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28/10/15
Buenos Aires Jazz.15: una amplia paleta sonora
Música. Anunciaron el Festival Buenos Aires Jazz.15.
La nueva edición del clásico encuentro ofrece una grilla de alto nivel, que contrasta vanguardia y tradición. Las entradas salen a la venta el lunes.
Pipi Piazzolla. Uno de los representantes locales.
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Festival Buenos Aires Jazz.15,
Branford Marsalis será la gran figura del BA Jazz, cuyo próxima edición se llevará adelante entre el 10 y 15 de noviembre (bajo la dirección artística de Adrián Iaies). Marsalis cerrará el encuentro el 15 en el Teatro Colón. El saxofonista, hermano de Wynton, que también se presentó en el Teatro Colón, tocó con Miles Davis, Herbie Hancock, Sting y Art Blakey, entre otros. A esta altura, es considerado parte de la historia del jazz contemporáneo.
Conciertos -en muchos casos gratuitos-, cine, talleres de canto, workshops, clínicas, muestras, masterclasses y cruces inéditos entre artistas internacionales y locales. Eso es lo que promete la dinámica del acontecimiento.
Para su apertura, el Buenos Aires Jazz.15 tendrá (el martes 10), al guitarrista Peter Bernstein, que es discípulo del recientemente fallecido Jim Hall. Referente de la escena neoyorquina, Bernstein llegará acompañado por Peter Washington y el pianista Billy Drummond. La apertura se hará a las 20.30 en el Auditorio de La Usina del Arte. La japonesa Satoko Fujii se encargará de darle el toque vanguardista a la próxima edición, con un set a medio camino entre el free jazz y la experimentación.
Fujii será parte del Ciclo Solopianos, una sección gratuita que se desarrollará en el Salón Dorado del Teatro Colón y la Sala de Cámara de la Usina del Arte. Tocarán Manuel Rocheman, Sullivan Fortner y Omri Mor, músicos que cultivan diferentes estilos.
En el segmento Proyectos Especiales, un paréntesis que busca darle impulso a la novedad, la pianista Lilián Saba, exponente del folclore argentino, “dialogará” con la música de Bill Evans en un tributo a su obra. Otro pianista estilizado, Hernán Jacinto, presentará Camino, su nuevo trabajo.
Párrafo aparte para la Sección Cruces, que definirá algo así como el espíritu más profundo del festival y es, en sí misma, una declaración de principios: un músico de jazz siempre está dispuesto a tomar riesgos. Los cruces, en este caso, permitirán ver a Peter Washington, al legendario Billy Drummond y a Wayne Krantz y Michele Weir, todos compartiendo ese momento con una larga lista de artistas locales como Juan Cruz de Urquiza, Jorge Armani, Rodrigo Domínguez y Ricardo Cavalli. Cruces tendrá como escenarios el Café Vinilo y Thelonious Club. Además, el ciclo Jazzología aprovechará para festejar sus 31 años y Pipi Piazzolla Trío se encargará de la apertura.
Entre las actividades de corte más pedagógico, la estrella del festival, Branford Marsalis, dará una masterclass -el 15, en el Salón Dorado del Teatro Colón- abierta a jóvenes estudiantes de música de escuelas públicas y privadas. El encuentro constará de dos partes: una entrevista abierta con un interlocutor y traductor de lujo (el saxofonista, compositor y también educador Ricardo Cavalli). Y un combo armado para la ocasión con alumnos avanzados de la carrera de Jazz del Conservatorio Superior de Música Manuel de Falla.
Las sedes elegidas para el Festival serán la Usina del Arte (A. Caffarena 1), el Anfiteatro del Parque Centenario (Angel Gallardo y Leopoldo Marechal), el Teatro Colón (Libertad 611), la AMIA (Pasteur 633), Café Vinilo (Gorriti 3780), Thelonious Club (Salguero 1884) y Margen del Mundo (Concepción Arenal 4865).
Las entradas saldràn a la venta el lunes 2 de noviembre.
Cronograma de cinco días agitados de noviembre
Martes 10
20.30. Peter Bernstein Quartet. Usina del Arte ($100/$160).
Miércoles 11
17.30. Sullivan Fortner Solopiano. Usina del Arte (Gratis).
18. Pipi Piazzolla Trío. Parque Centenario (Gratis).
19.30. Peter Bernstein Solo Guitar. Usina del Arte ($100).
21. Satoko Fujii Tobira Quartet. Usina del Arte (Gratis).
22. Juan Cruz de Urquiza + Francisco Lo Vuolo + Peter Washington + Billy Drummond. Thelonious Club ($100).
Jueves 12
17. Satoko Fujii Solopiano. Teatro Colón (Gratis).
18.30. Damien Poots - Andrés Elsten - Bruno Delucchi. Usina del Arte (Gratis).
19. David Haney & Jorge Hernaez. Usina del Arte (Gratis).
20. Serkan Yilmaz & Hikaru Iwakawa Dúo + Carlos Michelini Plays Bird. Amia (Gratis).
21. Maya Belsitzman & Mathan Ephrat + Omri Mor Trío (Noche israelí). Usina del Arte (Gratis).
21. Gabriela Anders & Wayne Krantz. Usina del Arte (Gratis).
22. Natsuki Tamura + Hernán Samá + Patricio Carpossi + Todd Nicholson + Takashi Itani. Café Vinilo ($100).
Viernes 13
19. Lucio Balduini & Jorge Armani Dúo. Usina del Arte (Gratis).
21. Camila Meza Quartet. Usina del Arte (Gratis).
22. Sergio Wagner + Karlheinz Miklin + Lupa Santiago + Arturo Puertas + Luis Cerávolo. Thelonious Club ($100).
Sábado 14
15. Tributo a Bill Evans. Lilian Saba e invitados. Usina del Arte (Gratis).
18. Jim Rotondi & Ernesto Jodos Cuarteto. Usina del Arte (Gratis).
20.30. Manuel Rocheman Trío + Furio Di Castri & Antonello Salis. Usina del Arte (Gratis).
22. Sebastián Loiácono + Maya Belsitzman + Jorge Armani + Rick Rosato + Jeremy Dutton. Thelonious Club ($100)
Domingo 15
14. Mario Rom’s Interzone. Usina del Arte (Gratis).
15. Manuel Rocheman Solopiano. Teatro Colón (Gratis).
17. Sol Liebeskind & Andrés Rotmistrovsky. Usina del Arte (Gratis).
18. Branford Marsalis. Teatro Colón. (Desde $50 hasta $250).
Programación completa en http://festivales.buenosaires.gob.ar/2015/jazz/es
28/10/15
"Puente de espías": El hombre de pie
Crítica: Buena.Thriller en plena Guerra Fría, es un filme humanista, pero también innecesariamente maniqueo.
Hanks. Y un cambio: ahora Spielberg logra tensión desde los diálogos. FOTO: FOX
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Cuando muchos directores afamados y afianzados en sus carreras, se repiten, Steven Spielberg cambia. Podría quedarse en el cine de aventuras, acción con suspenso, que es el que mejor sabe manejar y con el que más se divierte -él y la platea-, pero el director de Tiburón pegó un volantazo hace décadas con El color púrpura, y desde allí, sigue filmando como pocos –bien- y cambiando la manera de hacerlo.
Si Lincoln, su anterior filme, era extrañamente muy dialogado para lo que suele dirigir el realizador de 68 años, con Puente de espías vuelve a mirar la época de oro del cine hollywoodense -como con Caballo de guerra- con un personaje en el que Tom Hanks se siente a sus anchas y recuerda, cómo no, al James Stewart con que tanto se lo supo comparar.
Pero también Spielberg cambia la manera de relatar.
La primera escena toma a un hombre sentado, de espaldas. No le vemos el rostro, de frente, sino que lo conocemos por su reflejo en un espejo y porque está pintando un autorretrato. Como avisándonos que nadie tiene una sola cara -por más que se trate de Rudolph Abel, un espía- y que la multiplicidad de miradas también tendrá que ver con descubrir quién es este personaje.
Y no es el único. Porque el abogado de seguros Donovan (Hanks), al que le encargan defender en un juicio al espía ruso que pintaba en el comienzo, también jugará a más de una punta. El Gobierno elige a Donovan para que se sienta al lado del ruso en lo que debe aparentar un juicio correcto. Corre 1957, es la Guerra Fría, y el pueblo -al que Spielberg maniqueo muestra en un tren leyendo el diario- desearía que lo ahorcaran, por traidor.
