22/04/15
"Avengers: Era de Ultrón": La hora de pasar la posta
Crítica: Buena.Un malvado malísimo, superhéroes luchando entre sí, alguna traición y la presentación de una nueva generación.
Stark/Iron Man/Downey Jr. El personaje y su última aparición.. FOTO: DISNEY
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En la nueva era de los blockbusters hollywoodenses, parece que la regla es más y más. Si los principales superhéroes de Marvel tenían sus películas individuales, hace tres años se los juntó en el cine. Eran seis (Iron Man, Capitán América, Thor -todos con sus propios filmes-, Hulk, Viuda Negra y Ojo de halcón) y lograron, juntos, convertir a Avengers en la tercera película más exitosa de la historia.
¿Cómo no repetir la reunión, y agregarle más superhéroes?
Avengers: Era de Ultrón es el apresurado paso hacia el primer pase de antorcha entre los superhéroes. Algún intérprete ya no quiere saber nada -Robert Downey Jr.- y hay que renovar el staff de luchadores del Bien contra el Mal.
Pero vayamos más lento que el ritmo que tiene la película, que no tiene preámbulo y va directamente a los bifes. El sexteto está lidiando contra los malos en clara desventaja numérica, pero eso nunca fue un problema que los efectos especiales y el guión no pudieran resolver. Esos primeros diez minutos de Era de Ultrón se parecen, sí, a los diez primeros minutos de El planeta de los simios: Confrontación. La animación computarizada lo copta todo y ya la película parece un dibujo animado.
Después algo cambia. El Dr. Banner, cuando no se pone verdecito, y Tony Stark habían soñado con crear a Ultrón, pero el personaje tendrá vida e intenciones propias bastantes ajenas a las de su mentor (Stark), a partir de la inteligencia artificial. Así que de nuevo los seis saldrán a buscarlo y pelearlo, porque está en juego -fanfarrias- el futuro de la Tierra. Y los malos estarán ayudados por dos gemelos, Pietro y Wanda Maximoff (Aaron-Taylor Johnson y Elizabeth Olsen), como Quicksilver y Scarlet Witch, así que la(s) batalla(s) será(n) ardua(s) y extensa(s).
Para los fans, aquí está todo como servido en bandeja. En detrimento de la original, Era de Ultrón no tiene la sorpresa de la primera. Sí, dos batallas descomunales, y muchas traiciones -superhérpes buenos peleando entre sí-, una historia romántica más desarrollada (Hulk y Viuda Negra) y vueltas de tuerca que no conviene adelantar. Todo en los 141 minutos, a todo color, con o sin anteojos tridimensionales -no hay una utilización mayúsculamente valedera del efecto-, con guiños y cameos, mínima escenita al comenzar los créditos finales, gags y una sensación de abundancia tal vez desmedida.
No siempre más es mejor, pero en Era de Ultrón nadie parece detenerse un segundo -a pensar, a no correr- porque la idea es, de nuevo, ofrecer todo y ya. Para pasar la posta hay tiempo -no mucho: en 2018 y 2019 llegan las próximas pelis de los Avengers- y, habrá pensado Joss Whedon, que de eso se encarguen los que sigan.
Avengers: Era de Ultrón
Buena
Acción. EE.UU., 2015. 141’, SAM 13. De Joss Whedon. Con Robert Downey Jr., Chris Evans. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo, Imax
22/04/15
"El cuarto azul": Hipnótica, sensual, atrapante
Crítica: Muy buena.Puede verse como un thriller judicial -algo sucedió y se realiza una investigación policial-, pero ésta sería la manera menos disfrutable.
Mathieu Amalric. Buen amante y esposo, que no es lo mismo...FOTO: IMPACTO CINE
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Sensualidad, intriga, complejidad, pecado, hipnotismo, concentración, contrastes: de todo ello hay en El cuarto azul, un thriller con sexo, crimen y sangre, obviamente, pero que escapa a la frialdad con que los compatriotas de Mathieu Amalric suelen contar este tipo de relatos.
Amalric se toma el trabajo, y luego lo traslada al espectador, de pensar un thriller, descontracturarlo, alterar el orden cronológico, dar pistas y obligar a pensar -o mejor a imaginar- qué es lo que en verdad sucedió en este cuarto azul en el que la lujuria, el deseo y la desesperación se aúnan entre la fatalidad y, si cabe, la satisfacción.
