jueves, 16 de abril de 2015

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15/04/15

"Big Eyes": Lo tuyo es mío

Crítica: Muy buena.Un personaje ingenuo, la mentira y la traición: tres ejes que Tim Burton maneja como pocos autores.

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Señor y Señora Keane. Christoph Waltz y Amy Adams. FOTO: DISTRIBUTION COMPANY

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Margaret -luego Keane- tiene muchos puntos en común con varios de los protagonistas de las películas de Tim Burton. Lo primero que se aprecia en esta pintora es su ingenuidad. Mezcla del Joven Manos de tijera y Jack Skellington, no ven o no creen en el Mal con mayúsculas, y no entienden que lo que les hacen -si los engañan, les mienten o les causan dolor- es para beneficio ajeno.

El asunto aquí es que Margaret no surgió de la imaginación de Burton, sino que aún vive, su historia es real y fue víctima -y partícipe- de un fraude colosal en el mundo del arte.

Ingenua o poco precavida, fácil de engañar y poco decidida, Margaret dejó que su segundo esposo, Keane, se apropiara de sus trabajos y los hiciera pasar como propios. Sus pinturas reflejan niños con grandes ojos tristones la mayoría de las veces, algo que obedecía a su infancia desdichada. Ella “confiaba en los ojos de los demás”, veía y volcaba en esos ojazos sus emociones y sentimientos; Margaret es de las que dicen que “los ojos son las ventanas del alma”.

Pues parece que Margaret, como decíamos al comienzo, no ve el mal aunque sí otras cosas en los otros, porque se dejó llevar por el embelesamiento y lo embaucador que resultó su esposo, que nunca agarró un pincel e intentaba vender como podía sus pinturas de las calles de París. Gran charlatán y aprovechador, Keane llegó a engatusar a figuras de Hollywood y venderle los cuadros de su esposa como si fuesen propios.

La mentira -y la traición- son temas que le interesan a Burton. Y aquí, cuando el ovillo se vaya haciendo más y más grande, será imposible para Keane desmadejarlo.

Keane bien pudo haber sido interpretado por Johnny Depp, alter ego de Burton durante mucho tiempo. Y Christoph Waltz, al encarnar al personaje, parece tomarle prestado algunos tics, que aquí parecen sobreactuados, sobre todo cuando la película pega un volantazo hacia el disparate. Como pasa con las películas de Woody Allen, cuando el neoyorquino no tiene el rol protagónico, y carga a su actor con sus modismos y actitudes gestuales. Es Amy Adams quien, desde la cordura y lo aplacada que es Margaret, empieza -y termina- ganándose la simpatía del espectador.

Visualmente el filme es un Burton, pero sin estridencias. Entiéndase: la dirección de arte no es kitsch, ni sobrecargada, ni expresionista, los paisajes por los que comienza a desandar el filme parecen pintados, y la música de Danny Elfman complementa y acompaña como en sus mejores intervenciones con Burton.

Un elenco de notables (Danny Huston, Jon Polito, Terence Stamp) completa la primera plana de esta película con la que Burton vuelve a hablar de lo que le gusta, pero sin fuegos de artificio.

Big Eyes

Muy buena

Drama. EE.UU., 2014. 106’, SAM 13. De Tim Burton. Con Amy Adams, Christoph Waltz Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Showcase Belgrano

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15/04/15

"Se levanta el viento": Talento que se va a extrañar

Crítica: Muy buena.Es su último largo animado, Hayao Miyazaki se pone más serio, y amplía su público potencial.

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Jiro Horikoshi. Como Miyazaki, el personaje debe abandonar su pasión. FOTO: FUERA DE LO COMUN

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Se levanta el viento

       

Tal vez la anunciada por el propio realizador como su despedida del cine animado, sea su obra menos fantasiosa. Lo que siempre logra Hayao Miyazaki va más allá de sus trazos reconocibles y su animación. Es el hombre que logró que nuestros hijos creyeran que los padres podían convertirse en animales, el que imaginó viajes y castillos increíbles y vagabundos. El mismo que hace ya un año y medio presentó Se levanta el viento como su última creación: sus problemas en la vista, sostuvo, le impiden seguir como realizador de largometraje.