Pero Donovan, que advierte que el juicio es una pantomima, que puede apelar la sentencia por muchísimas irregularidades cuando aprehendieron a Abel, terminará en una función más importante. Cuando Francis Gary Powers, un piloto estadounidense, que espiaba y fotografiaba desde el aire a los rusos, cae en poder de los soviéticos, Donovan será enviado a negociar el intercambio de prisioneros.
Aparentar. Hipocresía. Dualidad. Honor. Verbos y sustantivos que impregnarán muchos fotogramas de Puente de espías, que si no es una película más redonda, y mejor, es porque Spielberg también demuestra el maniqueísmo y un patriotismo innecesario.
No es la banderita flameando al final de Rescatando al soldado Ryan, también con Hanks. Es mostrar lo bien que lo tratan a Abel (gran labor de Mark Rylance) en prisión, y el maltrato a Powers y a un joven, capturado del otro lado del muro de Berlín, por error.
“¿Serviría para algo?” es la frase que reitera una y otra vez el ruso a Donovan, cuando éste le cuestiona lo que fuere. La misma pregunta debió formularse Spielberg al ser tan maniqueo.
Pero la maestría está en la paleta de colores con que, desde la imagen, muestra a los EE.UU., la Berlín Occidental y la Oriental. En cómo la tensión se crea a partir de los diálogos. Hablábamos de James Stewart y podríamos mencionar a Henry Fonda. O a Frank Capra, o a William Wyler como referentes para Spielberg.
¿Otro cambio en Spielberg? La música siempre fue importante en su cine. Y aquí, los primeros acordes recién se escuchan casi llegada la primera media hora. Son casi 30 minutos sin reforzar lo que cuenta en imágenes. Sí utiliza brillantemente el sonido ambiente. La precisión con la que cuenta es tal que nos hace sentir allí, presentes en el departamento de Abel, o en el de Donovan, o en el estudio de abogados.
Donovan es apodado por el ruso El hombre de pie. Allí la metáfora es clara, explícita, pero resume a un (dos) personaje(s), y pinta lo que Spielberg siempre busca contar: a un hombre bueno inmerso en circunstancias extraordinarias.
"Puente de espías"
Buena
Drama. EE.UU., 2015. 141’, SAM 13. De Steven Spielberg. Con Tom Hanks, Mark Rylance. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo
28/10/15
"Marguerite": Si se calla la cantora...
Crítica: Muy buena.
Shhhh. Catherine FRot, estupenda como la soprano. FOTO: LA-TE
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Es en cierto grado una comedia, pero para más de uno resulta un drama escuchar cantar a la baronesa Marguerite Dumont.
Basada en la, convengamos, increíble historia real de Florence Foster Jenkins, una pésima soprano -pero ella no lo sabía- que se creía genial, y a la que todo el mundo alababa sus dotes de canto, la película es una sátira. Y Xavier Giannoli supo mantenerla en sus límites, para no extralimitarse y que todo terminara en una comedia burlona. Es la humanidad que tienen los personajes centrales, Marguerite y su marido, lo que vuelve al filme memorable y no un mero pasatiempo.
Giannoli, que dirigió a Gerard Depardieu en El cantante (2006), sobre precisamente un cantante al que público había olvidado, trasladó a Florence de los Estados Unidos a Francia. Corren los locos años ’20, en París, y esta dama de la alta sociedad hace obras de beneficiencia, incluyéndose ella como centro de esos actos para solidarizarse, por ejemplo, con los huérfanos.
Marguerite canta, en su mansión, pero ella no se escucha. Lo bien que hace, porque destroza cualquier aria y nadie le dice la verdad. Por beneficios propios que no conviene adelantar, por hipocresía, hasta por bondad para no lastimarla. Es como el cuento del rey que pasea desnudo, y nadie le dice la verdad. Nadie se atreve.
Por supuesto que la idea sola no caminaría, por lo que se van insertando en la trama personajes: una joven cantante, un periodista, un anarquista, y hasta una estrella de la ópera -otro fracasado- para que le dicte lecciones de canto, en un acto de chantaje y soborno que, eso solo, ya vale el precio de la entrada.
El hecho es que la mentira tendrá patas cortas, pero largas pueden ser las consecuencias. Porque del ridículo, se sabe, uno se puede reír, pero no se puede volver.
Allí radica el éxito de Giannoli. En humanizar y hacer creíble a Marguerite, y plantear cuán absurdos son quienes la rodean, la aman o se aprovechan de ella. Y cómo puede convertir a la gente desconocer sus propios límites, no sólo de talento. Catherine Frot crea una criatura de la cual es imposible no reírse, pero también promueve la comprensión y la pena, y tanto como André Marcon (su marido), Michel Fau (Pezzini, el cantante de ópera) y Denis Mpunga como Madelbos, el mayordomo de color que la alienta, la protege y hasta le toma fotos con vestuario de óperas famosas, están verdaderamente estupendos.
El año próximo conoceremos la versión que el inglés Stephen Frears está terminando, con Meryl Streep en el rol de la soprano. Pero Marguerite, por lo pronto ya le ganó en llegar primero.
28/10/15
“El almuerzo”: De eso no se habla
Crítica: Buena.La película reconstruye el encuentro entre Jorge Rafael Videla y los intelectuales que fueron a pedir por la suerte de desaparecidos.
Encuentro. El filme de Torre refleja lo que fue la reunión de Borges, Sabato y otros intelectuales con el dictador Videla.
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@cordobe
“Un instante helado en el que todos ven lo que hay en la punta de los tenedores”, así definió Jack Kerouac su sugerencia del título Festín desnudo para el libro de William Borroughs. Algo de ese hielo hay en El almuerzo, en esa invitación del dictador Jorge Rafael Videla a los dos escritores más famosos de nuestro país en mayo del ‘76, tema de la nueva película de Javier Torre.
Eligió contar un hecho polémico Torre, asumir el riesgo del juicio sobre los protagonistas y sobre él mismo, debido a la reconstrucción, al relato de ese encuentro hermético del que participaron Videla, Borges, Ernesto Sábato, Horacio Ratti (SADE) y el cura Castellani.
La película comienza con el brutal secuestro de Haroldo Conti, perpetrado 15 días antes de ese encuentro, dos marcas para la historia política de la literatura argentina, contrapuestas, espejadas en un drama con altos y bajos en el que el director, el guión, pone palabras y gestos críticos en cada uno de los protagonistas. No es un llamado a juzgar, pero se trata de Borges, expuesto aquí como un pueril adulador del General golpista, aunque luego se arrepintiera y reivindicara a las Madres de Plaza de Mayo.
Pero además, al presentar un relato sobre aquel encuentro, el filme introduce de manera indirecta la discusión sobre si un escritor puede considerarse un modelo para la sociedad. “Tengo mis dudas de que los escritores quieran un mundo mejor”, dice Borges, interpretado por Jean Pierre Noher. El enfrentamiento archiconocido entre Borges y Sabato, y discutir al Martín Fierro son los caminos que encuentra, los invitados para eludir el tema central, los desaparecidos, que todos vemos con las torturas a Conti.
Ese es el desafío del filme, mostrar la tensión, el miedo, la lucha interna de estos personajes por decir, hablar, contar y nombrar a Di Benedetto, a Conti, a tantos otros, por decir sus verdades frente a un censor asesino.
Con grandes actores (Awada haciendo de Videla, Lorenzo Quinteros de Sabato, Roberto Carnaghi de Ratti) este relato y reconstrucción histórica es un filme sobre la condición humana, en el que uno de los grandes autores de la literatura le dice al dictador sangriento que es un caballero. Un momento helado, ¿síntoma del terror?
22/10/15
Gilda: en la piel de un mito
Teatro: Florencia Berthold.Es la protagonista de la obra basada en la cantante popular, que se estrena hoy en El Grito.
Florencia Berthold. Protagonista de "Gilda", basada en la vida de la cantante popular, con un look similar. Foto: gentileza Gonzalo Cortés.
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“No escucho cumbia, pero sí escucho Gilda”, dice Florencia Berthold, actriz y protagonista de Gilda el espectáculo que se estrena mañana sobre la vida de la cantante popular fallecida hace 19 años en un accidente automovilístico. La suya fue una carrera corta, pero intensa: de maestra jardinera se convirtió en referente de la canción. Falleció a los 35 años y desde entonces es venerada como santa. Estos aspectos son los que incluirá Berthold en la primera obra basada íntegramente en la vida de la cantante. El espectáculo es una versión libre de la novela de Alejandro Margulis Gilda, la abanderada de la bailanta.
