acciones bélicas, confiará en que podrá encontrar el lugar donde se encuentran enterrados los cuerpos de sus jóvenes hijos. Con algo de misticismo entre tanto dolor, Crowe jamás recarga las tintas en lo extraño de la situación, pero tampoco en la fiereza de las escenas bélicas, que sí son sumamente intensas en los flashbacks.

Para esto, Crowe como director enfrenta a turcos y británicos en un suelo donde los resquemores se mantienen y la invasión de los griegos es inminente y, por si fuera poco, también se atreve a afrontar el tema del lugar que la mujer ocupa en esa sociedad. Para ello, Olga Kurylenko encarna a Ayshe, la viuda y dueña de un hotel en Estambul donde descansa el protagonista: es la subtrama que airea un tanto el drama existencial de Connor.

Hay, si se quiere ver, algo de Rescatando al soldado Ryan en la búsqueda desesperada, y muchos obstáculos que debe saltar, primero para poder llegar a Gallipoli, y luego para que lo dejen encontrar lo que busca. Y entre nacionalidades diferentes, algo enlaza las almas. Un oficial turco -que ordenó la matanza de miles de australianos allí- es quien ayuda a Connor. Tiene un sencilla razón: “Es el único padre que ha venido a buscar a sus hijos”.

Con una bellísima fotografía que emparenta los paisajes de Australia y Turquía, con mucha luz natural y ambientes abiertos, Crowe sabe imponer la tensión en momentos claves, sea que se enfrenten los personajes con las armas o con las palabras.

El reparto incluye, además de un gran trabajo del turco Yilmaz Erdogan como el mayor, a un niño (Dylan Georgiades) como el hijo de la viuda, con quien Connor entabla cierta relación. Es que Crowe sabe saltear las fronteras y las políticas y entregar un muy buen alegato en contra de la guerra y a favor de la solidaridad, en busca de la paz interior.

 "Camino a Estambul"

Muy buena

Drama. Australia/EE.UU./Turquía, 2014. 111’, SAM 13 R. De y con Russell Crowe. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Unicenter, Showcase Norcenter

 




27/05/15

"Zonda, folclore argentino": Un mapa musical

Crítica: Regular.Geografía arbitraria del folclore norteño, flaco en personalidad pese a una cuidada selección y puesta.

Soledad Pastorutti. Canta “Añoranzas”, el himno santiagueño.

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@cordobe


El español Carlos Saura ha dicho que su documental Zonda, folclore argentino es un musical en estado puro. Quizá sea su manera de amortiguar el contraste que siempre produce el folclore, en este caso pura expresión popular del norte argentino, escenificado en estudio, lejos de su estado natural. Claro que el peso específico de los músicos elegidos ya le da un valor propio a la película, pero no pasa de ser un recorrido personal de una expresión inabarcable para el cine, una experiencia colectiva llevada al terreno individual.

El recorrido arranca con un escenario vacío y una definición de Zonda, el viento caliente que asola la región del noroeste argentino. La zamba, la vidala, la chacarera, el malambo, la copla y el chamamé van poblando ese escenario, con grandes figuras, voces profundas, instrumentistas consagrados y danzas contagiosas, que el mismo Saura eligió. ¿Quién puede criticar un recorrido personal?

Teatro de sombras que van ganando nitidez, mensajes ocultos en las canciones, ensayos, la recreación de una peña cuyana, y homenajes a dos gigantes como Mercedes Sosa, nostalgia en un aula de primaria, y Atahualpa Yupanqui, crítica social de su guitarra zurda.

Saura, que ya hizo Flamenco, Fados, Tangos, tiene su matriz para la música, con altos y bajos, con literalidad excesiva, con un malambo exquisito o con la chacarera sorprendente de Lito Vitale.

Juntos los músicos, como en la propaganda de una popular marca de vinos, con otros decorados, imágenes históricas, sombras, bailes y pulcritud que exaspera desde la coreografía. No hay Zonda ni polvareda, sí virtuosismo bien aprovechado, y algunos climas, que se pierden en el encadenado de un género con el otro, de un guión sin otra historia que la del director.

"Zonda, folclore argentino"

Regular

Musical. Argentina/España, 2015. ATP, 87’. De Carlos Saura. Con Peteco Carabajal, Soledad. Salas: Monumental, V. Recoleta

 

 

jueves, 21 de mayo de 2015

Mucho Cine y muy Bueno para un finde muy largo

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Cine

20/05/15

"Tokio": Jazz de la tercera edad

Crítica: Regular.Graciela Borges y Luis Brandoni actúan y recitan lo que les marca el guión, y de no ser por ellos, el resultado sería anodino.

