Cine 26/08/15
"El agente de CIPOL": Caliente como en la Guerra Fría
Crítica: Buena.El director de “Sherlock Holmes” mantuvo la época de la serie de TV original, y construyó una precuela.
Serios. Napoleon (Cavill) e Illya (Hammer), antes de CIPOL. FOTO: WARNERr
Tags
Con las traslaciones de las series de televisión de los años ‘60 o ’70 al cine, Hollywood hace, más o menos y como siempre, lo que quiere.
Puede cambiar y anexarle personajes a lo largo de la saga (si la primera película anda bien en la taquilla, como es el caso de Misión: Imposible), puede seguirla más o menos al pie de la letra (lo que no le garantiza el éxito: recordar qué paso con Los vengadores, con Ralph Fiennes y Uma Thurman; El Super agente 86, con Steve Carell y Anne Hathaway; o Starsky y Hutch, con una pareja como la de Ben Stiller y Owen Wilson) e igualmente naufragar.
Todo este preámbulo sirve para situar a El agente de CIPOL, que Guy Ritchie dirigió con dos estrellas en ascenso (Henry Cavill como el estadounidense Napoleón Solo) y Armie Hammer (El Llanero solitario) como el soviético Illya Kuryakin), y que decidió mantener en su tiempo original, la Guerra fría entre los Estados Unidos y la Unión Soviética.
Como es una película presentación -e igual, que los ejemplos mencionados, si la primera funciona, habrá más- hay que introducir y explicar a los personajes. Entonces casi, casi que parece una precuela: cómo se conocieron estos agentes, las mañas de cada uno (ladrón el yanqui, psicópata el ruso) y la primera misión en común que tienen cuando ni siquiera existía la agencia ni la sigla CIPOL.
Como en las dos Sherlock Holmes que dirigió, el realizador de Snatch, cerdos y diamantes vuelve a acelerar la imagen, inclusive aquí a partirla en cuatro o cinco pantallas a la vez. Allí sí rompe con el status de los años ’60, que tan al pie de la letra había seguido, incluyendo en la banda de sonido clásicos de la época en que trascurre la historia.
Hay unos malos muy malos (italianos) que están fabricando una bomba nuclear, y estarían trabajando con un científico alemán que desapareció en los tiempos de Hitler. Porque los malos muy malos deben ser italianos descendientes de la línea de pensamiento de Mussolini. Así, la hija alemana (la sueca Alicia Vikander) es “sacada” de la Berlín Oriental por Solo. Los jefes de él y de Kuryakin imparten por separado las mismas órdenes: hay que parar la bomba, pero conseguir la fórmula. Y si hace falta eliminar al nuevo compañero, hacerlo.
Ritchie sabe cómo ponerle vértigo a las escenas, aunque filme a la vieja usanza y nada parezca anacrónico. Hay cierto sadismo y escenas increíbles (escapes que sólo pueden ocurrir en una pantalla de cine). Pensando que Tom Cruise pudo hacer el rol de Napoleón Solo -después de que George Clooney y Steven Soderbergh se bajaron del proyecto como protagonista y director-, en fin, que El agente de CIPOL sin ser ninguna maravilla, entretiene siempre.
"El agente de CIPOL"
Buena
Acción. EE.UU./Reino Unido, 2015. 116’, SAM 13. De Guy Ritchie. Con Henry Cavill, Armie Hammer. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo
Cine 26/08/15
"Omar": Lealtades que valen
Crítica: Muy buena.La primera película palestina candidata a un Oscar es un thriller con tintes político y también romántico.
Nadia y Omar. Un amor en medio de un conflicto en Oriente Medio. FOTO: MIRADA
Tags
Omar,
El conflicto entre palestinos e israelíes ha tenido en el cine distintas maneras de abordaje, y la de Omar parece de las más sensible, o al menos fácil de atender. Porque los personajes palestinos sienten la ocupación israelí e integran la resistencia, y la película no se queda en cuestiones políticas, sino en los lazos que los unen, en una historia -convengamos, fuerte-, pero también de amor.