Preparaste el espectáculo durante cuatro años ¿Cómo fue el recorrido tuyo y de la obra en ese tiempo?
Yo la escribí hace cuatro años, en el medio investigué. Fue un recorrido extraño. En esos años me sumé como cantante invitada a la Agrupación Pasión, de cumbia, tocamos en fiestas y en villas. Lo que me llamó la atención, más allá del personaje increíble, emblemático, místico, es que se la nombra y genera un magnetismo particular. Me interesó cómo rompió su vida tranquila, establecida, de mamá de dos nenes, con un trabajo regular y se convirtió en la persona que todos conocemos. De alguna manera fue muy violento, empezó de un día para el otro y así también terminó.
¿Te alejaste del aspecto musical para concentrarte en su vida?
La obra empezó siendo un recital con algunos inserts de escenas. Después lo musical quedó atrás y ganó lo teatral aunque se mantienen algunos momentos musicales. Ella trabajó mucho para armar su personaje, su vestuario, sus formas. Eso también está en la obra donde incorporamos canciones a capela, porque ella escribía mucho a partir de cómo se sentía y sobre las cosas que le pasaban.
Desde hace unos años hay un rescate de Gilda desde el pop. Pienso en Leo García, por ejemplo. ¿Por qué pensás que produce eso?
Sí, hay un rescate ahí sí. Es que ella escuchaba rock nacional, le encantaban los Beatles, la Bossa Nova, tenía otra cuna y al unirse desde ese lugar al género le dio un giro. Valorizó las letras en un género musical que estaba hecho para bailar.
¿Tuviste contacto con los fans?
Muchos me escriben, tiran muy buena onda. En general no les gusta mucho cuando se hace algo sobre ella. Nosotros lo hacemos desde un lugar humano, sincero y lo valoran.
Gilda tiene un lado místico específico ¿Incorporaste a la obra ese aspecto?
Hay indicios o sensaciones dentro de la obra que muestran que hay algo más allá, que no podría describirse de una manera material. Lo que me pasa con la obra es lo mismo que a mí me pasa con Dios: Creo que hay algo que tiene un poder superior, no le pongo nombre ni etiquetas. Hubo muchas situaciones extrañas con respecto a Gilda durante los ensayos. Por ejemplo, fuimos al santuario a pedir permiso para hacer la obra y salimos con los ojos llenos de lágrimas sin entender por qué. Fuimos a la presentación de la novela de Margulis en la que se basa la obra, agarré el libro fuerte, abrí una página al azar y leí: Primero tenés que ser mamá. Al poco tiempo quedé embarazada, fui madre y cambié un montón. Sentí que estaba en el color y la mirada de lo que tenía que transitar con esta obra.
DÓNDE Y CUÁNDO
“Gilda”, protagonizada por Florencia Berthold, es dirigida por Iván Espeche. Actúan Nicolás Espinosa, Martín Lavini, Fernando Sayago y Patricio Romero. Viernes y sábados, a las 23, en El Grito, Costa Rica 5459. $ 150
21/10/15
"Pacto criminal": La unión hace la fuerza
Crítica: Buena.Un gangster de origen irlandés y un agente del FBI, amigos de la infancia, son centrales en este buen thriller.
El FBI y el hampa. Joel Edgerton y Johnny Depp: amigos.FOTO: WARNER BROS.
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@gasparzimerman
Basada en el libro Misa negra: la verdadera historia de la impía alianza entre el FBI y la mafia irlandesa, de los periodistas Dick Lehr y Gerard O’Neill, del diario Boston Globe, Pacto criminal cuenta una historia real: la alianza entre un agente del FBI, John Connolly, y el mayor gangster del sur de Boston, Jimmy “Whitey” Bulger. Una cooperación que empezó con el objetivo de eliminar a la mafia italiana de la ciudad y se extendió mucho más allá de esa excusa.
Entre las diferentes mafias que suele retratar Hollywood -italiana, hispana, últimamente también la rusa-, esta vez el foco está puesto en la irlandesa. Bulger ya había inspirado al personaje de Jack Nicholson en Los infiltrados, de Scorsese, pero ahora la intención es acercarse mucho más a la “realidad”. Y el elegido para el protagónico es Johnny Depp, en una actuación que, según la crítica internacional, lo posiciona como candidato a ganar el Oscar por primera vez.
Y sí, el trabajo de Depp es muy bueno. Despejado de todos los tics que lo volvieron poco menos que insoportable en sus colaboraciones con Tim Burton, consigue infundir miedo y hacer creíble a este matón (ya había encarnado a otros dos: John Dillinger y George Jung). Físicamente está irreconocible, algo que ayuda a su lucimiento, aunque hay un punto en el que a alguien se le fue la mano: los ojos. Quizá la intención de esos lentes de contacto celestes fue, además de transformarlo en Bulger en todos los detalles, resaltar el carácter vampírico del personaje. Pero la mayor parte del tiempo esos ojos no nos perturban por su maldad, sino por su artificialidad.
Por lo visto, Bulger era mucho más aterrador que carismático. Y escurridizo: “Si hacés algo pero nadie lo ve, nunca sucedió”, le explica su filosofía a su hijo en una de las mejores escenas. Por eso comparte el peso de la trama con el agente del FBI (Joel Edgerton) y la historia, que se desarrolla entre 1975 y 1995, no está contada desde su punto de vista, sino del de tres de sus secuaces y otro agente del FBI, integrantes de un sólido elenco de personajes secundarios (Benedict Cumberbatch, Kevin Bacon, Jesse Plemons, Peter Sarsgaard, W. Earl Brown).
Scott Cooper ya mostró en sus dos anteriores películas, Corazón rebelde (2009) y La ley del más fuerte (2013) que sabe dirigir actores y contar una historia eficazmente, con oficio y prolijidad. También, que no tiene mucho vuelo. Aquí crea un estado de tensión permanente, en un clima lúgubre y oscuro; el que busque un buen thriller, lo encontrará. Pero no se puede decir que Pacto criminal agregue demasiado a la enciclopedia mafiosa de Hollywood.
"Pacto criminal"
Buena
Drama. EE.UU, 2015. SAM 16, 123’. De: Scott Cooper. Con: Johnny Depp, Joel Edgerton, Benedict Cumberbatch.
21/10/15
"Dos días, una noche": Arriba ese ánimo
Crítica: Muy buena.Sandra, despedida de la fábrica, debe lograr que sus compañeros dejen de cobrar un plus para que la reincorporen.
Momento de relax. Deprimida, Sandra (Cotillard) y su marido. FOTO: DISTRIBUTION COMPANY
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“La crisis y la competencia asiática me obligan a tomar decisiones”, dice el jefe. El señor Dumont les dio a los 16 trabajadores la opción de elegir entre reincorporar a la fábrica a la despedida Sandra, o recibir un bonus en efectivo. Y la mayoría, catorce, ya eligió el dinero. Sandra consigue el viernes que haya una nueva votación, esta vez secreta, el lunes.
Jean-Pierre y Luc Dardenne van a seguir a Sandra, y a su marido, Manu, el que más la presiona para que hable con sus compañeros (“¿Cómo pagaremos la casa sin tu sueldo?” es sólo uno de sus argumentos). Sandra, que viene de recuperarse de una crisis emocional, teme sentirse una mendiga. Pero allí va, empujada por la situación, y por Manu, y una compañera, a poner el cuerpo, a hablar con sus colegas, convencer uno a uno, yendo a visitarlos a sus hogares.
“Estoy jodida otra vez”, reconoce Sandra, pelo recogido en colita, ojerosa y sin pintura.
Los directores ponen en juego, en el centro, la solidaridad. “¿No te da vergüenza venir a robarnos?”, le responde a Sandra un compañero. Así, la protagonista se debate entre una nueva depresión (¿ cómo la van a tratar los que pierdan el bonus, no por propia decisión, sino porque perdieron en la nueva votación?) y la esperanza.
También como en muchos de sus filmes, lo que está detrás es una fábula sobre la fuerza, la entereza de un individuo vulnerable que debe luchar contra lo que lo rodea. Y los Dardenne, como siempre, no cuestionan a la protagonista. Simplemente la filman. La acompañan con su cámara.
Cámara casi siempre en mano, salvo algunas tomas fijas en el interior del auto, y muchos exteriores, lo que le da espontaneidad al relato, que no tiene absolutamente nada de improvisación, todo ello redunda en un trabajo magnífico de un lado y del otro de la cámara.