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Amor a media luz. Borges y Brandoni, en la noche cordobesa. FOTO: ENERGIA ENTUSIASTA

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Graciela Borges,

luis brandoni,

Maximiliano Gutiérrez,

Scholz,

Tokio

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por Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Una historia de amor entre dos personajes adultos, acercándose a la tercera edad, donde nadie calla nada y tampoco parece importarle demasiado lo que digan los otros, da como tema para la comedia. Tokio es una comedia romántica porque tiene la historia de amor en 24 horas -presentación, seducción, conquista, noche de alcoba con luz tenue-, pero donde falla es en el haber del humor.

Mujer viajada, pero solitaria, el personaje de Graciela Borges llega a un bar donde tocan jazz, en Córdoba. Pocos lo saben, pero es el día de su cumpleaños y no quiere pasarlo sola. Espera y espera a un amigo, que no llega. Quien sí la tiene entre ojos es el pianista (Luis Brandoni), quien termina -corte de luz mediante- llevándola al departamento que un amigo le prestó, antes de irse de gira, dice. Allí habrá más jazz, confesiones, abundantes clisés, el desnudo de espalda de la actriz de Pubis angelical y ya es hora de ir cerrando la historia.

Que, de Maximiliano Gutiérrez (director de El vagoneta en el mundo del cine), depara alguna vuelta de tuerca, aunque bastante previsible, en los últimos momentos, con el personaje de Guillermina Valdes. Porque Tokio es como una puesta en escena teatral, con dos personajes centrales que necesitaba ser más aireada, aunque transcurra en 24 horas. Ya vimos lo que hizo Scorsese en una noche, pero esta película apunta en otra dirección.

Borges y Brandoni actúan, dicen y recitan lo que les marca el guión, y de no ser por ellos el resultado pudo ser anodino. Muchos recordarán Elsa & Fred, por aquello de dos personajes que apuestan al amor cuando otros se deciden por la mecedora, pero no hay comparación que valga.

"Tokio"

Regular

Comedia romántica. Argentina, 2015. 82’, ATP. De Maximiliano Gutiérrez. Con Graciela Borges, Luis Brando­ni. Salas: Hoyts Abasto, Belgrano

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Cine

20/05/15

"Motivación cero": ¿Nada que hacer?

Crítica: Muy buena.Implacable y entretenido acercamiento a la burocratización del ejército israelí con mirada femenina.

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Rebeldía, en tono de comedia negra.

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Crítica de cine,

Motivación Zero,

Talya Lavie,

Zero Motivation

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por Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Parodia realista y crítica corrosiva de un sistema con tono de comedia profunda. Motivación cero, opera prima de Talya Lavie, muestra con frescura la relación de dos amigas que trabajan en el área de administración de una base de combate israelí.

Resignadas, olvidadas, y ajenas a un conflicto que ocurre muy cerca, pero que a ellas les queda lejísimos, no tienen otro mundo. Daffi (Nelly Tagar) y Zohar (Danna Igvy), junto al burocrático equipo de su área, visten uniforme, y ostentan grados, pero sus deseos son miserias de una vida cotidiana empobrecida. Rutinaria.

Huir a Tel Aviv, tener sexo a toda costa, batir récords en un clásico de las PCs como el Buscaminas y hacerle la vida imposible a una jefa inocentemente trepadora, son algunos de sus flacos objetivos, que serían casi normales si no estuvieran allí, en esta historia que la directora eligió dividir en tres relatos con la huidiza Daffi y la rebelde Zohar como grandes protagonistas de esta comedia bien dramática que transcurre casi siempre en los interiores del cuartel. Mujeres confinadas, sometidas a su rol secundario incluso en el cuartel, a ser las secretarias, a servir el café u ordenar papeles bajo el servicio militar obligatorio.

"Aquéllo fue ideológico, esto fue un error humano", dice Zohar al explicar uno de sus actos rebeldes. Rebeldía que en clave de comedia o drama que esgrime cada vez más el cine israelí, con historias como ésta, la de una amistad bajo reglas difíciles. Atemperada por el tono, y los diálogos, una denuncia real.

"Motivación cero"

Muy buena

Comedia. Israel 2014, SAM 16, 100’. De Talya Lavie. Con Dana Ivgy, Nelly Tagar, Shani Klein, Heli Twito, Meytal Gal. Salas: Lorca, Artemultiplex, Cinemark Palermo, Bama, Cinema City

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Cine

20/05/15

"Tomorrowland": Cuando el futuro es hoy

Crítica: Buena.El director de “Ratatouille” se zambulle en la ciencia ficción, con mensaje esperanzador y todo.

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George Clooney, en Tomorrowland, con adolescente y androide.

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George Clooney,

Tomorrowland

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por Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Ya lo dijo John Lennon, aquello de que podrán decir que soy un soñador, pero no soy el único. Y Tomorowland está pensada, al fin, para aquéllos que no se dan por vencidos ni aún vencidos, y que tienen la esperanza de que un mundo mejor es posible. Y si se es niño o adolescente, mejor.