John Lasseter, el mandamás de Pixar y creador de Toy Story, tiene (tuvo) a Miyazaki como su guía, el ejemplo a seguir. En Se levanta el viento el maestro nipón se aleja, decíamos, de un mundo surreal y fantasioso para contar una historia mucho más real, pero igualmente fascinante.

Jiro Horikoshi era un fanático de la aviación, que debió archivar sus sueños de piloto... por problemas de vista. Horikoshi se convirtió en un eminente diseñador de aviones en el siglo XX, en la Segunda Guerra Mundial. Y si los sueños y las alegorías siempre fueron material nutriente en las películas de Miyazaki, aquí todo se entremezcla con una historia de amor con una joven que tiene tuberculosis, y el extremo de crear aviones para la paz.

Tal vez Se levanta el viento no tenga al público infantil, si alguna vez Miyazaki lo tuvo, como principal destinatario. La trama no es sencilla, como tampoco lo son los problemas que enfrentan los protagonistas. Pero los temas que suele abordar Miyazaki, como la libertad, el temor a lo desconocido, el pacifismo, la naturaleza y sus secretos están para quien los quiera ver.

La extensión del filme puede ir precisamente en detrimento de la atención de los más pequeños, pero la película tiene escenas -Nahoto, la chica, en un monte con el viento soplando, algunos vuelos de los aviones- tan subyugantes que los chicos los retendrán en su cabeza.

Como pasó con la princesa Mononoke, Chihiro, el castillo vagabundo, Ponyo: todos seres que surgieron de la fantasía, seguro, pero que bien fueron tangibles y simpáticos a los ojos de grandes y chicos de todo el mundo.

Se levanta el viento

Muy buena

Animación. Japón, 2013. SAM 13, 127’. De Hayao Miyazaki. Salas: Cinemark Palermo, Showcase Belgrano, Hoyts Unicenter

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15/04/15

"Mis días felices": El amor durante el amor

Crítica: Buena.Una jubilada reciente, con tiempo, dinero y... un amante joven, en el centro de esta mirada sobre la madurez.

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Amantes. Julien (Laurent Lafitte) y Caroline (Fanny Ardant). FOTO: MIRADA

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Hace unos días, Horacio Guarany decía en este diario que jubilar de un día para el otro a una persona que se dedicó al mismo trabajo durante 40 años es matarlo. Y no se refería a una cuestión económica sino al excesivo tiempo libre, a la necesidad de la rutina como ordenadora de los días, a las motivaciones para vivir. En eso anda Caroline (una luminosa Fanny Ardant, bella aun sexagenaria y retocada), tratando de rearmar su vida ahora que dejó de ejercer la odontología. Tiene un marido, dos hijas, un nieto, suficiente dinero, y un montón de horas para llenar. Y ese vacío lo ocupa con un hombre veintipico de años menor que ella.

Lo interesante de Mis días felices es la mirada desprejuiciada, alejada de convencionalismos morales, sobre la infidelidad. No se la trata como algo condenable, sino como un hecho de la vida que puede suceder, que viene a compensar el inexorable decaimiento pasional del matrimonio y no implica dejar de amar a la pareja estable. Hay, además, una reivindicación del derecho de la mujer a ejercerla tanto como el hombre. En este aspecto se nota el toque de género de la directora Marion Vernoux (conocida por Nada que hacer y Reinas por un día), que deja constancia de su feminismo mostrando, sin caer en una bajada de línea explícita, que una jubilada puede tener más intereses que cuidar a sus nietos y prepararle la comida al marido.

Si algo realza estas posiciones es que no haya un trato peyorativo de los personajes masculinos. De hecho, en la dinámica de los vínculos de la protagonista con su amante y su marido están los mejores momentos de la película.

Mis días felices también plantea las posibilidades que hay de gozar de la vida en la tercera edad, cuando lo mejor parece haber pasado. Aquí es cuando flaquea: en primer lugar, porque ese contenido se concentra en pasos de comedia facilistas y demagogos que, en busca de la complicidad de las señoras espectadoras, son una desafortunada cruza entre las Mujeres alteradas de Maitena y Cocoon. Y, además, porque muestra una realidad bastante ajena a la de gran parte del mundo (incluyendo la Argentina): se enfoca en europeos que gozan de buenas jubilaciones y viven en una adorable ciudad a orillas del mar. Digamos que en esas circunstancias es bastante fácil ser optimista.