Porque si el cine social es el que siembran y cosechan los directores de Rosetta (con la que más parecidos tiene Dos días, una noche), El niño y El chico de la bicicleta, si no se logra empatía con el espectador ese aspecto cuasi documental en su manera de filmar y narrar quedaría entonces como un relato ajeno.
Marion Cotillard seguramente no se lavó el cabello durante varias jornadas. Afeada, con la misma ropa esos dos días y más de los que habla el título, compone a Sandra desde la forma en que camina cuando va a hablar con sus colegas y cuando se retira. No es sólo la expresión de su rostro. Ni sus lloriqueos. Y es por eso que, en el final, y no adelantamos nada, Sandra puede decir que se siente feliz.
El tema no es sólo ser solidario, es pelear y poner en juego y adelante de todo los derechos, lo primordial, los ideales.
Pero no todo tiene que ver con la pérdida o no de la fuente laboral. La película también trata sobre la felicidad de Sandra. Sus desequilibrios -mentales y anímicos- la llevan de pasar de una depresión a un estado de optimismo medido. Es la manera que tienen los Dardenne de subrayar que, llamémosle los principios, el alma, la integridad de una persona nace de adentro hacia afuera.
Como cantaba Charly García, te pueden corromper, te puedes olvidar, pero ella (la libertad) siempre está.
"Dos días, una noche"
Muy buena
Drama. Béligica, 2014. 95’, SAM 13. De Jean-Pierre y Luc Dardenne. Con Marion Cotillard, Fabrizio Rongione. Salas: Lorca, Cinemark Palermo, Gral. Paz
21/10/15
"Música, amigos y fiesta": Vieja fórmula para triunfar
Crítica: Buena.Altos y bajos en esta historia de conflictos, donde el personaje de Zac Efron quiere ser DJ.
Zac Efron. En busca de un track. FOTO: DIAMOND FILMS
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@cordobe
Seguramente, Música, amigos y fiesta sea una película más atractiva para el ambiente DJ que para el común de los mortales. Por un tema de prejuicios musicales, pero además porque desarrolla en profundidad aspectos de ese mundillo mientras se vuelve más trivial y estereotipada en sus historias contextuales, que se parecen mucho a un relleno y que dado el tono herético del filme, necesita más riesgos.
Esta, la primera película de Max Joseph, se mete en la intimidad de un grupo de amigos, jóvenes de clase media baja que buscan su identidad en Los Angeles. La tienen difícil. No estudian y tienen una enorme avidez por el dinero, por lo que sus ambiciones reales, sus gustos y deseos más profundos, siempre están en riesgo de pasar a un segundo plano.
El drama principal es el de Cole Carter (Zac Efron) un incipiente DJ que conoce a Sophie (Emily Ratajkowski), la hermosa chica indicada, y luego a su novio James (Wes Bentley) un DJ famoso que le ve condiciones y se vuelve su mentor. Dos caminos en uno.
En los papeles hay un buen planteo de las tensiones que sufre Cole en su interior: su grupo de amigos, su sueño musical y un amor furtivo por la mujer de un tipo que le cae bien jalonan el conflicto, pero la resolución de esos cruces asoma pueril, predecible.
En cambio, el proceso de formación del DJ luce más atractivo, con fórmulas para hacer bailar a las masas, para entrar en sus corazones, y para componer hits con personalidad. Un ABC nada despreciable para cualquier proceso creativo, con James (Wes Bentley) como guía, el personaje más logrado del filme.
En paralelo hay un mundo de drogas, sexo, excesos y ritmos que van increscendo hasta hacernos mover los pies en la butaca. Una especie de banda musical que suena demasiado fuerte para el resto de las respuestas cinematográficas, que termina diciéndonos que siempre podemos ser mejores ¿músicos, personas? Frases e ideas sueltas para un drama de amigos que va del descontrol a la fórmula pacata sin anestesia.
"Música, amigos y fiesta"
Buena
Drama. EE.UU., 2015, 96’, SAM 16. De Max Joseph Con Zac Efron Salas Hoyts Abasto, Cinemark Palermo
21/10/15
"La huella en la niebla": Enigmática y metafórica
Crítica: Buena.Del aspecto contemplativo el filme pasa a desarrollar un drama poten- te, con muy buenos secundarios.
Damián Enriquez. Protagonista. FOTO: PRIMER PLANO
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Emme,
Cuando una película comienza enigmática, lo mejor que puede pasarle al espectador es que esa sensación, como de desasosiego, de cierta incomodidad, no termine de acosarlo ni siquiera cuando el filme llegue a su conclusión.
La huella en la niebla empieza con Elías remando en su bote. Está solo, no solamente arriba de su embarcación, sino que no hay otro ser vivo a su alrededor. Está inmerso en la niebla, algo que el director Emiliano Grieco utilizará más que como una metáfora.
Elías esconde un secreto. Adivinamos que está regresando, y desea reencontrarse con su pareja, su hijo, su padre. Pero hubo -y hay- una muerte entremedio, por lo que su vida en el pueblito, o en el campo, no le va a resultar sencilla.
Grieco, que debutó en el documental antes de saltar aquí al largometraje de ficción, comienza su relato confiriéndole un aspecto más que contemplativo, a lo Gustavo Fontán. Luego la trama irá abriéndose, y con ella las perspectivas de que el drama vuelva a desencadenarse.
El director eligió a Damián Enriquez, en la que es su primera película, y el protagonista cumple con los requisitos del personaje. Es escueto cuando debe hablar, y sabe expresar sus sentimientos hasta con economía de recursos.
Distintos son los casos de Emme y Germán de Silva. Si bien cumplen labores en roles secundarios, pero que tienen fuerte influencia en el devenir de la trama, y en particular en el accionar de Elías, La huella en la niebla pega fuertes y bienvenidos cimbronazos cuando aparecen en pantalla.
A De Silva -que desde Las acacias, de Pablo Giorgelli, pasó por Los dueños, Relatos salvajes y Patrón, radiografía de un crimen, entre otras- le basta con entablar un diálogo, hacer un silencio, cuestionar, para tornar aún más creíble esta historia de soledad, de un hombre que no cree en el destino. Y así le va.
"La huella en la niebla"
Buena
Drama. Argentina, 2014. 81', SAM 13. De Emiliano Grieco. Con Damián Enriquez, Emme, Germán De Silva. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Puerto Madero, Village Recoleta
En cambio constante
La obra dirigida por Sergio Boris tiene un sólido elenco, que consigue variantes de función en función.
Clarín
15 Oct 2015
Juan José Santillán jsantillan@clarin.com
Amontonados.Los actores, como un grupo de locos, en “Artaud”.
Artaud Director Sergio Boris Con D. Cremonesi, P. de Nito, E. Onetto, V. Schneck y R. Sala C.C. San Martín, jueves y viernes, 21.
En el ciclo “Invocaciones” se presenta Artaud, de Sergio Boris, uno de los directores fundamentales de la escena porteña actual. Su obra anterior fue Viejo, solo y puto que sigue en cartel luego de cinco años, lapso en el que también realizó temporada en Francia.
Boris no parte del texto dramático como elemento determinante, sino desde la composición actoral con algunas premisas bien definidas: la salud, la psiquiatría y la locura. Esto hace de Artaud una obra frágil porque se construye con circuitos de acción que exigen de los actores una presencia constante. Ellos son Diego Cremonesi, Pablo de Nito, Elvira Onetto, Verónica Schneck y Rafael Solano. Cualquier desconexión del grupo, que realiza un trabajo notable, haría caer la atmósfera violenta de la obra. A tal punto depende de los actores que el espectáculo continúa ensayándose y todavía cambia de función a función.
En su línea argumental Artaud toma algunos episodios biográficos del autor de El teatro y su doble. Sobre todo, su etapa en el manicomio y las cartas escritas desde su encierro en Rodez. Sin embargo, esto es sólo es una referencia lejana. La obra transcurre en un futuro no muy lejano, donde el principal manicomio de la ciudad ha sido demolido para construir playas de estacionamiento. Allí, un grupo de empleados y un psiquiatra manejan la caja. Los locos no sólo han sido desalojados, también los reprimieron y amontonaron en celdas. Uno de ellos se escapa y llega con una carpeta repleta de papeles buscando un psiquiatra que lea sus textos. En un cuartito, detrás de los estacionamientos, se desarrollan una serie intrigas que tiene como fondo una adicción compartida por todos los presentes.