Tal vez podamos decir que las anteriores películas de Brad Bird no eran de ciencia ficción, pero Los Increíbles, Ratatouille y Misión Imposible: Protocolo Fantasma tenían suficiente fantasía y carga imaginativa, o al menos pedían al espectador dejarse llevar por una familia con superpoderes, un ratón que habla y las proezas increíbles del agente Ethan Hunt y los suyos.

Pero en Tomorrowland, el hombre surgido de Pixar se zambulle de lleno en la ciencia ficción, con un pin que a quien lo toque -sólo a los elegidos- lo transportará en tiempo y espacio a ese lugar del título, un universo en el que el desarrollo tecnológico y científico permiten vivir sin contaminación. Casi, casi como un mundo feliz.

Pero lo felices que están allí no tiene parangón con lo que ocurre en la Tierra, a la que le quedan pocas horas de vida, a menos que la salve una, carraspeo, una Santísima Trinidad. La componen Athena, una niña androide (Raffey Cassidy), que recluta a una adolescente de nombre Casey... ¡Newton! (Britt Robertson), a quien le gusta la ciencia y nunca se da por vencida, y Frank Walker (George Clooney), que hace un tiempo fue un niño inventivo, que llegó a Tomorrowland, pero fue desterrado por el maléfico Nix (Hugh Laurie) y vive casi escondido en la Tierra.

"Cuando era niño, el futuro era diferente", aclara un apesadumbrado Walker/Clooney, quien, en otro momento, dice algo casi premonitorio: "¿Tengo que explicarlo todo? No podés sentir asombro sin preguntar cómo?". Eso, en síntesis, debe ser lo que se propuso Brad Bird para los espectadores.

Tomorrowland viene, como los chocolates sorpresa, con algo escondido: un mensaje de esperanza, y la seguridad de que son los niños los que podrán salvar al planeta. Como muchos en el mundo animado de Disney, hay personajes que no tienen madre, lo cual en la película es una suerte, porque no tienen a quién preocupar si de pronto están o no están. El guión se permite una disgregación.

Desde el diseño la película es, claro, impactante. Hay mucho del arquitecto Santiago Calatrava en cómo luce, al menos de lejos, la ciudad futurística. Damon Lindelof fue coguionista con Bird, y el cocreador de la serie Lost ha metido mucha mano, y se nota. La pregunta es cuánto para chicos es Tomorrowland. Si las cuestiones metafísicas no son más propias para preadolescentes, aunque la acción trepidante -como en un juego del parque temático del mismo nombre de Disney- se apodera de la narración por dos horas.

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Cine

20/05/15

"Mientras somos jóvenes": ¡Qué pareja(s)!

Crítica: Muy buena.Ben Stiller, neurótico o descabellado, siempre paga. Y aquí el humor es inteligente, incisivo y farsesco.

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Ben Stiller & Naomi Watts. Matrimonio de cuarenta y pico conoce pareja de veintipico. FOTO: ALFA FILMS

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Ben Stiller,

Crítica de cine,

Mientras somos jóvenes,

Naomi Watts,

Noah Bambauch,

Scholz,

While We're Young

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por Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Renovarse es salud, dicen, y eso correría a cualquier edad. El director Noah Bambauch anda por los 45, como los personajes que encarnan Ben Stiller y Naomi Watts -Josh y Cornelia-, y Jamie (Adam Driver: fans de Star Wars, estén atentos) y Darby (Amanda Seyfried), por los 25. Un encuentro casual hace que nazca una amistad entre las parejas. Y Cornelia acompaña a su nueva amiga a clases de hip hop, y él va a bicicletear por Nueva York, artritis mediante, y hasta a cambiar su look y comprarse un sombrero con Jamie.

Como que se enganchan y empiezan a copiarse de ellos. O “les gustaría ser” como ellos. Y parece que la atracción es mutua.

De a poco, Josh y Cornelia comienzan a alejarse de un matrimonio amigo, de su edad, que acaba de tener un bebé (ellos decidieron dejar de buscar luego de algunos inconvenientes). Y lo que parece una nueva amistad perfecta, que hasta podría reconectar a la pareja de los 40 con la energía que, ella siente, se perdió en el camino, está lejos de serlo. Tiene sus complicaciones y hacia allí se encamina, en sus 25 minutos finales, donde Bambauch apela más a la farsa que a la ironía.

Bambauch (director de Historias de familia, Margot y la boda, guionista de Wes Anderson en más de una oportunidad) siempre supo poner el ojo sobre sus personajes, y con esa capacidad de observación, diseccionarlos desde actitudes o diálogos. O hasta miradas.