Mis días felices

Buena

Comedia dramática. Francia, 2013. 94’, SAM 16. De Marion Vernoux. Con Fanny Ardant, Laurent Lafitte, Patrick Chesnais. Salas: Lorca, ArteMultiplex

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15/04/15

Bafici: La militancia independiente

Dura once días.Hoy empieza el Festival. Los directores de los cuatro filmes argentinos en la Competencia Internacional hablan de sus películas y expectativas.

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A sala llena. Como en todas las ediciones, varios títulos empiezan a tener sus entradas agotadas mucho antes de exhibirse en el Village Recoleta.

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Laura Citarella,

Sebastián Quebrada,

Verónica Llinás

“Hay que defender y seguir militando el Bafici”, dice Laura Citarella, quien dirige junto a la actriz Verónica Llinás La mujer de los perros. Su película es uno de los cuatro filmes argentinos, algunos coproducciones, en la Competencia Internacional del festival que empieza hoy con la inauguración oficial. Un cine que se hace acá, más latinoamericano que nunca.

Allí se enrolan El incendio, de Juan Schnitman, y las dos películas que hacen honor a este cruce de miradas continentales: Días extraños, del colombiano Sebastián Quebrada, y La obra del siglo, del cubano Carlos Quintela. Para esta entrevista, Clarín cruzó e-mails con los realizadores, dispersos por el mundo, como Quintela, que nos escribió desde Japón, donde trabaja en su tercer filme: “Llegué hace 7 años a Buenos Aires y una de las primeras cosas que viví fue esa extraña euforia colectiva en el Bafici”. Quebrada recuerda “compartir en sociedad el amor por el cine, que en Colombia era sólo un placer individual”. Hablan de su relación con el festival, de sus filmes y de lo que significa trabajar en la Argentina hoy, vengan de donde vengan.

Compiten en la categoría central del Bafici, ¿qué expectativas tienen?

Citarella: Filmamos esta película durante casi tres años. Con un equipo de rodaje pequeño, donde éramos cinco chicas y 12 perros. Un esfuerzo enorme. Se estrenó en el festival de Rotterdam y se vio también en Nueva York, pero siento como si el verdadero estreno fuese ahora. Estamos en casa.

Llinás: Aunque me hace ruido la palabra competencia, prevalece en mi ánimo la felicidad y los nervios de que la película se dé por fin en la Argentina, llena de amigos, de hienas y de amigos-hienas.

Quebrada: Días extraños es mi opera prima, estar acá es un lujo.

Quintela: Regresar a Buenos Aires, compartir con amigos, discutir, reír, aprender, comer una fugazzeta, ver cómo el público reacciona y conocer a nuevos cineastas. El festival es una fiesta de cine, con el rigor y la comodidad del español.

Schnitman: Cuando el Bafici comenzó en 1999 nunca hubiese imaginado presentando una película en la Competencia Internacional. Es un doble orgullo, por estar lado a lado en esta categoría con Laura Citarella, grandísima amiga.

¿La Argentina es un buen lugar para hacer cine?

Citarella: Para el cine independiente, sí. Los sistemas de producción chicos que nos hemos visto forzados a inventar se perfeccionaron mucho en los últimos años, y han dado como resultado muy buenas películas. Muchos cineastas hemos logrado producir con este sistema de trabajo, haciendo de eso también un sistema estético.

Llinás: Nuestro filme está hecho por fuera de cualquier tipo de apoyo estatal, daría lo mismo en qué país estuviera. Pero aquí hay una tradición de cine independiente que nos ampara. Nos enseñó que es posible hacer cine con pocos recursos, con riesgo y con libertad.

Quebrada: Siendo extranjero, considero que la Argentina es un muy buen lugar para hacer cine independiente. Conté con un gran apoyo por parte de la Universidad del Cine. No necesitas gastar una fortuna para tener un nivel profesional en lo que haces, pues acá hay mucho talento en todas las áreas.

Schnitman: Los apoyos oficiales son numerosos. Hacer películas de manera independiente es arduo, pero no tan difícil. Las ganas de contar historias es tan grande que vence cualquier obstáculo. Además, la formación de actores y de técnicos es excelente.

Quintela: En Cuba hay potencial. Salen de la escuela todos los años cineastas muy capaces, pero el entorno del país no favorece el desarrollo del cine. Las coproducciones son el único camino para los que queremos hacer cine. Cuba te rompe la lógica, te obliga a buscar nuevas variantes a la hora de contar. Como realizador esto es un plus.