El cuarto azul puede verse como un thriller judicial -algo sucedió y se realiza una investigación policial-, pero ésta sería la manera menos disfrutable.
La primera vez que vemos a Julien (el propio Amalric) está pasándola excelente, de manera desenfrenada con una mujer. Luego descubriremos que son amantes. Y más tarde Juien será acosado por un juez, a partir de una autopsia.
Basada en la novela de Georges Simenon publicada en 1964, la película transcurre en el presente por lo que luce aggiornada, y, si bien es breve -dura escasos 76 minutos y uno quiere que siga, y siga-, ofrece suficientes pistas y contrapistas, marchas y contramarchas para mantenernos ocupados y, como decíamos, concentrados para no perder detalle.
El cuarto azul es la invitación a un viaje por la atribulada mente de Julien, como una odisea o pesadilla, donde la libertad de pensar, de creer y de ser se amalgaman en un personaje que sufre y vive ante nuestra bienvenida confusión. Gracias a Amalric por permitirnos ingresar a este laberinto en el que la música, la iluminación y las actuaciones, de él, de su pareja en la realidad y amante en la ficción, Stéphanie Cléau, y de Léa Drucker (su esposa en el filme) suman y propician toda una experiencia. El cine francés no suele permitirse estos arrebatos, y ni qué hablar del hollywoodense. Anímese y disfrute. A Julien parecía que no le había ido tan mal. ¿O sí?
El cuarto azul
Muy buena
Thriller. Francia, 2014. 76’, SAM 16. De Mathieu Amalric. Con M. Amalric, Stéphanie Cléau. Salas: Cinemark Palermo, Showcase Belgrano
22/04/15
Bajo el signo de Highsmith
Crítica: Buena.El suspenso está muy bien logrado a partir de la tensión entre los tres personajes principales. Nunca sabemos qué planea cada uno.
Matrimonio de bellezas. Viggo Mortensen y Kirsten Dunst. FOTO: ENERGIA ENTUSIASTA
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Patricia Highsmith y el lenguaje audiovisual se llevan bien: veinte películas y un número similar de realizaciones televisivas se basaron en novelas o relatos de su autoría.
¿Qué es lo que tanto atrae de su escritura a los cineastas? Arriesguemos tres hipótesis: 1) Sus historias no caen en el esquema policial clásico del whodunnit, donde hay un crimen y queremos saber quién lo cometió. Highsmith invierte la carga del suspenso: sabemos quién es el criminal y no queremos que lo descubran. En lugar de identificarnos con un detective que va acercándose a la verdad, nos identificamos con un delincuente que la va ocultando; 2) Los protagonistas son complejos, polifacéticos y cambiantes: generalmente, como Tom Ripley, atractivos psicópatas que nunca develan sus intenciones últimas; 3) Las acciones se desarrollan en geografías bellas y/o exóticas, siempre fotogénicas.
Ambientada en los años ‘60, De amor y dinero -originalmente Las dos caras de enero- cumple con los tres puntos anteriores, y le agrega un cuarto: un triángulo amoroso, formado por el matrimonio de un apuesto veterano (Viggo Mortensen) y una atractiva joven (Kirsten Dunst) más un guía turístico y estafador de poca monta (Oscar Isaac). Los tres quedan enredados en una convivencia forzosa, de viaje por los paradisíacos paisajes griegos.
En su opera prima, el iraní -radicado en Gran Bretaña- Hossein Amini (guionista de Drive y 47 Ronin, entre otras), maneja a la perfección la tirantez entre los tres personajes y el arte de no mostrarnos qué es lo que cada uno se trae entre manos. Durante su lograda primera mitad, la película se acerca al clima de El talentoso Sr. Ripley, esa gran adaptación de Highsmith a cargo de Anthony Minghella (no parece casual que Max Minghella, su hijo, sea el productor ejecutivo de De amor y dinero). Pero después de llegar al pico de tensión con trabajo y paciencia, la bajada es a los tumbos, con un desenlace decepcionante. Que, hay que decirlo, respeta el espíritu de la novela: por una vez, echémosle la culpa a la magistral Patricia Highsmith.
De amor y dinero
Suspenso. Reino Unido/Francia/EE.UU., 2014. SAM 13 R, 96’. De Hossein Amini. Con Viggo Mortensen, Kirsten Dunst, Oscar Isaac. Salas: Lorca, ArteMultiplex
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