El filme trata sobre el narcisismo y la generosidad, sobre seguir o no las convenciones sociales -más allá de ver VHS o escuchar vinilos, y compartir una ceremonia con ayahuasca-, pero también sobre el temor a ser estafado o pasado como alambre caído. Josh es un documentalista indeciso, que hace años no termina un filme que anda por las 6 horas y media, y Jamie parece, con su despreocupación y desprejuicio, comenzar a apoderarse de Jamie. Josh se siente como tironeado entre ser el (falso) mentor de Jamie, que demostraba admiración por su trabajo, y estar bajo la sombra de su suegro (gran regreso de Charles Grodin), algo así como el maestro del cinéma vérité.

El tiempo perdido quizá no se recupere jamás, pero esta comedia neurótica, con el humor corporal que Stiller tan bien sabe ejecutar, reunido de nuevo con el director de Greenberg (aquí editada en DVD), no es tiempo que se malgasta o desperdicia. Aquí se gana.

"Mientras somos jóvenes"

Muy buena

Comedia. EE.UU., 2014. 94’, SAM 13. De Noah Bambauch. Con Ben Stiller, Naomi Watts Salas: Hoyts Abasto, Showcase Belgrano

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Cine

20/05/15

"Poltergeist, Juegos diabólicos": Del otro lado...

Crítica: Buena.La falta de riesgo de esta remake se compensa con un ritmo, suspenso y actuaciones bien trabajadas.

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Madison. Antes del rapto. FOTO: FOX

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bilbao,

Crítica de cine,

Gil Kenan,

Poltergeist: Juegos diabólicos

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por Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Pasaron 33 años desde la primera versión de Poltergeist, juegos diabólicos, que ahora llega actualizada de la mano de Gil Kenan. Versión contemporánea de aquel éxito comercial, lo primero que motiva es la eterna discusión sobre las razones extracomerciales de toda remake. Otro tema.

Vayamos a la película. Los Bowen, una familia tipo del siglo XXI, se mudan a los suburbios acorralados por la crisis. Eric está desempleado y Amy, su mujer, es una escritora frustrada que trabaja en casa. Tienen tres chicos, Kendra, la adolescente conectada al mundo a través de su telefonito, Griffin, un niño temeroso pero perceptivo, y Madison, la temeraria y extrovertida pequeñita de la casa.

Esta Poltergeist podría ser un drama típico de la familia venida a menos por el desempleo, o las dificultades de comunicación entre padres e hijos, pero aquí el drama de la vida cotidiana es sepultado por otro mayor, la aparición de fuerzas sobrenaturales. Conocemos la historia, conocemos la casa, e igual nos vamos a asustar. Pero la agresividad sobrenatural pierde impacto frente a la naturalización de la agresión real, con otras raíces.

Kenan, y casi todos los directores del género, salvan el problema a través de la identificación con la vulnerabilidad de sus protagonistas. Adolescentes o niños, abiertos a nuevas experiencias, con padres enceguecidos hasta que arranca la tragedia: la más pequeña de la casa es secuestrada y la familia, junto a un equipo de parapsicólogos y un presentador de TV deberán urdir un plan para rescatarla.

Un placar claustrofóbico y tenebroso, un ático infernal y pantallas que transmiten el más allá diseñan este mapa hogareño del terror. Cambia la tele por el plasma, el tubo por el celular. Allí esta la niña de espaldas al TV con sus palmas sobre la pantalla charlando con los espíritus. Profesionalización del suspenso. Médiums, y cierta redención para espíritus olvidados.

"Poltergeist, juegos diabólicos"

Buena

Terror. EE.UU. 2015, SAM 13 R, 94’. De Gil Kenan. Con Sam Rockwell, Rosemarie DeWitt, Jared Harris. Salas: Hoyts Abasto, Village Pilar

jueves, 14 de mayo de 2015

Buen CINE esta semana

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Cine

13/05/15

"Mad Max: Furia en el camino": No necesitamos otro héroe

Crítica: Buena.Dos películas en una: la de acción a alto voltaje, y otra con una mirada sociológica y hasta espiritual.

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Aprisionado. Max (Tom Hardy) habla poco y es hiper agresivo. FOTO: WARNER BROS.

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Charlize Theron,

Crítica de cine,

George Miller,

Mad Max: Furia en el camino,

Mad Max: Fury Road,

Scholz,

Tom Hardy

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por Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Hay dos películas en una. La que prima, la que está ahí escapando de la pantalla en la proyección 3D es la que hará que Mad Max: Furia en el camino sea la más taquillera este fin de semana, aquí y en donde se estrene. Aquella donde adelante están los sentimientos primarios -sobrevivir, escapar, matar o morir-. La otra, la de la indagación sociológica, la metáfora geopolítica, la que plantea cuestiones filosóficas y hasta espirituales, también está. El espectador elige.

