29/04/15
"El acto en cuestión": Mago y vagabundo argentino
Crítica: Muy buena.Finalmente se estrena aquí el filme en el que el ilusionista es la excusa de Agresti para hablar del ser argentino.
Carlos Roffé. El ilusionista que hace desaparecer y triunfa en Europa. FOTO: ZETA FILMS
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por Horacio Bilbao
Mérito de Alejandro Agresti, de la hipocresía argentina, o de las leyes de oferta y demanda que siempre beatifican lo que nos falta, El acto en cuestión debe ser el clásico del cine argentino que menos gente vio. Película de culto desde que se proyectó en 1993 en Cannes, recorrió luego salas europeas y vino a la Lugones para una retrospectiva del director, que por fin pudo mostrarla aquí. Ahora, 22 años después, tiene su estreno comercial en versión remasterizada.
No es ésa la única paradoja de esta historia, la de un mago ilusionista de San Cristóbal. Porteña hasta la médula, la película tiene sello holandés. Se filmó con actores argentinos, pero íntegramente en Europa. El ilusionista es la excusa de Agresti, que en la piel de Carlos Roffé, el mago Quiroga, traza la silueta del homo argentino, un vagabundo intelectual que vive al día robando los libros que consume sin parar en su pensión. Hasta que aparece El libro. Magia y ocultismo. El acto en cuestión. Y nace el mago, cambia su vida haciendo uso de un truco que robó de un libro también robado.
El salto a la fama, la conversión del vagabundo en argentino triunfador. Ese azar que está en otras películas de Agresti. Esos trucos que aquí son recursos cinematográficos, experimentación con la historia del cine. ¿Qué es ser actual en el cine? Miren la escena inicial, o la de los campos alemanes, o las maquetas armadas por este contador de historias. Remiten a otros cines, pero tienen vida propia. ¿Qué es viejo? ¿El blanco y negro? ¿La voz en off? ¿El contrapicado?
Son juegos que Agresti se permite, como usar la palabra desaparecer, reorientando la tragedia argentina. El todopoderoso mago falla con un niño búlgaro, dos años desaparecido está el pibe, y le gritan de todo a Quiroga en tono cómico, metafórico, y también directo: “aparición con vida” le dicen. Agresti inventa. Hasta Hitler quiere a Quiroga como su ministro de propaganda. Es desopilante, interpeladora y nostálgica la historia de este personaje y sus miserias. Desafío para espectadores y críticos formateados.
Vemos a Roffé, a Lorenzo Quinteros y son actores de otra época, pero el cuentito no. Desaparecer, salvarse, dominar, tener minas, fama, son más que ilusiones ahora, acá, y en muchos otros lugares. Da para tomarlo con humor, pero de ninguna manera es joda. ¿O sí?
"El acto en cuestión"
Muy buena
Drama. Argentina/Holanda. 110’, SAM 13 R. De Alejandro Agresti. Con: Carlos Roffé, Lorenzo Quinteros. Salas: Village Recoleta, BAMA
29/04/15
"3 corazones": Justo me tenía que pasar a mí
Crítica: Muy buena.Drama romántico, thriller psicológico, misterio: el filme tiene de todo, y en muy buenas dosis.
Dos de tres: Charlotte Gainsbourg y Benoit Poelvoorde. FOTO: CDI
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por Pablo O. Scholz
Hay quienes saben explicar que las casualidades son en verdad causalidades. Quién más, quien menos no se topó con una persona, entabló una conversación casual y pensó que de ahí podría surgir una relación fuerte, intensa.
No a muchos debe haberle sucedido lo que a Marc (Benoit Poelvoorde) en 3 corazones. Que el mundo es un pañuelo también lo dice todo mucha gente.
Pero tal vez convenga entrar a la sala a ver 3 corazones sin saber nada de nada.
Una recomendación es parar de leer aquí.
Si sigue leyendo esto, es porque entonces quiere tener más pistas. Marc perdió el tren (metáforas al margen) y debe encontrar un hotel donde dormir en un pueblito francés. Así se cruza con Sylvie (Charlotte Gainsbourg), se enamoran perdidamente y quedan en encontrarse en París.
Claro, ella va, pero él llegará tarde. No intercambiaron teléfonos, direcciones, Facebook, nada. Gente grande.