La obra dialoga del mejor modo con Antonin Artaud: rompiendo la referencia directa y creando la suya con elementos propios del teatro, no de la literatura. Boris comentó que hablar de manicomios en esta ciudad es dar cuenta de la represión en el Borda. Sobre esa base investigó. Además, se presenta en la Sala Alberdi, la misma que estuvo tomada por estudiantes y fue desalojada tras una represión donde hubo heridos con balas de plomo. Desde el espacio donde realiza funciones, con una escenografía que reproduce cuartos tabicados con personajes acechados por la policía, Artaud arma un potente sistema de sentido sin dejar de lado la utilización de los recursos escénicos con altísima calidad.
14/10/15
"La Cumbre Escarlata": Bello homenaje al gótico
Crítica: Muy buena.El director de “El laberinto del fauno” hace un guiño al género del Hollywood de los años dorados.
Mia Wasikowska. Damisela de la alta sociedad... en problemas. FOTO: UIP
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Guillermo del Toro definió a La Cumbre Escarlata como un homenaje al gótico -en sus dos vertientes: drama y terror- de los años dorados de Hollywood y de la Hammer Films inglesa. Ahí está el secreto del gran placer que produce: es una historia clásica, con ingredientes románticos, sobrenaturales y de cuento de hadas, que nos transporta a aquella etapa de la industria mediante una refinada ingeniería visual.
Un misterioso noble inglés (Tom Hiddleston, el Loki de Thor y Los Vengadores) llega a los Estados Unidos de principios de siglo XX para enamorar a una despabilada damisela de la alta sociedad neoyorquina (Mia Wasikowska, la Alicia de Tim Burton) y llevársela a su decadente mansión en Inglaterra. Ahí, ambos convivirán con la siniestra hermana del caballero (Jessica Chastain) y con los fantasmas que habitan la decrépita casona.
La reconstrucción de época en la primera parte, que se desarrolla en la Nueva York del 1900, es exquisita. Y el goce visual va in crescendo, porque el caserón es imponente y todo un personaje en sí mismo, con sus recovecos, sus insectos, sus espectros, su techo agujereado y sus cimientos hundiéndose en arcilla roja como la sangre.
Una estética que es marca registrada de Del Toro: él considera a La Cumbre Escarlata como parte de una misma trilogía temática y visual junto a El espinazo del diablo y El laberinto del fauno. El mexicano señala muchas referencias literario-cinematográficas para esta historia, con Rebecca, de Daphne Du Marier/Alfred Hitchcock, Cumbres borrascosas, de Emily Brontë/William Wyler, y Jane Eyre, de Charlotte Brontë/Robert Stevenson, como las más reconocibles. Abunda ese tipo de menciones: por ejemplo, la protagonista se llama Edith Cushing por Edith Wharton y Peter Cushing, estrella de la Hammer Films.
Pero así como la película alcanza la excelencia visual, dramáticamente se va desinflando. El misterio se disipa con explicaciones redundantes e innecesarias. Y el clima ominoso tan delicadamente construido termina ahogándose en un inesperado baño de sangre, un toque gore que deja en ridículo a lo que hasta entonces, para decirlo en palabras de la protagonista, había sido una bella historia con fantasmas.
"La Cumbre Escarlata"
Muy buena
Terror. Estados Unidos, 2015. SAM 13 R, 118’. De Guillermo del Toro. Con Mia Wasikowska, Tom Hiddleston, Jessica Chastain. Salas: Hoyts Abasto, Belgrano Multiplex, Monumental, Cinema City General Paz
14/10/15
“Operación Ultra”: El superagente fumón
Crítica: Muy buena.Equilibrada y fresca, la historia se sostiene desde el guión y dos buenos protagónicos.
Dos contra el mundo. Eisenberg y Stewart, la clave del filme. FOTO: ENERGIA ENTUSIASTA
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@cordobe
En Operación Ultra, la nueva película de Nima Nourizadeh (Proyecto X) Mike y Phoebe, Jesse Eisenberg y Kristen Stewart, viven una romance alucinado, paranoico y creativo en Virginia, EE.UU. Pero en paralelo, en los altos mandos militares, un jefe inescrupuloso decide acabar con Mike, que sin saberlo fue parte de un experimento, un proyecto para crear agentes superhombres de dudoso éxito.
Nourizadeh muestra un mundo juvenil, stoner, fumón, con dillers, campos y rutas abiertas, en las que los agentes asoman implantados para acabar con la paz de la feliz pareja. ¿Qué pueden querer de estos buenos chicos, de Mike, que sólo piensa en Phoebe, en sus cómics, en sus drogas, mientras trabaja en un supermercado?
Todo podría ser fruto de su imaginación, un cómic más, pero no. Dos agentes llegan para matarlo minutos después de que una misteriosa mujer decidiera activarlo, salvarlo, aunque él apenas se entere. Allí nace la película, la historia del chico acosado por un maniático y su ejército exterminador. Un juego con lo inconcebible, el absurdo, donde el personaje va descubriéndose como un superhombre.
Drones, agentes de la CIA, psicópatas poderosos y narcotraficantes conviven en este paisaje creado por Nourizadeh y el guionista Max Landis, dúo poderoso e inventivo en esto de parodiar la inteligencia militar asociada a la tecnología. Cruza de acción y comedia que, desde Terminator, se ha vuelto ineludible para una creciente cantidad de películas: como la debilidad y la escasa novedad de sus argumentos no permite riesgos mayores, apuestan a jugar con el tono. La vieja salvación del absurdo.
Sí necesitan que el casting funcione, y aquí funciona. Eisenberg y Stewart, su gracia, su capacidad para mezclar ingenuidad, sorpresa y mantener inalterables sus personalidades son un punto alto de la película. Mike es Mike incluso cuando se sabe experto asesino.
Acción, personajes queribles, burlas ocurrentes con la historia del cine y una trama leve ofrecen un resultado cercano a lo que debiera ser ese absurdo en un cine joven. Y claro, está la parodia del superhombre fumón.
"Operación Ultra"
Muy buena
Acción. EE.UU., 2015, 95’, SAM 16. De Nima Nourizadeh. Con Jesse Eisenberg y Kristen Stewart. Salas: Hoyts Abasto, Cinema Devoto, Village Avellaneda
Clarin.com Extra Show Cine 07/10/15
"En la cuerda floja": La belleza del vértigo
Crítica: Muy buena.Una experiencia extrema también en el cine, basada en la hazaña del francés Philippe Petit.
Allá voy. Philippe (Gordon-Levitt) intenta cruzar las Torres Gemelas. FOTO: UIP
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En la cuerda floja, la nueva película de Robert Zemeckis, vuelve la asombrosa historia de Philippe Petit todavía más asombrosa. Vértigo e hipnotismo inocula esta ficción biográfica sobre el equilibrista y malabarista francés que un día vio la foto de las Torres Gemelas y se propuso cruzarlas por lo más alto, de una a la otra, caminando sobre un cable de acero. La película, como la vida misma de Petit (Joseph Gordon-Levitt) nos guía por ese camino, un embudo hechizante hacia los 45 minutos de una proeza inusual, desconcertante y bella, hacia un amanecer de agosto de 1974.
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Al parecer, Zemeckis empezó su proyecto preguntándose qué valdría la pena filmar en 3D. Y vaya si ha respondido. No es que la historia no funcione sin los anteojitos, pero hay que verla en 3 D, a menos que sufra de vértigo, claro. Es una película espectáculo la suya, un cuidado recorrido hacia un acontecimiento extremo, hedonista, obsesivo y vital. Y Zemeckis prepara magistralmente la escena para el plato principal.
Primero construye cierta empatía con el personaje. Siempre centrado en Petit, fascinante no por su altruismo o su compromiso social sino por armar su vida ciegamente en torno a lo que para muchos podría ser un sinsentido, caminar, hacer equilibrio sobre un cable de acero para cruzar de una torre a otra en el World Trade Center. Apenas da lugar a los contextos el filme, a su biografía, para guiarnos por su elección, por su círculo de confianza integrado principalmente por su pareja Annie (Charlotte Le Bon), por Papa Rudy (Ben Kingsley), su maestro y gran equilibrista de un circo, por un amigo fotógrafo y por otro matemático. Juntos van asumiendo un mandato que crece en París, con diálogos en francés e inglés, una especie de sociedad secreta tan anarquista como la de Roberto Arlt en Los siete locos, con la “revolucionaria” misión de llevar a un artista callejero y arrogante que hace las suyas en París a cumplir su sueño americano, dar el golpe.