Max (Tom Hardy, Bane en la última Batman) es un ex policía que en un futuro postapocalíptico empieza raptado por los secuaces de Inmortan Joe, tirano que es el dueño y señor de La Ciudadela, donde los pobres y lisiados ruegan por migajas y se pelean por el agua que Joe derrama desde las alturas -la división de clases es clara, los esclavos llevan una pátina de polvo blanco-. Max e Imperator Furiosa (Charlize Theron) son los dos rebeldes a los que la historia reunirá para combatir al superpoderoso y sus hombres.

Es que Max está trastornado. Eso es indudable. Su agresividad proviene de su pasado, que se le hace presente en alucinaciones. Lo atormentan muertes que no ha podido evitar. No en vano Miller aprisiona en buena parte del metraje su cabeza en una máscara metálica, y su cuerpo es encadenado.

Furiosa rapta a las cinco esposas de Inmortan Joe -todas supermodelos- y las quiere llevar, a través del desierto, a bordo de un camión con acoplado a Lugar verde, mítico paraíso donde presume estarán felices y a salvo. Y Max, a quien usan como "bolsa de sangre" -su vena está conectada a la de Nux (Nicholas Hoult), que es capaz de dar su vida por la causa que le ordene su amo-, obviamente escapará y ayudará a las amazonas en su lucha por hacer lo mismo. Huir. Porque la persecución será tremenda.

Claramente esta Mad Max no tiene en su historia parangón con la original, de 1979, y si se asemeja a alguna de la trilogía de Miller es a la segunda. Lo que mantuvo es la forma, no tanto del relato -intenten, hoy, ver 5 minutos de la de 1979 sin esbozar una sonrisa-, sino las acrobacias, los fierros, los automóviles, las máscaras, el vestuario, la sangre, el calor, el desierto.

El líder dictador (Hugh Keays-Byrne, el mismo actor que era Toecutter, el malo en la Mad Max original, pero en otro rol, claro), que tiene el rostro cubierto con una máscara de dientes, y vive gracias a estar adosado a enormes tubos de oxígeno, quiere mantenerse en el sitial del poder como sea. Sea a través de la guerra o de las negociaciones con las tribus vecinas en el desierto, los de la Granja de Balas y los la Ciudad de Gasolina. Inmortan Joe usa a las mujeres como productoras de leche y para dar a luz a nuevos guerreros. La mirada de Miller es directa: está contra el patriarcado y la explotación femenina.

Miller habla de un futuro en el que la decadencia de la civilización ha llegado, y la dependencia del petróleo es total. Hay un poder establecido (Inmortan Joe) y un deseo por romper el molde y buscar una civilización mejor, crear un Nuevo Orden (Furiosa). Una pérdida de autoestima, de creer en sí y en algo, y el aceptar el presente como la única realidad. Eso, si hilan más fino. De lo contrario, hay un gordo misógino contra una mujer peladita, algo masculinizada, que lo enfrenta.

Pero aquí Furiosa es la que es alimentada por la venganza, el resentimiento, la rabia, no Max. Y en más de un momento Miller le cede el protagonismo a ella, antes que a Max. Vean sino el afiche local del filme, quien está en primer plano.

Aquí el que detenta el poder es el que tiene los liquidos -el agua y el petróleo, en el orden que prefieran- y lar armas.

Los elementos -metal, acrobacia, motores, lo árido- están siempre presentes. No hay una edición enloquecedora, ni de cortes abruptos, apurados. Los efectos especiales son usados para que no se vean los cables de los que cuelgan los acróbatas (aunque hay una escena en una tormenta totalmente hecha por CGI, claramente), porque los dobles de riesgo son de carne y hueso, no dibujitos por computadora. Y eso se nota. Y se agradece.

El también australiano John Seale aprovecha la luz natural de desierto de Namibia, con sus tonos anaranjados y ocres, un marco para esta película cargada de violencia, y de otras connotaciones.

"Mad Max: Furia en el camino"

Buena

Acción. Australia/EE.UU.,2015.  120', SAM 16. De George Miller.  Con Tom Hardy, Charlize Theron.  Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Dot

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Cine

13/05/15

"El séptimo enanito": Mezcla animada

Crítica: Buena.Es jugada la combinación de “Blancanieves” con “La Bella durmiente”, y los toques de modernización.

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Enano. Ayuda a despertar a una bella durmiente... FOTO: ALFA FILMS

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Boris Aljinovic,

Crítica de cine,

Der 7bte Zwerg,

El séptimo enanito,

Harald Siepermann,

Scholz

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por Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Cada cual puede contar la historia como mejor le guste, y los directores de El séptimo enanito adaptaron -o mejor, abrevaron en- Blancanieves y los siete enanitos para construir, entonces, una historia propia. Distinta. Y que amalgama a los enanitos con La Bella durmiente.

Demostrando que hacerlo no es privilegio exclusivo de Disney, que hace lo que quiere con los relatos clásicos, de Aladdin a La Bella y la Bestia, ¿por qué los alemanes Boris Aljinovic y Harald Siepermann no podían hacerlo?

