Campus
01/04/15
"Leviathan": El derrumbe de un hombre
Crítica: Muy buena.Historia bien contada, muestra la lucha de un hombre común contra el Estado. Fue la candidata rusa al Oscar al mejor filme extranjero.
Vladimir Vdovichenkov. En esta historia nihilista, interpeladora. FOTO: IFA
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v:shapes="_x0000_i1026"> por Horacio Bilbao
El Mar de Barents, al norte de Rusia, es el escenario perfecto para la dramática Leviathan, una historia tan bien contada como polémica. Aunque Andrei Zviaguintsev, el director, diga que se basó en un caso real ocurrido en los Estados Unidos y que en el origen de su obra también está el episodio bíblico de Job, el peso de su crítica al sistema político local no se disimula en ningún momento.
Su filme narra el impotente derrumbe de un hombre, en una visceral proclama política contra esta historia universal de la corrupción de la Rusia feudal y de cualquier lugar del mundo. Es desmoralizante y tal vez antipatriótica su película, como le han dicho, pero también es perfectamente verosímil. Cuenta de manera magistral la lucha de Kolya contra el Estado y el gobierno de este alcalde pornográfico. Quiere expropiarle su casa a orillas del mar, supuestamente para levantar allí su propia mansión. Pero detrás de este drama hay otros, el de la pareja, el de la amistad, el de la resignación en tiempos de crisis.
Derrumbes éticos y amorosos, en un contexto con guiños simbólicos y sarcásticos, motorizados por personajes cuidadosamente rústicos, incapaces de esconder sus reacciones, y gobernantes impunes, de omnipotente y manifiesta irracionalidad.
Ya lo dijimos, en esos paisajes maravillosos y distantes, estremece la duda de un hombre, de una familia que se debate entre empacar su resignación para mudarse a otro lado o salir a dar una batalla desigual, una derrota anticipada. Sólo hay un momento en el que la película deja entrever una posibilidad de justicia, y funciona como una escena redentora ese encuentro entre Dimitri y el Alcalde, pero la historia funciona así, negativa, nihilista, interpeladora.
Funcionaría aún si se tratara de propaganda política, propaganda en contra en este caso. Está lleno de buenas películas nacidas con esa intencionalidad. Desde El acorazado Potemkin, a varios filmes de Sokurov, para no movernos de aquella geografía. Y si la película de Zviaguintsev se trasladara a España, por ejemplo, para hablar de las hipotecas, también funcionaría.
Eso sí, la historia pierde jugando a derrumbar las figuras de Gorbachov o Lenin, pierde colgando un cuadro de Vladimir Putin en el despacho de este alcalde degenerado, incluso mentando a las Pussy Riots. Era suficiente con esta historia humanamente deshumanizada.
Además, su mirada sobre los personajes malos de la historia, es exageradamente sarcástica. En cambio, el drama de los afectados transmite su impotencia y ése es, incluso con el antídoto del vodka mediante, su mayor mérito.
A favor del gobierno ruso, diremos que la película se estrenó allá en varias salas y que fue la elegida para representar a su cine en los Oscars. Nada menos. Mejor es ir a verla sabiendo nada, para después sacar conclusiones.
Leviathan
Muy buena
Drama. Rusia, 2014. 139’, SAM 13. De Andrei Zvyagintsev. Con Vladimir Vdovichenkov, Elena Lyadova, Aleksey Serebryakov. Salas: Lorca, Bama, Belgrano Multiplex
01/04/15
"Tuya": Ama de casa desesperada
Crítica: Buena.
El retrato de la hipocresía en la clase media alta y la imprevisibilidad de su protagonista la hacen una película para ver..
Pareja. Jorge Marrale y Andrea Pietra. FOTO: DIAMOND
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Tuya,
por Gaspar Zimerman
Las viudas de los jueves, Betibú y ahora Tuya: las tres novelas de Claudia Piñeiro llevadas al cine tienen en común el retrato de un sector social, la clase media alta, que trata de mantener las apariencias y su estilo de vida más allá de cualquier obstáculo. Aunque ese obstáculo sea un asesinato, o varios.