En Nueva York, Zemeckis nos adentra en su mundo espectacular. Es cierto que esta historia antes fue biografía, escrita por el propio Petit, y también fue Man on Wired un premiado documental. Acá es otra cosa. Travelings que escalan las torres, picados y contrapicados increíbles de unos pies danzantes en las alturas de Manhattan, sensación de estar al borde, de pergeñar esa hazaña, de subirnos a esa cuerda asumiéndonos partícipes.
Por decisión de Petit, de Zemeckis, por su historia trágica y por esa obra maestra de reconstrucción cinematográfica, las Torres Gemelas son un actor más, homenaje discreto que admite interpretaciones varias. No es lo esencial. Sí lo es ese vívido asalto final al que nos transporta el filme, un abismo real.
"En la cuerda floja"
Muy buena
Drama. EE.UU., 2015. 123’, ATP. De Robert Zemeckis. Con Joseph Gordon-Levitt, Charlotte Le Bon. Salas: Hoyts Abasto, Village Recoleta
07/10/15
"Taxi": Cineasta detrás del volante
Crítica: Muy buena.Panahi, censurado por el gobierno iraní, salió a filmar a bordo de un taxi. Habla de las posibilidades narrativas del cine, pero también de la hipocresía de la sociedad.
Jafar Panahi. Censurado en su país, el iraní es también el taxista. FOTO: CDI FILMS
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Jafar Panahi tiene prohibido ejercer su profesión por el gobierno de Irán. Cineasta, no puede dirigir filmes desde que fue juzgado por, básicamente, expresarse en libertad, algo que el régimen no le permite, lo encerró como prisionero en su hogar, pero ya ha hecho tres. Y el tercero es éste, Taxi, que ganó el Oso de Oro en el Festival de Berlín en febrero de este año.
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Panahi se pone detrás del volante de un taxi y, se diría que en tiempo real, va llevando pasajeros. Alguno lo reconoce -no quiere decir que quienes se suban al asiento de atrás, o a su lado, sean todos espontáneos-, pero lo que importa es el retrato de la sociedad que hace el director de El círculo y El globo blanco.
Porque los diálogos van desde una charla con un comerciante de películas en DVD piratas (que vende tanques hollywoodenses, y aclara que si no fuera por él, Panahi no podría ver a Woody Allen) a un pasajero que está a favor de la pena de muerte para quienes roban a los pobres... definiéndose él como un ladrón, a dos señoras que llevan pececitos en una pecera y deben llegar al mediodía a un río a verterlos allí.
Risueñamente, nadie parece sorprenderse de que el chofer en más de una oportunidad se sincere y recomiende que se bajen y tomen otro taxi, porque no conoce las calles de Teherán, y se confunde.
Pero tal vez el mejor momento sea el que Panahi comparte con su sobrinita. La chica no debe tener más de 10 años, pero tiene una lengua muy vivaz. Convertida en cineasta como el tío, la maestra les pidió que realizaran un cortometraje, pero con una larga lista de restricciones. No es una metáfora: lo que les piden a los escolares es lo que el régimen le obliga a los directores de largometrajes.
Taxi está rodada con un par de camaritas, una de ellas suele tomar casi siempre a Panahi. Pero no es Panahi el tipo de personaje que desea que el relato se centre en él, sino que va registrando a los pasajeros, hasta llegar a un final sorpresivo, sí, pero conociendo la historia del director, no sorprendente.
También Taxi habla de cómo hoy en día cualquiera puede grabar una película, de la sobrina a otro pasajero. Habla de las posibilidades narrativas del cine, pero también de la hipocresía de la sociedad. Tal vez a Panahi se le pudo haber ocurrido la idea de este filme sin tener que sufrir la prohibición.
Como sea, es una pequeña gran obra.
"Taxi"
Muy buena
Drama. Irán, 2015. 82’, SAM 13. De y con Jafar Panahi. Salas: Lorca, Artemultiplex, Village Recoleta
07/10/15
"Sicario": Thriller con bravura
Crítica: Muy buena.El nuevo filme del director de “Incendies” se centra en la lucha contra los narcos, con Benicio Del Toro y Emily Blunt.
Benicio. Ex fiscal, y una de las patas de un relato fuerte y moral. FOTO: ALFA FILMS
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El ambiente de Sicario es vastamente conocido para la ficción cinematográfica, de Traffic a Sin lugar para los débiles: la frontera de los Estados Unidos con México, y la ciudad de Juárez. Esta lucha entre agencias del gobierno de los Estados Unidos y el Cartel de Sonora -por la superficie, porque se verá que las raíces del asunto llegan mucho más profundo- es seguida desde los ojos de Kate Macer (Emily Blunt). Agente del FBI, en la escena que abre el filme irrumpe con su escuadrón en la casa de un narco, dentro de cuyas paredes hay decenas de víctimas que tuvieron una horrenda muerte. El efecto será devastador.
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A partir de allí, le ofrecen integrar un grupo de elite que llegue hasta el cerebro del Cartel de Sonora. Ella, que parece fría, decidida, aceptará porque desea vengar las muertes de dos de sus compañeros. Así se involucrará en una pelea desigual -también se irá viendo por qué- al lado de Matt (Josh Brolin) y Alejandro (Benicio Del Toro). No tiene en claro para qué agencia trabajan ni quiénes son, y medio en ayunas participará de este combate con más vueltas que una oreja.
Denis Villeneuve tiene una predilección por colocar a sus personajes ante dilemas morales. También, por mostrar los efectos de la violencia más que regodearse en la violencia en sí misma. Kate, y algún otro personaje, se emparenta con Keller (Hugh Jackman) en La sospecha (2013), el padre que hacía cualquier cosa por encontrar al responsable del secuestro de su hijita.
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Dentro de los muchos puntos a favor que tiene Sicario, además de la bravura con que está narrada, el manejo de la tensión y el suspenso que tiene Villeneuve, se suma que, como dirá Alejandro, aquí no hay buenos ni malos, sino lobos que puedan sobrevivir.
Y para los ojos atentos y quienes quieran leer entrelíneas, está más que latente cómo la CIA se enfrenta a los carteles, pero también se nutre de ellos para sus actividades ilegales. En ese sentido, Sicario se asemeja a La noche más oscura, donde Kathryn Bigelow mostraba las atrocidades de los estadounidenses tras la búsqueda de Bin Laden... con otro personaje femenino como protagonista.
Es que Emily Blunt tiene el papel que Jessica Chastain jugaba en La noche… Entre la ingenuidad y la valentía, más que heroína será víctima y testigo de atrocidades y brutalidades, de acciones ilegales. ¿Se atreverá a denunciarlo? Ya se habla de una secuela.
Blunt está, aunque parezca imposible, afeada. Cabello sucio, recogido, cejas sin depilar, Kate es útil para el director, pero el personaje también sirve a los intereses de quienes la llevan al frente, al territorio mexicano.
La historia se recorta allí, en esa frontera entre los Estados Unidos y México, y la labor del maestro de la iluminación Roger Deakins (una docena de nominaciones al Oscar, director de fotografía de los Coen, y de Skyfall, y Sin lugar…), que es un exquisito a la hora de retratar espacios abiertos. Blunt y Del Toro, que cuanto más oculta y menos habla logra que Alejandro sea más intrigante y atrape al espectador, son las dos caras del filme, con un Brolin tal vez estereotipado.
Curioso, porque Sicario elude muchos clisés del filme narco, y aunque tenga situaciones poco creíbles casi al arribar al desenlace, tiene una encomiable potencia en narrar con imágenes y pocas palabras.
"Sicario"
Muy buena
Thriller. EE.UU., 2015. 121’, SAM 16. De Denis Villeneuve. Con Emily Blunt, Benicio Del Toro, Josh Brolin. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Dot
Un debut conmovedor
El niño salteño que contó en Clarín cómo trabajaba para comprar su instrumento, debutó ayer en el Teatro Provincial.
Clarín 1 Oct 2015
Jesús Rodríguez Especial para Clarín. Salta.
N.RUIZUn niño. Con 11 años, Francisco conmovió al público con su sikus.
Así como el sol se levantó por el Cerro San Bernardo ante los ojos de Francisco Calpanchay, por la noche, la platea, en el Teatro Provincial de Salta, se levantó para aplaudir a este niño colla de tan solo 11 años, que conmovió a los lectores de Clarín con su inocente historia publicada el 16 de agosto, en la que contó que “ahorraba moneditas tocando un sikus de plástico, para poder comprarse uno de caña, regalo que no le pudieron hacer sus padres para el Día del Niño”.