En un castillo, la princesa del cuento está por cumplir 18 años, y según el hechizo de una bruja malvada, llamada Dellamorta, si se pincha el dedo antes de llegar a la mayoría de edad, todo el reino caerá en un sueño profundo. Y no pregunten cómo, pero uno de los enanitos mete la pata, la princesa se pincha y todo el reino -menos los enanos- caen en el sueño profundo. La única manera de romper el hechizo del sueño por cien años es llegar hasta el castillo de Dellamorta. Allí está Jack, sí, el muchachito que despertará a la princesa Rose con un beso de amor. Pero está secuestrado por Dellamorta.

El asunto no es el cruce de cuentos aquí, sino la animación en sí, que no es ni tan fluida ni colorida como la de la empresa del ratoncito. Lo que sí tiene es variados giros humorísticos y de modernidad en la trama y las acciones, lo que de alguna manera hace a un acoplamiento (perdón), como manteniendo un esquema o un plano tradicional aggiornándolo con citas del presente.

La película está destinada a los chicos de no más de 10 años, aunque el ritmo no decae y algún hermanito mayor puede acompañarlos, y hacer así una salida familiar completa. El pochoclo ayuda.

"El séptimo enanito"

Buena

Animación. Alemania, 2014. 87’, ATP. De Boris Aljinovic y Harald Siepermann. Salas: Cinemark Palermo, Showcase Belgrano, Hoyts Dot

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Cine

13/05/15

"Trash": Desechos y esperanza": Haz lo correcto

Crítica: Buena.Choque de aventura y realidad, en un frenético acto de redención con grandes actuaciones y algunos excesos que merecen otro análisis.

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Rafael y el Rata. Adolescentes justicieros en las favelas de Río. FOTO: DISTRIBUTION COMPANY

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bilbao,

Crítica de cine,

Martin Sheen,

Rooney Mara,

Stephen Daldry,

Trash,

Wagner Moura

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por Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

Ritmo vertiginoso, empatía que roza la compasión con los niños protagonistas y algo de bronca por la pueril mirada eurocentrista son algunas de las sensaciones inmediatas que motiva Trash: Desechos y esperanza. Filmada en un basural de Río de Janeiro, con las favelas como escenario natural, la película de Stephen Daldry cautiva e interpela ya desde el guión, un libro para adolescentes adaptado por el experimentado Richard Curtis. Con una estética similar a la de Ciudad de Dios, esta es la historia de Raphael, Gardo y Rata, tres chicos que viven y comen en el gran basural de su ciudad. Allí encuentran otra historia, una billetera con información en clave que es afanosamente buscada por la policía local. Matan y torturan policías y políticos locales para conseguir esa información.

La billetera pertenecía a un tal José Angelo, un abogado con perfil social, que guardó allí el legado de su causa anticorrupción, información detallada de los socios del crimen. Son pistas que los chicos empiezan a seguir, desafiando el destino, desestimando la jugosa recompensa de la policía corrupta. Apenas tienen una tibia ayuda en ese basural, del cura alcohólico (Martin Sheen) y de la bella trabajadora social que les enseña inglés (Rooney Mara). Pero avanzan por curiosidad, tal vez por mandato social, por odio a la policía, y porque es lo correcto, como ellos mismos dicen. Y las pistas les muestran un mundo podrido, pero también la solidaria y emotiva compañía de sus iguales, que los ayudan a huir en escapadas frenéticas, que de los desechos blanden esperanzas.

La mirada eurocentrista se posa sobre el basural latinoamericano, y cuenta una trama de aventuras en el medio de una tragedia social con discutible intencionalidad y autoridad sobre el tema. Y es casi una novela rosa ese exceso de esperanza, cimentado en la firmeza y valentía de tres chicos que crecieron en un mundo infame. Hay incluso citas bíblicas. El éxodo, la redención, y hasta podemos llegar a pensar que si los chicos triunfan la revolución estará cerca. Ellos, que viven el apocalipsis perpetuo, víctimas de las empresas cómplices de políticos y policías corruptos, pueden ser los salvadores. Y pueden desatar una lluvia de dinero en medio un basural, ¿dos clases de basura?

Metáfora de la corrupción, en cualquier lugar del mundo.

"Trash: Desechos y esperanza"

Buena

Aventuras. Inglaterra/ Brasil 2014, SAM 16, 112’. De Stephen Daldry. Con Martin Sheen, Rooney Mara, Wagner Moura. Salas: Lorca, Bama, Cinemark Palermo

viernes, 8 de mayo de 2015

Soy Ringo

http://www.lanacion.com.ar/1790794-soy-ringo

Espectáculos

Ringo Bonavena, mito y leyenda

Por Javier Porta Fouz | Para LA NACION

Ficha técnica: Soy Ringo (Argentina, 2014) / Dirección: José Luis Nacci / Guión: José Luis Nacci / Fotografía: Osvaldo Ponce / Edición: Julio Di Risio / Música: Marcelo Lousteau / Distribuidora: Gapz Cine / Duración: 106 minutos / Calificación: apta para todo público / Nuestra opinión: buena.