Marc conocerá días más tarde a otra mujer (Sophie, interpretada por Chiara Mastroianni), que llora desesperada por un asunto contable. El se apiada de ella y, con el corazón a flor de piel, también se enamora. Con Sophie se ve que cambian teléfono porque Marc va a conocer a la madre (Catherine Deneuve: el director Benoit Jacquot no escatimó en el presupuesto) y todo pinta rumbo al altar. La hermana de Sophie está en EE.UU., y tal vez llegue para algún que otro festejo familiar.
Y el reencuentro de Marc con el que pensó aquella noche era el amor de su vida no podía ser peor: es la hermana de su pareja.
Lo mejor de la nueva realización del director de Adiós a la reina es que el suyo es un filme sobre el amor correspondido (o no), en el que los personajes se debaten sobre el “deber hacer”, y donde no saben si luchar contra o por sus sentimientos.
Jacquot va como tirando pistas. El filme puede virar hacia el thriller psicológico -presten atención a la utilización de la música-, el drama pasional, pero nunca será un melodrama de novela. Y ese sentimiento se continúa hasta las imágenes finales.
El hándicap de contar con Deneuve es que es capaz, con media mirada, de develar un misterio. Un desafío de casting hubiera sido enrocar los roles de las actrices, y probar a Gainsbourg como la pobrecita que llora y es insegura. Pero así como está, está muy bien.
"3 corazones"
Muy buena
Drama romántico. Francia, 2014. 106’, SAM 13. De Benoit Jacquot. Con Benoit Poelvoorde, Charlotte Gainsbourg. Salas: Cinemark Palermo, Village Recoleta, Showcase Norcenter
29/04/15
“León, reflejos de una pasión”: Retrato del señor básquetbol
Crítica: Buena.León Najnudel se merecía una película: es un documental clásico, rico en testimonios e imágenes de archivo.
León Najnudel. Tal vez, quien más hizo por el básquetbol local.
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por Gaspar Zimerman
León Najnudel fue, quizá, el hombre que más hizo por el básquetbol argentino. Su gran legado es la Liga Nacional, que fomentó la competitividad en serio y llevó a que jugadores argentinos, y el propio Seleccionado nacional, se destacaran en el mundo. Najnudel se merecía una película. Y José Glusman la filmó: es un documental clásico, rico en testimonios -de amigos, colegas, parientes, basquetbolistas, periodistas- y en imágenes de archivo.
A través de las diferentes voces -hablan desde Víctor Hugo Morales y Adrián Paenza a Emanuel Ginóbili y Andrés Nocioni, pasando por Julio Lamas o Luis Bonini-, se va viendo la vida basquetbolística de Najnudel en orden cronológico: los juegos en las veredas de Villa Crespo, con una reja como aro improvisado; sus comienzos en el club Villa Crespo y en Atlanta; su etapa en Ferro, en el Zaragoza, en Sport Club Cañada de Gómez, en el Seleccionado; su incansable lucha contra los molinos de viento para concretar su idea de un gran torneo federal, la Liga Nacional.
Mientras, se va corporeizando el perfil de un hombre vital, arquetipo del porteño bohemio que ama las eternas rondas nocturnas de whisky, cigarrillos y café con amigos en el bar de la esquina. Es una película hecha con el corazón, que logra transmitir el cariño que despertaba Najnudel (que murió de leucemia en 1998, a los 56 años) y su estatura humana y profesional. De todos modos, quizá no sea del todo interesante para el público que no está familiarizado con el básquetbol. Hay muchos sobreentendidos -recién al final, por ejemplo, nos enteramos de quién es cada uno de los que habla- y algunos tecnicismos que podrían haberse compensado con más datos sobre la vida de León fuera de las canchas.
"León, reflejos de una pasión"
Buena
Documental. Argentina, 2015. ATP R, 69’. De José Glusman. Sala: Gaumont
29/04/15
“Una noche para sobrevivir”: Gloria y honor, sangre sin par
Crítica: Buena.Pese a que la historia es bien básica, hay tensión permanente, y el duelo de Liam Neeson con Ed Harris.
Liam Neeson. Se enfrenta a un Ed Harris desencajado. FOTO: WARNER BROS.
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por Pablo O. Scholz
Disfrazarse de Papá Noel suele ser motivo de orgullo. No para Jimmy Conlon, el personaje de Liam Neeson en Una noche para sobrevivir. Y no es que la trama tenga que relación con la Nochebuena. No.
Jimmy Conlon es un pobre tipo, arruinado económicamente, que ruega un préstamo para calentar su hogar, pero el hijo de Shawn Maguire, un mafioso para el que supo hacer trabajos sucios, poco menos que lo humilla si quiere el dinero. Alcoholizado, la reunión de Santa Claus y los niños de la familia no termina bien.