Y ahí está. Duro como una piedra con su poncho de barracán, de esos que tejen las artesanas en San Antonio de los Cobres a 3.775 metros del altura (de donde es oriundo Francisco), acompañado por César Isella (ver Francisco es un pequeño genio), ante una platea que quedó tan sorprendida como los músicos Daniel Homer, y los hermanos David y Hugo Miranda, que lo acompañaron como si hubiesen ensayado varias horas. Tan solo ellos e Isella se vieron por la mañana, no más de quince minutos.
A los 9 años, Francisco vendía piedritas de la suerte (ónix) a los turistas que llegaban en el Tren de las Nubes a la estación ferroviaria de su pueblo. “Me di cuenta de que los chicos que cantaban coplas o tocaban un instrumento recibían más propinas y le pedí a mis padres que me compren un sikus. Me compraron uno de caña, pero que era como de juguete”, dice.
A este pequeño sikus, Francisco comenzó a sacarle sonidos que luego, con la enseñanza del profesor Sandro Martínez (fundador del grupo infantil Pukuna, en San Antonio de los Cobres), se convirtieron en notas musicales, y luego en melodías que “endulzan los oídos”, como diría Patricia Sosa. “Leí la nota que publicó Clarín de Francisco. Mis colegas profesores, aquí en Río Negro, no lo podían creer. Les dije que el diario reflejó la realidad de los niños en San Antonio de los Cobres”, cuenta Martínez, y recordó que “Francisco es un niño que tiene mucho amor por el sikus”.
“El profe Sandro ahora enseña allá”, asegura Francisco. “El me enseñó canciones. Con El tren del cielo esperaba a los turistas, y comenzaron a darme propina. Así dejé de vender piedritas de la suerte, y ahorré $200 para comprar algún día mi propio sikus de caña”.
Esa última parte de su relato enterneció a miles de lectores de Clarín de todo el país. “Me regalaron diez sikus, calzados, y dinero en efectivo. Agradezco (da los apellidos) a Depretis, Chanampa, Sabando, Herrero, Cruz Solís, Ferrauti, Miño, Soraires, al Sr. Luis, y a las señoras Meyer, Visciglia, Marelli, Felisa, Zucchía, Bruno y Mussoni. Don Jesús –le pide Francisco a este cronista-, no se olvide de agradecer a estas personas de gran corazón.”
Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15
"Hombre irracional": La moral bien entendida empieza por casa
Crítica: Muy buena.Otro guiño de Woody Allen: vuelve sobre sus obsesiones, como cuestionar la ética de su protagonista.
La clave. Los personajes de Joaquin Phoenix y Emma Stone escuchan una conversación ajena.
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Hay cineastas que escriben a lo largo de su filmografía una sola película. Stanley Kubrick se preocupaba por narrar y describir -y podía saltar de un género a otro- sus obsesiones existenciales. Woody Allen también. Muchos de sus filmes se preocupan por precisar el sinsentido de la vida, y, en fin, el nihilismo que embebe sus producciones tiene otro mojón en Hombre irracional.
Su protagonista esta vez es un profesor de filosofía, lo cual no hace más que zanjar diferencias con otros personajes de Allen que suelen filosofar sin título habilitante. Abe Lucas -la elección de Joaquin Phoenix no pudo ser más acertada- llega a una universidad pueblerina y despierta allí tanta pasión como rechazo.
El hombre no está pasando por su mejor momento, como también le suele suceder a la mayoría de las creaturas de Allen. Abe lo dice muy claro: “No puedo escribir. No puedo respirar, no podía recordar las razones para vivir, y cuando lo hacía, no eran convincentes”.
Vuelta de tuerca mediante -aunque retorcida, porque la posición de Abe es distinta a la que desea Dostoievski en Crimen y castigo, libro de cabacera de Allen en más de una oportunidad a la hora de sentarse ante su máquina de escribir-, Abe encontrará la manera de “mejorar” su existencia interviniendo en la vida de un tercero. No ya la de Jill (Emma Stone), la estudiante que no queda muy en claro por qué se babea tanto ante el nuevo profesor, ni la de Rita (Parker Posey), una mujer que ansía salir de la abrumadora rutina de su vida marital. Abe cometerá un acto, para muchos aberrante, para él, sencillamente eficaz, y del que no renegará porque cree hacer lo correcto.
Acto irracional o no, lo que hace Abe provoca que la película pegue un giro de casi 180 grados. Y a partir de allí aparece el Allen que gusta a muchos, el que cuestiona la moral -y la suerte- de los personajes, el que intenta meterse al público en el bolsillo, porque crea un trío de cómplices. Sólo él, el protagonista y el espectador saben lo que Abe hizo.
Es una (su) manera de comprometernos, tomar posición. Molestarnos. No dejarnos la comedia servida.
Ya hemos dicho que la elección de Phoenix fue acertada. Da el personaje perfecto, entre alcohólico, romántico, que se cree superior, y capaz de hacer cualquier cosa... irracional.
Como en Match Point, donde un anillo decide la suerte, aquí hay otro elemento que interviene para poner las cosas, tal vez, en su lugar. Allen nos guiña otra vez. Con o sin citas filosóficas, vale la pena mirarlo.
"Hombre irracional"
Muy buena
Drama. EE.UU., 2015. 94’, SAM 13. De Woody Allen. Con Joaquin Phoenix, Emma Stone, Parker Posey. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano
Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15
"Misión rescate": Mi marciano favorito
Crítica: Muy buena.Un filme de ciencia ficción mucho más cotidiano, con un astronauta (Matt Damon) abandonado a su suerte en Marte.
Matt Damon. Solito y solo, sobre suelo marciano. FOTO: FOX
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Un punto, cada uno sabrá si a favor, es que dentro de la ciencia ficción Misión rescate es más cotidiana, y hasta realista, que Alien, Blade Runner o Prometeo, otros filmes futuristas de Ridley Scott. Nunca se precisa el año en que a Mark lo dejan abandonado a su suerte en suelo marciano, y el espectador siente que podría pasar hoy, o mañana. O que fue ayer.
No mucho más atrás, porque si bien coincide el estreno con el anuncio de la NASA de que en Marte hay agua -bonita coincidencia, ¿no?-, el hecho de que Mark “fabrique agua” ya viene haciendo ruido desde hace un par de días.
Si bien no existe un género de película de Marte, lo cierto es que ninguna fue más cercana que ésta. Seis astronautas están en una misión en el planeta rojo, cuando una tormenta de viento los sorprende, y camino al módulo que los trasladará a la nave, Mark es golpeado por un pedazo de antena. Sin sensores activados, la comandante (Jessica Chastain) lo da por muerto. Los cinco se van, rumbo a la Tierra, pero Mark no ha muerto sino que, malherido, se pasará el resto de la película tratando de sobrevivir casi sin agua, casi sin oxígeno, casi sin comida, pero con mucha esperanza, humor y cerebro.
Bien podría ser Misión rescate una película de autoayuda, de visión obligatoria para depresivos. Porque si algo le puede salir mal a Mark, le saldrá. Como si al margen de la ley de gravedad lo persiguiera otra, la de Murphy.
La película no transcurre solamente en Marte. Están en la Tierra los de la NASA, y de otras agencias internacionales espaciales que, al descubrir -no diremos cómo- que el astronauta que daban por muerto está vivito y put..., harán lo imposible por traerlo de vuelta. Y están sus cinco compañeros de viaje, a mitad de camino de regreso.
Mark piensa en voz alta: si la próxima misión a Marte llegará, hora más, hora menos, dentro de cuatro años, me queda comida para un mes, no tengo agua (¡ja!), mejor que me las arregle. Botánico, cosechará papa, racionará los sustentos, fabricará H2O y Scott contará más una historia de supervivencia, sencilla, sin aliens acechando, ni buenos ni malos.
Estando solo, Matt Damon tiene sí o sí que empatizar con el público. Su humor sardónico es el que alivia los momentos más dramáticos, porque Scott logra que nos preocupemos cada vez que algo le sale no mal, peor, al astronauta dejado a su suerte.
En un elenco, ejem, estelar, que integran Jeff Daniels, Michael Peña, Kristen Wiig, Sean Bean, Kate Mara y Chiwetel Ejiofor, Jessica Chastain, viene a cumplir el rol que tanto le gusta al director de Alien: el papel femenino que protagoniza sus historias. Por más que escuche música disco, la comandante tiene rango, demanda respeto y la actriz de La noche más oscura demuestra, por si hiciera falta, que ningún papel le queda grande. Ni siquiera dentro del traje de astronauta.