La reconstrucción del mito y el misterio de Oscar "Ringo" Bonavena mayormente desde entrevistas y material de archivo es la propuesta de este documental que ofrece indudable eficacia en su planteo convencional. Entrevistados que se alternan, fotos de época, algunas ilustraciones, fragmentos de peleas, anécdotas, su decadencia, su muerte. Sí, también están narrados los combates con Alí, Patterson y Frazier. Soy Ringo empieza justamente con Alí, tal vez en una apuesta por la idea del carisma, por orientar la mirada, por el reflejo, por el espejo, por la construcción de Bonavena como personaje rutilante. Su búsqueda de fama, sus ideas de autopromoción, sus bravuconadas rimbombantes, su inefable incursión musical y su participación en el programa de Pepe Biondi delinean la zona de mayor relieve del documental: el boxeador que quiso ser grande y también una estrella, un ser flamígero y astuto que entendía con gran velocidad las reacciones de los medios y estaba convencido de hacer ruido y sabía cómo hacerlo. En esos momentos, la película se enciende especialmente, más que en las extensos, detallados y musicalizados relatos e hipótesis sobre los últimos días del boxeador y su muerte violenta. Puesto de forma más directa, la ópera prima de José Luis Nacci es mejor y más cinematográfica como perfil de un personaje notable que como investigación y rompecabezas policial. El propio título Soy Ringo llama la atención sobre el retrato, la zona más fuerte y fascinante del film.

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jueves, 7 de mayo de 2015

Cine

Clarin.com

Extra Show

Cine

06/05/15

"Choele": Lejos de las convenciones

Crítica: Buena.En la relación del niño y su hijo, se eligió alejarse de los lugares comunes, de que el chico hable como adulto o tenga una inocencia desmedida.

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Sobre la camioneta. Lautaro Murray y Leonardo Sbaraglia. FOTO: PRIMER PLANO

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por Pablo O. Scholz

pscholz@clarin.com

Las películas que están contadas desde el punto de vista de un niño, o como aquí, entrando a la adolescencia, suelen tener sus complicaciones. O el libretista lo hace tener y/o decir razonamientos impropios para su edad, o se cae en una inocencia desmedida.

Por suerte, y lo que valoriza a esta primera película en solitario de Juan Sasiaín (codirector junto a Federico Godfrid de La Tigra, Chaco), es que el realizador se aleja de ambas convenciones. Y eso que la historia daba lugar para ellas.

Coco tiene 11 años y está pasando unos días con su padre en su casa/taller en Choele Choel. Coco no entiende, o mejor no quiere comprender por qué sus padres están separados, y vería con muy buenos ojos que estuvieran juntos. Coco está en una etapa madurativa -acercándose a la pubertad- y con una carga hormonal que empieza a hacer sus explosiones, por lo que la joven “inquilina” con que se encuentra en la casa del padre (Kimey) le motiva sentimientos. Un primer amor.

Sasiaín va mostrando al protagonista, más -o mejor que solo- en sus relaciones. Tanto sea con su padre como con un amiguito, o con Kimey, allí es donde Coco puede ganar la empatía del espectador, o directamente perderla. Sucede lo primero.

También ayuda a ello que los tres intérpretes logran que sus personajes sean creíbles. Lejos de cualquier macchietta, tanto Lautaro Murray (el pequeño Coco) como Leonardo Sbaraglia y Guadalupe Docampo hablan, no recitan; andan, no actúan.

Es el relato de un niño y su entorno, sus preocupaciones. Que sea en el interior, en el Sur, puede o no ser anecdótico. Probablemente si en vez del río los chicos fueran al club, o se quedaran encerrados con la computadora, otra sería la historia.

Por suerte es ésta.

"Choele"

Buena

Drama. Argentina, 2014. 87’, SAM 13. De Juan Sasiaín. Con Leonardo Sbaraglia, Lautaro Murray. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Unicenter

Clarin.com

Extra Show

Cine

06/05/15

"Donde se esconde el diablo": El loco de la hoz

Crítica: Buena.Pese a todos los lugares comunes y la pátina berreta, consigue entretener y, de a ratos, asustar.

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Congregación. Hay alguien que está eliminando jóvenes. FOTO: DISTRIBUTION COMPANY

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por Gaspar Zimerman

Seamos claros: Donde se esconde el diablo es una película clase B. Que no equivale a decir que es mala, pero sí que sus actuaciones son flojas tirando a pésimas, que tiene una pátina berreta, que el guión es un cóctel de lugares comunes, que perfectamente la podríamos ver en la trasnoche de algún canal de aire. Y así y todo, tiene un qué sé yo que la hace disfrutable.