Hay tres jóvenes amigos. Tarek (Eyad Hourani) es hermano de Nadia (Leem Lubany), de quien están enamorados los otros dos, Amjad (Samer Bisharat) y Omar (Adam Bakri). Los hombres son militantes de una brigada de la resistencia, y tras el asesinato de un soldado israelí, Omar es capturado y puesto en prisión. Torturado, no rebelará quién apretó el gatillo.
Pero Rami (Waleed Zuaiter), el oficial israelí que tiene su caso, lo pone contra la pared. Si no coopera e informa quién fue, pasará la vida encerrado, sin poder ver a su amada ni a sus seres queridos.
A partir de allí, Omar -que fue la primera película palestina en ser candidata al Oscar al mejor filme hablado en idioma extranjero, el año pasado, lauro que gano La grande bellezza- dejará más claros sus temas. Los dilemas de la lealtad, los de la amistad y el amor, y los de la patria.
El filme de Hany Abu-Assad (El paraíso ahora), palestino nacido en Nazareth, es una suerte de thriller con un costado romántico.
Omar, que se mantiene en buena forma pese a las torturas, también tiene que cuidarse entre su propia gente, ya que algunos lo señalan como un traidor. Porque ¿cómo es que lo dejaron en libertad? ¿Es porque es un soplón?
Todo el entorno está politizado. Las estrechas calles por las que en más de una oportunidad Omar debe correr, huir de las fuerzas enemigas, el muro que separa, todo se recorta con las colinas, la topografía original se ve también shockeada con la que imponen los hombres.
Cada vez que Omar, o Nadia o el personaje que se elija abre la boca, el que lo escucha no sabe si está diciendo la verdad, o no. Están inmersos en una situación en la que la deslealtad parece más común que la confianza.
Omar no es un alegato, es un drama con su costado romántico, un filme de ambiciones precisas, cuyo desenlace es abrupto. Tanto -¿hay solución posible al conflicto entre israelíes y palestinos?- como el que la historia que cuenta ameritaba.
"Omar"
Muy buena
Drama. Palestina, 2013. 98’, SAM 16. De Hany Abu-Assad. Con Adam Bakri, Leem Lubani, Eyad Hourani. Salas: Lorca, Cinema City General Paz, BAMA
Cine 26/08/15
"Los 33": Los mineros, en filme necesario
Crítica: Buena.La historia real de los trabajadores que estuvieron 69 días bajo tierra, compactada y con clisés.
Con Banderas a la cabeza. Es Mario Sepúlveda, líder de los mineros. FOTO: Fox
Tags
Raro, curioso efecto el que produce Los 33, la película dirigida por Patricia Riggen sobre el mítico caso de los mineros chilenos sepultados 700 metros bajo tierra durante 69 días. Más allá de la factura del filme, en la media de las películas de Hollywood, plagado de lugares comunes, más allá de la condescendencia política y de la elección maniquea de héroes y villanos, es imposible sustraerse a la reflexión que provoca esta historia compactada, ficcionalizada en ésa, una película necesaria.
Basada en el libro de Héctor Tobar, la película elige tres escenarios para contar la historia. El drama bajo tierra tras el derrumbe en agosto de 2010, donde 33 mineros, proletarios, explotados, arrasados por su sociedad, de pronto entran en la órbita de un mundo que les daba la espalda. El drama de las familias, arriba, en el campamento que bautizaron Esperanza, y que empujó al Gobierno a no abandonar a los mineros pese a su suerte incierta, dados por muertos varias veces, durante los primeros días. Y el de la política, glorificando sin disimulo a un ministro del gobierno de Piñera, Laurence Golborne (Rodrigo Santoro), hecho que el Gobierno, y tal vez esta película, usaron como propaganda.
Es una historia enorme, la propia condición humana en tiempos del capitalismo feroz, las miserias y las virtudes de una raza, la humana, entre la muerte y la resurrección. Sabemos que los mineros hicieron un pacto para contar esta historia de manera colectiva. Y lo que aquí vemos es una simplificación de ese relato, la imposición de un líder natural como Mario Sepúlveda (Antonio Banderas) por sobre la burocrática jerarquía empresarial. Después, el exceso de lugar común, representado en miradas sostenidas, en espíritus inquebrantables, hasta en un Hollywood que descubrió a Violeta Parra y a Silvio Rodríguez. Y el fervor patriótico, que existe y existió, y la tentación del dinero, y el uso político y el racismo latinoamericano puesto a prueba. Y Juliette Binoche vendiendo empanadas, y todos estos “chilenos” hablando en inglés, con sus mujeres luciendo hermosas a la intemperie.