¿Qué esperan del cine, y qué pueden aportarle al cine?

Llinás: Belleza.

Quebrada: Que no muera. Aportar algo es demasiado pretencioso, tal vez algún día pueda aportarle algo al cine colombiano en concreto.

Schnitman: Espero todo, luego de la experiencia ridículamente feliz que fue hacer El incendio, no tengo dudas de que voy a intentar hacer todas las películas que pueda.

¿Qué relación que los une con el tema de sus películas?

Citarella: Esta película arrancó siendo un proyecto personal de Verónica (Llinás). Empezó a tomar forma y a cobrar vida en mi cabeza cuando entendí su relación con ese espacio que estábamos filmando. Me une profundamente a este filme cierta idea de ‘conquista del espacio’.

Llinás: Ella vive con perros y yo también. Ella prefiere la primavera al invierno, y yo también. Ella va a morirse, y yo también.

Quebrada: El tema en mi película son las posibles situaciones que viven los extranjeros acá, llevadas al extremo, son situaciones que viví o vi que sucedían en mi entorno.

Quintela: Odié tener que hacer una película artesanal, pero hubiera sido muy mala elección querer hacerla de otra manera, entonces se hizo así. Hay amor y odio.

Schnitman: Cuento una historia con elementos muy cercanos a los treintañeros, las crisis de pareja, la compra de la primera casa. Todo está retratado con un nivel de violencia que afortunadamente no tiene que ver con mi vida cotidiana.

¿Qué les gustaría que se diga de ustedes y de sus películas?

Llinás: Si alguien fuera capaz de entrever en nuestro filme la presencia de aquellos espíritus, eso estaría muy bien.

Quebrada: Que digan “ojalá este chabón haga su segunda película”. Que no digan “ojalá este chabón no vuelva a filmar más”.

Schnitman: Me interesa mucho ver cómo es recibido, lo que se diga sobre mí me resulta secundario.

Quintela: Me gustaría ver cosas nuevas en la película cuando lea una reseña, o me cruce con alguna opinión, redescubrirla a través de los detalles que otros ven. No me gustaría que utilizaran la película para hablar de política, se puede hablar de las dos cosas.

Inauguración x 2: Recoleta y Parque Centenario

El festival arranca hoy, a las 19 horas en el Village Recoleta. Será con la proyección de El cielo del Centauro, de Hugo Santiago, el director argentino radicado en Francia. Así mismo, a las 20 será la apertura del Baficito en el Anfiteatro del Parque Centenario. Se exhibirá el filme de animación The Tale of the Princess Kaguya, del japonés Isao Takahata.

Sólo una guía...

Son más de 400 filmes, así que imposible ver todo. Sí podemos dar una guía de lo que convendría no perderse, con foco principal en Panorama: Citizenfour, de Laura Poitras; Taxi, de Jafar Panahi; Le maraviglie, de Alice Rohrwacher; P’titt Quinquin, de Bruno Dumont; Hermosa juventud, de Jaime Rosales; La sapienza, de Eugène Green; Hill of Freedom, de Hong Sangsoo; Jia Zhang-ke, un hombre de Fenyang, de Walter Salles; Cavalo dinheiro, de Pedro Costa; La vida de alguien, de Ezequiel Acuña.

En Vanguardia y Género, dan Victoria, de Sebastian Schipper, y A Girl Walks Home Alone At Night, de Ana Lily Amirpour. En Música, Love and Mercy, de Bill Pohlad. Y en el Baficito, The Tale of the Princess Kaguya, de Isao Takahata.

Sedes y precios

Las sedes del Bafici son diversas, y no todas estarán enteramente abocadas al festival. Ellas son el Centro Cultural Recoleta, el complejo Village Recoleta (sus diez salas), el Village Caballito (salas 4 y 7), el Teatro Colón, las salas 1 y 2 del Centro Cultural Gral. San Martín, la Sala Lugones del Teatro San Martín, la Usina del Arte, el Anfiteatro del Parque Centenario, el Planetario, el Malba, la Fundación Proa, el ArteMultiplex Belgrano y la Alianza Francesa. Las entradas cuestan $30 ($25 estudiantes y jubilados). Información completa: http://festivales.buenosaires.gob.ar/2015/bafici/es.

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