La acción transcurre en uno de esos pueblos religiosos al estilo de Testigo en peligro, que viven en pleno siglo XXI como si estuvieran en el medioevo: aislados, sin electricidad ni otras comodidades modernas. Sobre el pueblo pende una profecía: allí, en Bethlehem, un día 6 del mes 6, nacerán seis niñas. Con el tiempo, sólo una de ellas sobrevivirá, y al cumplir los 18 años será el instrumento del demonio sobre la Tierra. Ha llegado el momento y ahí están las chicas, cerca de llegar a la mayoría de edad. Pero un encapuchado loco, hoz en mano, empieza a liquidarlas.

Esta cruza de Martes 13 con La profecía y La aldea cuenta con unos cuantos condimentos del género: sustos clásicos, por no decir trillados (ruidos en un granero oscuro, el placard que se entreabre en medio de la noche, el bosque ominoso, etcétera), sexo ultra soft, persecuciones a los gritos, giros sorpresivos. Y un fanático religioso, el mandamás del pueblo, que probablemente sea el que salva la película: Elder Beacon, interpretado por el gran that guy irlandés Colm Meaney, que ya se ganó el derecho a un protagónico, y en alguna producción de mejor calidad.

"Donde se esconde el diablo"

Buena

Terror. EE.UU., 2014. SAM 13 R, 85’. De Christian Christiansen. Con Colm Meaney, Rufus Sewell. Salas: Monumental, Unicenter

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Extra Show

Cine

06/05/15

"El secreto de Adaline": Hechizo del tiempo

Crítica: Buena.Un guión con demasiadas piruetas logra sin embargo tocar las fibras íntimas de una vieja pregunta.

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Blake Lively. La actriz de “Gossip Girl”, atribulada. FOTO: DIAMOND FILMS

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por Horacio Bilbao

@cordobe

hbilbao@clarin.com

-Es una historia de hadas.

-Sólo por ahora, ¿no?

Es lo bueno de asistir a una premiere del Cine Club Núcleo, inevitablemente, aparecen los comentarios al final de la proyección de este público maduro, fogueado en la pantalla del Gaumont. La historia de hadas a la que refieren dos espectadoras es El secreto de Adaline, una película amparada en el viejo recurso de la juventud eterna, pero con giros y actuaciones sensibles que la salvan del abismo.

No buscaba la eternidad Adaline Bowman (Blake Lively) cuando un rayo le devolvió la vida tras un accidente y la conminó a tener para siempre 29 años. El sueño de cualquiera, el cuento de hadas, se convirtió aquí en un karma para la bella Adaline, que guardó el secreto y mantuvo un estricto plan de mudanzas durante 8 décadas para amortiguar el sufrimiento, para evitar los vínculos avasallados por su inmunidad. Sólo su hija conocía la historia, y envejecía.

Pero claro, aparece Ellis (Michiel Huisman) y con él la historia de amor. Y uno se pregunta si es necesario semejante contexto para contar otra historia de amor. Y encima surgen las teorías astronómicas, los cometas, sabiendo que ya teníamos el rayo de la vida eterna. Pero la historia tiene una carta guardada que no vamos a revelar aquí, y esa carta es el pase a la redención, a la salvación del bluff absoluto, algo que tal vez no hubiera percibido de no estar en una sala repleta.

El mérito de Adaline también revela un problema del cine. Hay que crear un clima para volver a las preguntas de siempre. La vida eterna, el amor después del amor, la conciencia de la muerte. Y ya no sabemos si es un problema del cine o de los espectadores esa necesidad de construir atmósferas cada vez más artificiales para llegar a lo básico. Y Adaline llega, con su sabiduría, su pasado atravesando momentos clave de nuestra historia, a imponer su historia. Otro punto de vista para el deseo de la juventud eterna, una respuesta azarosa al empecinamiento de la ciencia, un encantamiento que no es tal.

Adaline quiere envejecer, quiere construir un amor recíproco, quiere romper ese hechizo que la hace distinta. Y el camino es una metáfora obvia, la salvación del amor. Una salvación curiosa, porque no implicaría otra cosa que la muerte. Pero ya lo dijeron las espectadoras del Gaumont, es un cuento de hadas, es ficción, y tal vez sea sólo por ahora y pese al esfuerzo de muchos que no exista la juventud eterna. ¿Una vida con juventud eterna? ¿A dónde irían los secretos?

"El secreto de Adaline"

Buena

Drama. EE.UU. 2015, 102’, SAM 13. De Lee Toland Krieger. Con Blake Lively, Harrison Ford. Salas: Hoyts Abasto, Belgrano Multiplex