El guionista Drew Goddard (Guerra Mundial Z) manejó todos los elementos de la novela original, los aspectos técnicos y científicos a un nivel de Resumen Lerú, Manual del alumno bonaerense o Física aplicada para novatos. Todo es entendible, no hay (mucho) patrioterismo, sino que priva el sentido de que con calma e inteligencia, a lo mejor, se logran los objetivos. El contrapeso entre Damon en soledad y lo que pasa fuera de Marte es preciso.
Gran tarea la del director de fotografía Dariusz Wolski, que logró un tono casi documental cuando se filma, digamos, en la Tierra.
"Misión rescate"
Muy buena
Ciencia ficción. EE.UU., 2015. 141’, SAM 13. De Ridley Scott. Con Matt Damon, Jessica Chastain, Jeff Daniels. Salas: Cinemark Palermo, Hoyts Dot
Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15
"Salgán & Salgán": De tango... y de mucho más
Crítica: Muy buena.Es un retrato conmovedor de la relación entre el genial Horacio Salgán y su hijo César, también pianista.
Padre e hijo. Adelante, Horacio, detrás, César.
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Horacio Salgán es, a sus 99 años, el máximo exponente vivo -junto a Mariano Mores- del tango. Un prócer tímido, renuente a las entrevistas, que cultivó el bajo perfil a lo largo de toda su carrera. Su retrato en la intimidad ya haría de Salgán & Salgán todo un hallazgo. Pero este documental va mucho más allá de lo anecdótico, de lo biográfico y hasta de lo musical: habla del amor padre-hijo, del peso de un legado. Y presenta a otro personaje notable, César Salgán, el heredero del piano en el legendario Quinteto Real.
El tango no es ajeno a la estadounidense Caroline Neal: aficionada a las milongas, estuvo casada con Ignacio Varchausky, fundador de la orquesta El Arranque, y en 2006 dirigió otro documental vinculado al género, Si sos brujo, sobre la creación de la Orquesta Escuela de Tango Emilio Balcarce. Filmó a los Salgán durante más de cuatro años, y logró con ellos un grado de intimidad y confianza que consiguió plasmar en una película hecha de detalles -los chistes que Horacio lleva anotados para contar en público, el plato de comida que César le prepara amorosamente- y palabras tan profundas como los silencios.
Coautora del guión junto a Alberto Muñoz, Neal también es la narradora de la película, con una voz en off que no elude la primera persona: una decisión que, sumada al acento de Neal, podría incomodar, pero que, al contrario, agrega calidez a una historia conmovedora. Sus lúcidas reflexiones, sumadas a las sinceras confesiones de César, son el hilo conductor de una película que privilegia los sentimientos por sobre lo enciclopédico, y que va ganando en emoción e intensidad casi sin que nos demos cuenta.
César cuenta que la primera vez que vio a su padre fue en la televisión. La relación entre ambos siempre fue particular, e incluyó un distanciamiento de 18 años. Horacio dice que olvidó todo, porque vive en otro mundo: el de la música. César asume con naturalidad y sin renegar el karma de ser “hijo de”. Bajista antes que pianista, también fue piloto de autos de carrera, y en una frase resume todo: “Me costaba menos correr en un día de lluvia que tocar A fuego lento”.
"Salgán & Salgán"
Muy buena
Documental. Argentina, 2015. 86’, ATP. De: Caroline Neal. Salas: Arte Multiplex, Malba, Cinema San Martín.
Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15
"Victoria": Una noche extrema en Berlín
Crítica: Muy buena.El título de la película es aplicable al experimento del director, cuya historia sobrevive en (y por) la técnica.
Pareja casual. Sonne y Victoria, en un encuentro vertiginoso.
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Si usted quiere saber cuáles son los pro y los contra de un plano secuencia llevado al extremo, Victoria, la película del alemán Sebastian Schipper es el experimento que tiene que ver. Una sola toma de dos horas y veinte minutos que no corta nunca, que tiene ritmo, una historia, intriga y personajes desarrollados. Todo esto, claro está, con las limitaciones del recurso elegido por el director. ¿Sólo un alemán lo puede hacer? ¿Era necesario? ¿Qué suma y qué resta?
La película arranca a puro ritmo, en un boliche subterráneo de Berlín, con la protagonista buscando compañía, un vodka pedido en inglés, miradas, insinuaciones leves y mucho cuerpo agitado. Victoria (Laia Costa) es española, y cuando está por abandonar la juerga solita y en su bicicleta, entabla un vínculo con Sonne y sus tres amigos (endeble y misterioso por la naturaleza de la construcción narrativa) , un grupo simpático pero oscuro, la punta de un relato que veremos desovillar hasta sus últimas consecuencias.
Obra de arte, experimento, ¿pero también buena película? La noche, el suburbio berlinés, la historia del flirteo entre dos cuerpos ansiosos no se queda quieta nunca, apenas para un solo de piano diabólico, o un cerveza en la terraza. Intrigantes, bebedores, adictos, los protagonistas visitan y activan una veintena de locaciones en un thriller alucinador. Amparado en el vértigo de la filmación, Schipper transmite en tiempo real una sucesión de hechos que llaman a compartir una experiencia surrealista, enganchados todos a esa toma interminable, como los planos de la película.
Las limitaciones de la historia están en la dificultad para armonizar diálogos, construir personajes sólidos y acciones reales, igualmente hay pasión, amor, pasado, sangre, robos y muerte. Exacerbación de medios para justificar un fin.
"Victoria"
Muy buena
Drama. Alemania, 2015. 138’, SAM 16. De Sebastian Schipper. Con Laia Costa, Frederick Lau, Franz Rogowski. Salas:Lorca, Village Recoleta, Bama, Cinema City
Clarin.com Extra Show Cine 30/09/15
"Vergüenza y respeto": Ser gitano en el conurbano
Crítica: Buena.Curiosa e intima se apoya en una interpeladora virtud, ir de lo particular a lo general, de una familia al mundo gitano.
Qué muestra. Disquisiciones sobre sus orígenes, su música, su manera de ser.
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@cordobe
El video casero de una boda realizado por una productora de José C. Paz le da un inicio kitsch a una historia curiosa. No es un casamiento más, sino uno en la tribu gitana, y es poco lo que la gran masa de espectadores sabemos sobre los gitanos, protagonistas de Vergüenza y respeto, el documental de Tomás Lipgot, quien de entrada tiene un punto a favor. El tema de su película es pura curiosidad.
Del video casero saltamos al documental, a la intimidad de los Campos, una familia gitana del conurbano bonaerense. Andaluces de origen, con varias generaciones aquí, cuentan que ni bien pisaron esta tierra dejaron de ser nómades. Pero la elección del casamiento no es casual. El director va a centrarse en los mandatos de una cultura que se va aggiornando al siglo XXI, marcando diferencias con el mundo exterior. "Eran más sanos los gitanos de antes", dirá el mayor de los Campos, y ya le retrucarán.
El trato a las mujeres, que deben llegar vírgenes al casamiento, que incluso deben pasar una prueba para conformar a la familia del novio, que son "invitadas" a dejar la escuela, la relación con la tecnología, con los payos (los no gitanos), su costumbre de bañarse vestidos en el mar, son algunas de las marcas identitarias que va contando esta familia, perteneciente al grupo Caló, uno de los cuatro que migraron a nuestro país.
Disquisiciones sobre sus orígenes, su música, su manera de ser, el intenso amor familiar, las notables diferencias entre el hombre y la mujer, son algunos de los temas que el documental aborda con naturalidad, entre música, comidas, guitarras y palmas flamencas.
Como en toda historia íntima, una de las claves está en las revelaciones que entreguen los entrevistados, en la confianza, y en lo que luego haga el director con esa confianza, que puede jugarle a favor o en contra. Lipgot observa y escucha, pero no muestra más de lo que esta familia quiere mostrar. Su cámara intima, desarma prejuicios y descubre personajes queribles con una desenvoltura muy familiar, casi transparente.
Vergüenza y respeto
Buena
Documental Argentina, 2015. 81’, ATP. De Tomás Lipgot Sala: Bama Cine Arte
Teatros
www.teatroenbuenosaires.com.ar/listado.htm
Recitales, shows diversos, presentaciones
http://buenosaires.cuandodonde.com
http://whatsupbuenosaires.com/wuba2/
Salidas, paseos, microturismo y demás
www.buenosaires.gov.ar/areas/turismo/home/
http://turismoenba.wordpress.com
Gastronomía
www.conexionbrando.com/comer-beber
Mapas y más
http://us.blackberry.com/smartphones/features/blackberry_maps.jsp
www.nokia.com.ar/servicios-y-aplicaciones/mapas-3.0