Reconstrucción necesaria de una historia increíble, con imágenes maravillosas del desierto de Atacama, con la recreación impecable del rescate en la mina, con un grupo de mineros innecesariamente idealizados (no hay un solo conflicto entre ellos). Emoción y belleza pese a las trivialidades. Y evidencia del funcionamiento de un mundo hecho pedazos. Y esperanza de una pregunta que ojalá surja. ¿Qué haría usted si pudiera resucitar?
"Los 33"
Buena
Drama. EE.UU./Chile, 2015. 127’, ATP R y L. De Patricia Riggen. Con Rodrigo Santoro, Antonio Banderas. Salas: Hoyts Abasto, Monumental
Cine 26/08/15
“Boca Juniors 3D, la película”: Sólo para fanáticos
Crítica: Buena.La dificultad de contar una historia enorme y decisiones cuestionables, se superan con imágenes atrapantes.
Fuegos artificiales. El filme muestra lo que el hincha quiere ver. FOTO: UIP
Tags
Boca Juniors 3D, la película, hace honor a una máxima fácilmente verificable. Cada espectador mantiene una relación única con lo que ve en la pantalla. Por eso mismo ses mejor para hablar del filme verlo con un fanático de Boca. Es fácil intuir que el resultado, para quien escribe y para Maxi, iba a ser bien diferente. Lo fue: él salió contento.
En tono de broma Maxi comentó que era imperdonable lo que le habían hecho al Pampa Calvo dejándolo afuera, “el jugador que más títulos obtuvo con esta camiseta”. Pero durante la proyección, el tipo estaba serenamente emocionado, como cuando prende el fuego para el asado.
Con la película, el hincha de Boca revive la historia épica de su club. Le muestran los grandes goles, las copas, el barrio, la gente de manera espectacular, y encima varios ídolos del club cuentan sus sensaciones. Es tenerlos ahí.
Incluso a Bianchi, Maradona y Riquelme, que no participan de las entrevistas del filme, pero que llegan a través del archivo. Sin especular sobre su ausencia, vale decir que la película no aborda un solo conflicto del club, ni de las barras, ni el cabaret de los jugadores, ni las épocas aciagas. Son todos goles épicos y vueltas olímpicas. Están en su derecho.
Hay algo de política también, porque la pata periodística y la dirigencial (como lo dijo antes un colega), están en manos de dos hombres del PRO, Fernando Niembro y Mauricio Macri, a quien nadie va a discutirle que el club ganó todo durante su presidencia, pero de allí a compartir el cartel con los ídolos hay un camino largo (¿hasta octubre?).
Sólo un par de anécdotas, contadas por Carlos Tevez y Navarro Montoya, revelan situaciones contextuales menos conocidas, un tinte social que brilla por su ausencia en el resto del filme. En ese sentido, el documental no aporta una sola primicia, nada que un buen hincha de Boca como Maxi no supiera de antemano. Lo desconocido está en la historia, quizá por lejana y escasa de registros, en las anécdotas menos mentadas, aunque varias de ellas han sido contadas ya en libros como el de la periodista Marina Zucchi (Desde el alma, Capital intelectual).
Ya nombramos los aciertos, pero también hay decisiones discutibles, como poner placas con el resultado del partido antes de mostrar lo que ocurre en la cancha, o elegir a un personaje de ficción para llevar la historia. Schiavi tiene razón cuando dice que el tal Funes, un ratón de biblioteca que supuestamente conoce la historia más que nadie, es un fantasma. Ya sabemos lo que Borges decía de Funes el memorioso. De cualquier manera, si usted es hincha de Boca, vaya, vea y grite, le muestran lo que quiere ver.
"Boca Juniors 3D, la película"
Buena
Documental. Argentina, 2015. 108’, ATP. De Rodrigo Vila. Salas: Monumental, Hoyts Dot
No hay comentarios:
Publicar un comentario