A diferencia de las dos primeras, Tuya no transcurre en un country, sino en un barrio acomodado de los suburbios, pero el espíritu de los personajes es el mismo y el acento vuelve a estar puesto en la veta policial de la historia. Que empieza cuando Inés (Andrea Pietra), ama de una casa acomodada, descubre que su marido, un exitoso empresario (Jorge Marrale), le es infiel.
Si toda adaptación de una obra literaria al cine implica cierta dificultad, el grado aumenta cuando la novela está narrada en primera persona. ¿Cómo reemplazar ese punto de vista? Es muy difícil no caer en la voz en off, un recurso generalmente molesto. Tuya no es la excepción, aunque el efecto negativo de esa voz está atenuado por el mordaz contenido de algunas de las reflexiones de Inés sobre la fidelidad y el matrimonio.
Lo interesante de la trama es que, ante el descubrimiento de que es engañada, ella no tiene ninguna de las reacciones previsibles. Nunca sabemos hacia dónde irá este ama de casa desesperada. Lo mejor de la película está ahí, en la descripción, liviana y ligeramente humorística, de ese micromundo, de los comportamientos de esa mujer despechada, de la dinámica interna de esa pareja gastada por el uso y su vínculo, casi nulo, con su hija adolescente, que protagoniza una inquietante subtrama.
El asunto se torna más tosco cuando se pone serio y entra en juego el aspecto policial, porque muchos de los recursos son trillados y varias de las situaciones están resueltas de forma poco creíble. Es en esos momentos cuando más se nota el acotado presupuesto de producción; unos cuantos detalles poco logrados le dan una pátina de vieja ficción televisiva al conjunto y le restan verosimilitud.
Tuya
Policial. Argentina, 2015. SAM 13, 94'. De Edgardo González Amer. Con Andrea Pietra, Jorge Marrale, Juana Viale. Salas: Abasto, Belgrano
01/04/15
"Rápidos y furiosos 7": Y la banda siguió tocando
Crítica: Buena.Pese a la muerte de Paul Walker (Brian), el nuevo capítulo de la saga se terminó, con un final emotivo.
La despedida. Paul Walker y Vin Diesel, cuando no corren o pegan. FOTO: UIP
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por Pablo O. Scholz
Desde hace varios años, y habría que empezar a hilar muy fino para saber con qué película se inició, muchos tanques de Hollywood -no todos- tienen una estructura que los soporta. Los guionistas elaboran escenas, que incluyen peleas y persecuciones, se busca una excusa argumental y se une todo. Se denomina patchwork, porque viene del mundo de las manualidades, y consiste en unir diversas telas y crear nuevas prendas, principalmente mantas y colchas.
Y así también, en algún instante Ethan Hunt (Tom Cruise en Misión: Imposible) pasó a ser algo así como James Bond, pero con acompañantes. El agente ya no viaja solo por el mundo. Y en algún otro momento esta otra saga, la de Rápidos y furiosos, comenzó a tener semejanzas con la de Cruise. Hay un protagonista -Dominic Toretto aquí tiene preponderancia-, pero el sentido de pertenencia de la banda de automovilistas de Rápidos... es troncal.
Para los fans de Toretto y Brian, el personaje que compuso Paul Walker y que dejó inconcluso en esta séptima entrega al morir, paradójicamente, en un accidente automovilístico cuando promediaba el rodaje, no hay mayores novedades. Ni en los personajes, ni en el esquema de la trama, ni en el aspecto visual. Luego de la 6 que, es probable, cada uno tendrá su favorita, fue la mejor de la saga, ahora tomó el volante James Wan, el director y creador de la primera El juego del miedo y realizador de El conjuro. Pero a no temer que no transformó a Rápidos... en una de terror sobre ruedas. Sincero fan de los personajes, a Wan le tocó el desafío de despedir a Brian, y lo hizo verdaderamente muy bien.
Nadie puede extrañar a Brian/Walker, porque en la película está como tiene que estar -los planos de su hermano menor Cody, que lo “reemplazó”, han de ser los del final, y los de cierto atentado al comienzo- y el homenaje de los minutos finales es ciertamente emotivo.
Antes, en la historia aparece Deckard (Jason Statham), que quiere vengar a su hermano y por eso planea aniquilar a Toretto y compañía. El filme tiene mucha acción, muchos viajes, muchos gags y muchos hechos ridículos, pero bueno, en tren de la diversión aquí hay semáforo verde para todo
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