Pero las cosas irán peor en esta tercera colaboración del muy solicitado Neeson como actor de acción con el catalán Jaume Collet-Serra, tras Desconocido y Non Stop (Sin escalas). Es que mata al hijo de Maguire cuano éste iba a asesinar al suyo. Hombre de códigos, Jimmy llama a Maguire y se lo cuenta. El, Maguire y el espectador ya saben lo que se viene, sin que deban recordar el título de la película en castellano.
Sí, es otra oportunidad para que un personaje de Neeson salve el pellejo de un pariente cercano (como en las Búsqueda implacable), pero aquí hay menos temblequeo de cámara, al menos se sabe quién persigue a quién, y quién golpea y es golpeado. Sin ser Una noche para sobrevivir un compendio del manual del buen clásico, el director de La huérfana intenta mantener la tensión todas las horas del título. A veces lo logra, otras la exageración en que ha caído el género de acción lo vence, y se desboca.
A favor de Una noche para sobrevivir está el elenco. De Neeson no hay mucho que agregar, si usted lo ha visto salvando a propios y extraños, sepa que aquí está un poco malhablado, pero sigue siendo un tipo de honor.
Honor y gratitud al gran Ed Harris, el mafioso que ante la muerte de su hijo no entiende de reglas ni códigos y se enceguece en perseguir a los Conlon, él y todo su clan. Harris es de los pocos actores que saben entrar y salir de Hollywood y mantenerse con entereza. No es poco.
"Una noche para sobrevivir"
Buena
Thriller. EE.UU., 2015. 114’, SAM 16. De Jaume Collet-Serra. Con: Liam Neeson, Ed Harris, Joel Kinnaman, Vincent D'Onofrio. Salas: Hoyts Abasto, Cinemark Palermo
29/04/15
"Showroom": ¿Para ser, hay que poseer?
Crítica: Buena.Buenas actuaciones para contar con sencillez una historia mínima sobre un tema clásico: la alienación.
Diego Peretti. Un tipo vencido, desahuciado: muy buen trabajo. FOTO: MAGOYA FILMS
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por Gaspar Zimerman
Es curioso que se promocione a Showroom como una comedia, porque es mucho más angustiante que graciosa. Seguramente se deba a que el protagonista es Diego Peretti, que probó ser un efectivo comediante en varias películas y programas de televisión, pero acá -en un muy buen trabajo- compone a un tipo vencido, desahuciado económicamente, que tiene horror al descenso social y hace lo que puede para seguir perteneciendo a la clase media porteña, aunque eso signifique irse a vivir a una casucha prestada en el Tigre y viajar todos los días a Capital para trabajar doce horas mostrando el prototipo de un departamento a construirse.
Fernando Molnar, que hasta ahora había dirigido documentales como Rerum Novarum o Mundo Alas, se alió a Lucía Puenzo (Wakolda) y el marido de ella, el escritor y guionista Sergio Bizzio, para escribir el guión de su primer largometraje de ficción. Y consiguió un debut prometedor con una historia mínima y un tema clásico: la alienación del hombre moderno. El planteo que subyace a Showroom es que, en un mundo en el que para ser hay que poseer, la necesidad de trabajar va más allá de la urgencia de conseguir el sustento y cubrir las necesidades básicas; es, tanto para el protagonista como para mucha gente, la manera de mantenerse dentro de los estratos sociales que se suponen aceptables y no caer en la tan temida marginalidad.
Como contracara de esta asfixiante realidad, localizada en la agobiante ciudad, aparece una salida romántica: la naturaleza. La película intenta matizar su oscuridad contraponiendo el verde a los edificios (literalmente: la cámara viaja sin escalas, una y otra vez, del exuberante Delta al gris porteño). Lejos del cemento, parece decirnos Molnar, es posible volver a una dimensión humana de los días, a la vida en comunidad, a disfrutar momentos que la enajenación cotidiana impide percibir. Una idea que inquietó a la humanidad a través de la historia, desde los románticos hasta los hippies, y que a esta altura del partido parece un poco ingenua y perimida. O tal vez no: el debate, al parecer, sigue abierto.
"Showroom"
Buena
Drama. Argentina, 2014. ATP, 78’. De Fernando Molnar. Con Diego Peretti, Andrea Garrote. Salas: Hoyts Abasto, Village Recoleta